Capítulo # 56: ¿Qué se esconde?

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Rubí.

- Hola, busco a Miguel. ¿Sabes dónde puede estar? – distraigo de sus ocupaciones a un chico de cabello afro.

- ¿No está en su oficina?

- No. Su oficina está vacía – de pronto alguien toca mi cintura amablemente llamando mi atención.

- Disculpa por oír la conversación, pero tu hermano lo vi pasar por la oficina de Ismael. Tal vez pueda seguir ahí – dice uno de los chicos con los que mi hermano se ha llevado bien en la empresa.

- ¡Oh, gracias! – sonrío.

- De nada.

La oficina de él se ubica un poco cerca de la de su padre, así que ruego no pasar palabras con ellos y me voy dando cuenta que este departamento es demasiado extenso y acogedor. Además, hay mucho silencio y todos se dedican a los suyo sin quitar sus pestañas del ordenador, algunos escritorios están unidos y solo los separa un vidrio. Otros si están en sus propios espacios en el mismo territorio y están otros que gozan de su oficina como los accionistas.

Apoyo mis manos a la pared cuando veo que la puerta está semi abierta e introduzco mi cabeza despacio para descifrar lo que sucede adentro. Nadie está por los pasillos y siento que mis tacones y mis pulseras son los que se oyen. Al abrir más la puerta, lo que observo me concierne y me asusta. Demasiado pegado a la pantalla y sentado como para pararse de nuevo rápido.

- Miguel, ¿qué estás haciendo? – casi le da un infarto que salta de la silla.

- ¡Rubí, por Dios! ¡Casi muero de un susto! – grita muy enojado y se levanta sin erguirse todo como si algo lo oprimiera - ¡Silencio! ¡Silencio! – no es normal verlo así de nervioso.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas así?

- Estoy bien, hermana. Nada me sucede – arregla su fleco para atrás varias veces y también su corbata azul.

- Miguel, ¿qué hacías en la laptop de Ismael? – pregunto determinante.

- Nada. Estábamos revisando los libros contables.

- ¿Estábamos? – alzo mis cejas.

- Sí. Es que Ismael salió atender una llamada importante – limpia su frente.

- ¿Y por eso actúas así? Como si estuvieras haciendo algo malo. ¿Sabes, Miguel? No te creo nada – camino para revisar que es que tanto hacía en esa laptop.

- No, no. Rubí – me detiene cogiéndome los hombros – Por favor, no te metas. Son cosas del departamento de contabilidad. No lo vas entender.

- No me tomes por ignorante y lo que puedo percibir es que ustedes dos andan en cosas raras – observo furiosa sus ojos azules.

- ¿Los dos? -

- Sí. Ismael y tú.

- No lo dudo de él – se le escapa.

- ¿Qué?

- Olvídalo. Me voy – avisa de prisa y se va.

Bueno, creo que es mi oportunidad de hacerlo. Al momento que tomo asiento la pantalla se suspende. No puede ser. Toco la almohadilla táctil de la laptop y aparece un paisaje con el inicia sesión. Doy enter para que luego me salga. "introducir contraseña". No puedo tener peor suerte. Presiento que mi hermano sabe la contraseña, intento con algunas según mi creatividad, fechas importantes, nombres, palabras claves, pero ninguna consigue desbloquearla.

- ¿Qué es lo que se esconde aquí? – digo para mí y siento que los minutos se acortan.

- ¿Qué haces? – se cierra fuerte la puerta. Subo la cabeza atemorizada con el corazón casi sin latir. Su mirada fría y su cuerpo rígido me hacen saber que está muy molesto.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora