Capítulo #72: El cierre

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Gianluca

Ninguna presencia femenina joven veo por aquí en la sala, sin embargo, hay una mujer de aspecto maduro cambiando el agua de unos floreros.

- ¿La señorita Rubí todavía no ha bajado?

- ¿Tú la ves por aquí? - menuda forma de contestarme desde que supo de mi romance con ojos de otoño. No vale la pena hacer otro intercambio de palabras y doy la vuelta.

Fue tan directo y exacto el encuentro que casi se me sale el corazón del pecho. Mis noches de soledad se disipan con la luz que proyecta su cautivadora apariencia cerca de mi pecho, obsesionándome con sus tonos rebeldes que conectan con mis emociones a la perfección, tengo la maldita necesidad de querer tocarla, de tocar su suave piel y adormecerme con su perfume que me recuerda al ayer. Ese donde éramos uno.

- Lo lamento. No quería que te llevaras un susto - traga saliva y a penas abre toda su boca - Iba a hablar, pero justo te giraste.

- ¡Wow! Te sienta muy bien ese atuendo, Rubí - la nana de la familia hace que retroceda para darle espacio y volteo los ojos. Siempre separándonos - Pero ¿A dónde vas así de guapa esta noche? - ojos de otoño sonríe y es totalmente distinta cuando elige el negro como un todo. Esta vez es un conjunto, una blusa pequeña negra con un poco de brillo a los contornos que deja al descubierto un poco su piel, pero el pantalón de tela es lo suficiente para tapar. También lleva puesto algo que conozco como un blazer.

- Gracias, Eu. Me han invitado a cenar - ella gira su rostro pensando que soy el responsable de tal velada.

- La cena no es conmigo, así que ahórrese su charla del porqué no podemos estar juntos.

- ¿Crees que mis "charlas" no tienen un significado fuerte? - pregunta.

- Entonces, ¿hay mucho más que solo un estatus social? Porque para mí eso no me parece muy fuerte - solo le falta una pala y arena para enterrarme.

- Ya nana. Déjalo, no le sigas - Rubí llama su atención y consigue que Eu deje de pensar en cómo aniquilarme - Cenaré con Richard Ubih. Es el supervisor de la empresa con la que buscamos formar lazos de negocios.

- ¿Ismael estará ahí? - aún se sostienen de la mano. La castaña al llevar botas altas la dobla.

- No.

- ¿Solo será entre ustedes dos?

- Sí - inmediatamente Eu la desaprueba con una cara de pocos amigos.

- También hice esa misma cara - comento y parece que ahora a ambas no les caigo bien.

- Ten cuidado. ¿Ok? - Rubí asiente y se abrazan cariñosamente.

A veces pienso que, si la pusieran a escoger entre su nana y yo ahora, creo que ella elegiría sin dudar a quien la ha cuidado toda su vida. A decir verdad, sé que es querer tanto a una persona que hace el rol de una madre y es complicado olvidar aquello.

- Hazme un favor, deja de verme - la observo desde el retrovisor del auto.

- ¿Te pongo nerviosa?

- Más que nerviosa, me molesta mucho - baja el celular.

- Las calles no son tan interesantes como lo eres tú - respondo y al ver la intensidad del rojo en el semáforo bajo la velocidad poco a poco.

- Pues lo serán si nos llegamos accidentar. Ahí te darás cuenta que sí son muy interesantes de ver - sonrío de lado.

- Rubí...

- Te quiero ver en una esquina del salón donde comeremos - salpica rápido su pólvora - No te quiero cerca de nuestra mesa. ¿Entendido?

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora