Gianluca
- Ojos de otoño, hemos llegado - digo despacio. Extrañaba tanto decírselo - Rubí...- pronuncio al detectar que está reaccionando luego de haber descansado por casi una hora y media. Prefiero llamarla por su nombre cuando esté consciente, no quiero que se vaya a molestar y terminemos discutiendo - Rubí, ya llegamos...- la muevo despacio y ella se levanta molesta. Inocentemente, deja mi terno a un lado dado que se lo coloqué por el frío y sale del coche como si estuviera borracha.
- Gian - escucho al salir y se sujeta del capo del auto - Gian, Gian...no estamos en mi casa - cierro mi puerta y camino por la tierra.
- Lo sé - guardo mis manos en los bolsillos, mientras ella aclara su visión y su mente.
- ¡Te has vuelto loco! ¡¿Qué hacemos aquí?!
Sí, esa es la reacción que estaba esperando. He despertado al monstruo.
- Cálmate. Te has despertado de golpe, te puede pasar algo - digo desde el otro lado y cierra los ojos para respirar profundo.
- Mira, haré como que esto no ha pasado y vayamos a casa - abre la puerta controlándose.
- No.
- ¡¿Pero tú estás demente o qué!? - tira la puerta y sus ojos mieles están muy abiertos. Vale, que ese auto sí que resiste - Estamos en la carretera, en un bosque...
- Y nuestra cabaña que nos está esperando - añado y se queda en shock.
- Estás mal de la cabeza - susurra. Inmediatamente, entra al coche y saca su celular - Son las diez y algo. ¿Sabes lo peligroso que es o lo que podemos encontrar a esta hora? Me estás exponiendo.
- Te entiendo y comprendo tu miedo, pero no hay ningún peligro si estás conmigo.
- Déjate de tus frasecitas - sigue poniendo mala cara a todo - Mira, yo no iré contigo a ningún lado. Me quedo adentro - y así fue.
- No podemos quedarnos aquí. Nos moriremos de frío - apoyo mis brazos en la ventana.
- Y crees que, cruzando el bosque, ¿no?
- Rubí, vamos. No nos podemos quedar aquí y lo sabes bien.
- Lo único que sé, es que aún no me has dicho con qué intenciones me has traído aquí.
- Con la intención de poder hablar contigo a solas. Sin que nadie nos moleste o se meta.
- Eres un idiota - murmura andando en su cartera.
- Conversamos y esto se acaba. No te molestaré más.
- ¿Cómo estaré segura de eso?
- Soy un hombre de palabra - me inspecciona por unos segundos y dejo que se tome su tiempo para pensarlo. Moja sus labios secos de manera tranquila analizando la situación y no sé si la he podido convencer.
- De acuerdo - asiente de todas formas dudosa, pero sale del coche con su celular en la mano prendiendo la linterna. Al unirse conmigo le coloco mi terno de nuevo y lo acepta.
- No te quites los zapatos - digo cuando nos adentramos a la jungla que ella me hizo conocer hace tiempo. Volvimos a familiarizarnos con las rocas y la vegetación fresca cada vez más expandida.
- ¡Tú mismo sabes que es pelig...! - guarda silencio al notar el gran cambio. Sonrío al ver su cara de sorpresa - ¿Qué ha pasado aquí? - susurra captando todo lo que la rodea. Ahora no sentirá que está caminando en la neblina.
- Te dije que confiaras en mí - apaga su linterna.
- ¿Ahora se te da de electricista? - pregunta y termino riendo. Bueno, ambos reímos juntos.
ESTÁS LEYENDO
Solo quiero tu verdad
Roman d'amourAl principio no me agradó mucho aquella noticia que hizo que mis planes se arruinaran en tan solo un día. Aquel hombre que me escogió para que sea su escolta era muy misterioso, no se parecía en nada con las otras personas con las que había trabajad...