Capítulo #67: Secretos

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Rubí

- Gracias Eu - escucho decir a Emma en la mesa.

- Nana – llamo despacio estando en el mesón. No quiero aturdirla debido a todas las cosas que tiene que hacer para tener la casa lista y vaya que le están sacando mucho brillo.

- Dime Rubí – dice desde el otro lado del mesón.

- Nana, ¿algo sucede con los abuelos?

- No te entiendo. Explícate mejor – sigue su mirada fija en las cortadas que está dando a unas papas.

- Es que cuando estábamos en la sala noté que mamá y tú no estaban felices por la llegada de ellos. Por eso pregunto, ¿sucede algo con los abuelos?

- Quien dice que no lo estamos. Claro que sí lo estamos – sus mejillas se esparcen con un tono rosado y por más que trate de creerle, no puedo.

- No es lo que veo.

- Imaginaciones tuyas Rubí – responde lavando sus manos y luego las seca. Indica a una empleada que se encargue del resto de la preparación y se saca el delantal - Ahora estoy ocupada. Tengo que guiar a las demás chicas con la limpieza – dice poniendo fin al tema.

- ¿Y? – pregunta mi amiga al regresar a la mesa.

- No conseguí nada. Todos aquí son como un candado – digo cabizbaja con una mano en mi mejilla - Me hacen sentir como si no fuera parte de esta familia.

- No te preocupes ¿por qué no lo piensas así? Puede ser que tu mamá no se lleve con tus abuelos y no quiere que ustedes vean esos malos momentos.

- ¿Tú crees? – dudo y ella asiente segura por lo que me relajo.

- ¿No pediste nada? – ella muerde su sándwich con tantas ganas que hasta la lechuga casi se le cae y rio.

- Estoy llena – los problemas no me permiten sentir algo de hambre. Suspiro y contemplo que Emma tiene la vista hacia otra dirección y la sigo. Justo en la puerta está mi hermano quien no duda en venir a platicar.

- Hola.

- Hola - respondimos juntas y abro un poco mis ojos cuando veo que saca una silla para sentarse. ¿De pronto, le dio ganas de ser sociable con nosotras o qué?

- Leí tu mensaje. El señor Paul es un miserable – dice irritado.

- No se saldrá con la suya. Ganaremos esto.

- Habrá que estar muy atentos porque podrían hacerle daño a nuestro padre o a la familia.

- Se sabe que ellos fueron quienes tuvieron algo que ver con los otros atentados. ¿Qué otra persona puede conocer tan bien nuestra casa como ellos? – volteo los ojos diciendo lo obvio y recordando esos momentos de horror que vivimos con el asesino de Julián y el atentado de mi papá en su auto.

- Tan bien engañados nos tenían – susurra defraudado. De pronto mira hacia su otro lado - ¿Te vas a quedar a dormir aquí? – Emma se limpia con una servilleta la boca antes de hablar.

- Ahhh, no lo sé – está incómoda y me mira.

- Si tú quieres puedes quedarte.

- Encantada – sonríe.

- Estupendo – dice él embebido por la fragancia de mi amiga que es la que resalta entre los tres. No lo sé, pero creo que debería irme debido a la intensidad del ambiente.

- Iré al baño. Mejor dicho, a tu baño – se tropieza un poco haciendo que se ruborice más. Asiento sonriente viéndola irse. Que maldito mi hermano.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora