Capítulo #75: Atardecer

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Gianluca

La necesidad de ojos de otoño por saber qué hay en mi maleta de lona la llevó a querer arrebatármela cuando la saqué del auto, pero no logró con éxito su hazaña. Todo indica que quiere que esta intriga acabe pronto, por lo que no se queda estancada en el camino cuando la tomo de la mano hacia los baños del garaje de un famoso mall de la ciudad.

- Gian, ¿Qué pretendes hacer? - frunce el ceño cuando acabamos en los letreros y signos de baño de mujeres y hombres.

- Haces muchas preguntas.

- ¿Cómo no las voy a hacer si estamos aquí? - dice irritada. Por lo general, no mucha gente utiliza estos baños, así que parece que están abandonados.

- Para poder empezar necesito ir al baño.

- ¿Quieres ir al baño? - cuestiona dudosa - Es la primera vez en todo este tiempo que te escucho decir que quieres ir al baño. Pensaba que tu sistema urinario también estaba entrenado o algo así - sonríe y la miro mal.

- Entra - halo su brazo.

- ¡¿Qué?! - se le congela la sonrisita y se resiste - No voy a entrar. ¡Ni lo pienses! - exclama - ¡Tú eres él que quiere ir al baño, no yo! ¡Y que por cierto este no es el baño de mujeres!

- ¿Cómo estaré seguro de que estarás bien afuera sola? - tal vez lo estoy tomando como una excusa.

- Hay gente llegando con sus carros. No creo que pase algo malo.

- Esa no es una buena respuesta.

- ¡No voy a entrar ni estando loca! - se suelta molesta y se cruza de brazos.

- Gritas, ¿ok?

- Ok.

- Pero gritas así de fuerte como me gritas a mí.

- ¡Mira, mejor entra, antes de que te dé con esa maleta que cargas! - advierte y reconozco que tiene bien la garganta.

- Olvidaba que también te gusta tirar las cosas.

- ¡Vete ya! - rio y se pone roja del coraje. Lo mejor será traspasar esa puerta.

Termino rápido guardando y sacando la ropa. Cambio mis zapatos por unos tenis grises como el color de mis jeans. Y, por último, cubro mi pecho con una camisa de mangas cortas celeste con un gran logotipo en el centro. Necesito un reloj cerca, así que me pongo un reloj de mano en una de mis muñecas. Agradezco que este baño este muy limpio.

- ¿Por qué te demo...? - poco a poco su voz baja - ¿Te cambiaste? - susurra registrándome en su memoria.

- Sí, como lo ves - tiene una mirada algo acosadora.

- Te ves muy normal...- esta vez sí estoy super ligero, sin embargo, mi arma es lo único que pesa.

- Por tu expresión creo que te gusta - sonrío - ¿Te arrepientes de no haber entrado? Te estaba dando chance...- golpea uno de mis brazos.

- Dices idioteces - voltea los ojos - ¿Por qué lo has hecho? - interroga.

- Quiero tener una salida contigo. Una en la que podamos ser verdaderamente Rubí y Gianluca como amigos o quizás algo más... - digo entre dientes, debido al miedo a que se altere y me mande al diablo, pero tan bueno está el universo y los ángeles que le hablaron muy bien de mí, que ella lo toma con calma y algo penosa.

- De acuerdo - asiente disimulando su tierna sonrisa - Te falta algo para terminar de verte más casual - hace pequeñitos sus ojos y frunzo el ceño. Se impulsa hacia mi cuerpo y por intuición flexiono mis rodillas para que llegue. Despeina mi cabello con toscos movimientos. Lo ha revoloteado todo y parece que lo ha disfrutado.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora