Capítulo # 73: Disculpas

33 2 2
                                    

Gianluca

- Ojos de otoño, hemos llegado - digo despacio. Extrañaba tanto decírselo - Rubí...- pronuncio al detectar que está reaccionando luego de haber descansado por casi una hora y media. Prefiero llamarla por su nombre cuando esté consciente, no quiero que se vaya a molestar y terminemos discutiendo - Rubí, ya llegamos...- la muevo despacio y ella se levanta molesta. Inocentemente, deja mi terno a un lado dado que se lo coloqué por el frío y sale del coche como si estuviera borracha.

- Gian - escucho al salir y se sujeta del capo del auto - Gian, Gian...no estamos en mi casa - cierro mi puerta y camino por la tierra.

- Lo sé - guardo mis manos en los bolsillos, mientras ella aclara su visión y su mente.

- ¡Te has vuelto loco! ¡¿Qué hacemos aquí?!

Sí, esa es la reacción que estaba esperando. He despertado al monstruo.

- Cálmate. Te has despertado de golpe, te puede pasar algo - digo desde el otro lado y cierra los ojos para respirar profundo.

- Mira, haré como que esto no ha pasado y vayamos a casa - abre la puerta controlándose.

- No.

- ¡¿Pero tú estás demente o qué!? - tira la puerta y sus ojos mieles están muy abiertos. Vale, que ese auto sí que resiste - Estamos en la carretera, en un bosque...

- Y nuestra cabaña que nos está esperando - añado y se queda en shock.

- Estás mal de la cabeza - susurra. Inmediatamente, entra al coche y saca su celular - Son las diez y algo. ¿Sabes lo peligroso que es o lo que podemos encontrar a esta hora? Me estás exponiendo.

- Te entiendo y comprendo tu miedo, pero no hay ningún peligro si estás conmigo.

- Déjate de tus frasecitas - sigue poniendo mala cara a todo - Mira, yo no iré contigo a ningún lado. Me quedo adentro - y así fue.

- No podemos quedarnos aquí. Nos moriremos de frío - apoyo mis brazos en la ventana.

- Y crees que, cruzando el bosque, ¿no?

- Rubí, vamos. No nos podemos quedar aquí y lo sabes bien.

- Lo único que sé, es que aún no me has dicho con qué intenciones me has traído aquí.

- Con la intención de poder hablar contigo a solas. Sin que nadie nos moleste o se meta.

- Eres un idiota - murmura andando en su cartera.

- Conversamos y esto se acaba. No te molestaré más.

- ¿Cómo estaré segura de eso?

- Soy un hombre de palabra - me inspecciona por unos segundos y dejo que se tome su tiempo para pensarlo. Moja sus labios secos de manera tranquila analizando la situación y no sé si la he podido convencer.

- De acuerdo - asiente de todas formas dudosa, pero sale del coche con su celular en la mano prendiendo la linterna. Al unirse conmigo le coloco mi terno de nuevo y lo acepta.

- No te quites los zapatos - digo cuando nos adentramos a la jungla que ella me hizo conocer hace tiempo. Volvimos a familiarizarnos con las rocas y la vegetación fresca cada vez más expandida.

- ¡Tú mismo sabes que es pelig...! - guarda silencio al notar el gran cambio. Sonrío al ver su cara de sorpresa - ¿Qué ha pasado aquí? - susurra captando todo lo que la rodea. Ahora no sentirá que está caminando en la neblina.

- Te dije que confiaras en mí - apaga su linterna.

- ¿Ahora se te da de electricista? - pregunta y termino riendo. Bueno, ambos reímos juntos.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora