Capítulo # 52: Iremos allá

70 6 5
                                    

Me siento como un miserable humano tendido en la calle, pero no, hago caminos con mis manos tocando telas y colchón. Mis brazos extendidos, hacen que sienta que estoy en un universo paralelo y es que si me muevo un solo milímetro un dolor fuerte de cabeza aparece. Siento mi cuerpo tumbado, como si me haya caído una torre encima y no se ha movido o haya trabajado demasiadas horas en la empresa. Presiento que ayer me fui de tragos hasta perder la razón. Por lo menos no huelo a vomito.

- Por fin has abierto los ojos - oigo - Buenas tardes, mi niña.

- Eu, tengo un dolor de cabeza terrible - mi posición ahora es la de un feto abrazando la almohada. Me siento mareada.

- Supongo que bebiste como nunca ayer en esa fiesta - su tono de voz es animoso -Te traeré un vaso con agua y una aspirina - abre las cortinas y abro mis ojos de a poco, pero solo eso hace que mis vistas se irriten y lagrimeen - Nana, ¡¿por qué?! - protesto sentándome en la cama. Masajeo mis ojos con cuidado.

- Porque sí - responde. Trae consigo un delantal. Creo que está ayudando a las chicas con el almuerzo o lavando los platos - ¿Te pusiste extensiones? - fruncí el ceño y toco mi melena hecha un relajo.

- Eran extensiones - digo y bostezo - Nana, ¿tú me viste llegar?

- No. Me quede dormir para tu mala suerte. Imagino que a Gian le tocó duro ayer con tu estado - comenta. Creí haberme olvidado de él hasta que me lo nombra.

- No recuerdo nada - arrasco mi frente sin ninguna culpa.

- La pastilla y una buena ducha te hará volver del todo - me sonríe con dulzura.

- Eso espero - se marcha.

Me quedo un momento congelada en la cama pensando en nada, es decir, no tengo en que pensar ando en la luna, pero llego a desaparecer mis extensiones de mi pelo con pereza. Abro la ducha y en mi cabeza cae el agua caliente que resbala por lo demás a gran velocidad. Me place quedarme aquí lo que me dure la vida, pero sigo con la limpieza de mi boca que está que espanta. Nana tenía razón, me siento como nueva al salir del baño y el dolor bajo un poco. Me siento para verme en el espejo y me asusto de mi misma. Tengo el rímel regado por los exteriores de mis ojos. Parezco una drogada.

¿Por qué no me dijo nada mi nana?

Utilizo mis toallas húmedas y me limpio a carrera. El reflejo del espejo me da señal que el vaso con agua y la aspirina están en unas de las mesitas de noche procediendo a tomarla. Tengo mucha sed que quiero otro vaso. Al rato veo mi celular y dudo si llamar a Emma, creo que no conseguiré nada llamándola para que me cuente lo que sucedió. Me senté en los muebles cerca de la ventana admirando el paisaje verde del jardín, es en ese instante que mi celular timbra y salto a contestar descalza.

Llamada entrante

- ¿Ya vienes en camino? - pregunta rápido - El master Smith te está esperando. Mas bien tu grupo te está esperando - es una compañera de la universidad.

¿Qué día es hoy? - me pregunto a mí misma. Veo en el teléfono.

Sábado, hora: 14:30pm

- Pero hoy no tenemos clase con ese docente.

- ¡Rubí, te olvidaste que hoy es el último plazo para presentar nuestro proyecto pendiente! - abrí los ojos como plato. Recuerdos regresan a mi mente - ¿Acaso lo olvidaste, Rubí? - reclama muy enojada y no es para menos.

- Es una broma - reí nerviosa - Claro que estoy en camino. Solo que el tráfico está terrible.

- Ya te iba a matar. Te esperamos, ven pronto.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora