Capitulo 67

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- ¿Entonces si me da permiso de traer mañana a mi familia a cenar? - pregunto México emocionada asomándose por entre los asientos como niña pequeña, viendo a URSS quien manejaba la camioneta donde llevaba a la mayoría de sus hijos.

Rusia habia perdido una apuesta con Ucrania y ahora ella manejaba el auto de Mexico a regañadientes del eslavo mayor que iba en el asiento de copiloto de la camioneta de su padre.

- Hoy nos hiciste un gran favor, puedes traer a quien quieras, México - accedió URSS tranquilamente mientras continuaba manejando.

La latina soltó un chillido de emoción mientras aplaudia y regresaba a su lugar, haciendo sonreir a Rusia y a URSS que siguieron con la vista al frente mientras México comenzaba a enviar mensajes por su teléfono. No tardaron mucho en llegar a la enorme casa donde todas las cortinas estaban cerradas, todos bajaron de los autos entre charlas en voz baja y cargando a los tres pequeños de la casa que ya estaban dormidos.

México se adelantó unos pasos a los demás, con Rusia de la mano y lo hizo abrir la puerta el mismo, extrañado, el albino miro a su novia un segundo antes de introducir su llave en la puerta y girar el pomo para abrir.

- ¡SORPRESA! - Rusia dio un pequeño salto hacia atrás cuando escucho el grito de todos los hermanos y amigos de México gritar desde dentro de su casa - ¡Feliz cumpleaños ruso!

URSS sonrió cuando vio como Rusia miraba a su novia y adentro de la casa intermitentemente antes de soltar una sonrisa torcida y abrazar a México en agradecimiento. Los sovieticos, sorprendidos igual que Rusia, se apresuraron en entrar a la casa cuando vieron que Rusia entraba, topandose con el enorme cuerpo de su hermano mayor, pasmado a unos pasos de la entrada, siguiendo su ejemplo cuando notaron lo que el veía con tanto asombro.

Todas las paredes tenían adornos, luces y adornos propios de la temporada, desde la cocina emitía el olor propio de los platillos rusos que su madre les preparaba en vida, mezclados deliciosamente con el aroma característico del chocolate caliente, pero lo que hizo que los 12 hijos de URSS aún despiertos, sintieran sus ojos llenarse de lágrimas por segunda vez en el día, fue el enorme árbol de Navidad, adornado, reluciente, lleno de luz, color y alegría, colocado en una esquina del recibidor, como si fuese la atracción principal.

- Por segunda vez, tengo que darte las gracias - le susurro URSS al oído a México palmeando su hombro como agradecimiento, la latina solo sonrió, satisfecha - es como lo hacia Imperio...

- No lo planee sola, también Canadá me ayudó mucho - sonrió México señalando a la castaña que daba pequeños pasitos para acercarse a Ucrania que ya derramaba unas cuantas lágrimas rebeldes. URSS miro a la chica que tomo la mano de su hija y con una sonrisa preciosa, la hizo abrazarla soltando todo su llanto en su pecho, si, a esa chica también debía darle las gracias.

- ¡México! ¡Mi mamá arreglaba así la casa! ¡Es hermoso! - exclamó Moldavia emocionado limpiando sus lágrimas antes de correr con sus hermanos a ver de cerca el árbol de Navidad.

- Bueno, bueno, primero que nada, esto es un cumpleaños ¿No? - dijo Venezuela en voz alta antes de acercarse a Rusia y abrazarlo para felicitarlo a pesar de su asombro.

Los demás latinos y amigos asintieron junto a los hermanos de Rusia, Uruguay puso play a la música y el lugar pronto se vio lleno de ruido, México miro a URSS apenada mientras esté tomaba a sus tres hijos dormidos en brazos.

- Usted dijo que podía traer a quien quisiera - dijo la latina apenada y URSS asintió.

- Y así es, está es tu casa - soltó URSS mientras acomodaba en su hombro a Turkmenistán - Moldavia, Azerbaiyán, Lituania, Letonia, Uzbekistán, Kiriguistan, Tayikistán, a dormir.

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora