Capítulo #34: Es tu fin

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Dedicado a: CamilaBorda1234 MariaFlores621703 SoledadFlores2 lauduartt19

- ¡Rubí! - golpeé la puerta tratando de controlarme para no tumbarla - ¡Ojos de otoño! ¡Abre la puerta, por favor! - me empeñé en verla al no escuchar su voz. Se que no soy la persona que quisiera ver, pero ya estaba envuelto en la preocupación que nadie podría suprimir mi carga - ¡Rubí, abre! ¡Rubí! - moví bruscamente la manilla comprobando que tenía seguridad.

¡Maldita sea!

Retrocedí rápido y le pegué a la puerta con una de mis piernas. La madera terminó abriéndose sin remedio y golpeándose con la pared. Entré agitado a la habitación que estaba en silencio como si se hubiera ido sin decir nada. Me di la vuelta y apunté a la puerta, por si acaso hubiera alguien detrás de ella.

Giré sobre mis talones continuando con mi búsqueda y observé que la ventana se encontraba abierta de par en par. Las cortinas se movían tal como las olas del mar por culpa del viento que de inmediato refrescó mi mente.

Le advertí que no la abriera más. ¿Por qué nunca me hace caso?

- Rubí, ¿Dónde estás? - cada segundo lo hacía más complicado.

Me acerqué a la cama y alcé las cobijas que ocultaban la blusa que utilizó esta tarde en el bosque, incluso sus sandalias estaban debajo de su cama.

El baño.

Me apresuré en abrir la puerta del baño apuntando al interior. A simple vista no contemplé nada, pero cuando ingresé con cuidado observé un suceso que nunca quisiera volver a ver otra vez en mi vida.

Mi mente se oscureció y mis rodillas se volvieron débiles. Delante de mí existía alguien que necesitaba recuperar sí o sí. No había tiempo para perdernos. Ella no debía cerrar las cortinas de nuestro presente de esta manera.

- ¡Rubí! - reaccioné.

Me aproximé atormentado a la bañera de la habitación tirando mi arma en el suelo húmedo. Inmediatamente, escuché un sonido ruidoso que hizo que observara hacia un lado. Fruncí el ceño al ver unos zapatos en movimiento tratando de huir de la escena por una ventana pequeña que había cerca del techo.

Julián - susurré entre dientes.

Antes que nada, mi prioridad era ojos de otoño y no deseo abandonar mi promesa de cuidarla cuando se lo prometí mirándola a los ojos. Unos ojos mieles que no sé si me volverían a repasar. Sumergido por completo encontré su cuerpo, el agua la vestía toda como si quisiera llevársela sin mi consentimiento. Con cuidado la dejé en el suelo.

- ¡Ojos de otoño! - golpeé un poco sus mejillas y agité sus hombros para que reaccionara. Se veía muy pálida y tenía la boca semiabierta - ¡Ayuda! - necesitaba que una ambulancia nos viniera a auxiliar - Ojos de otoño, por favor. Quédate conmigo - su pulso era muy débil que moría con ella - ¡Ayuda! - grité nuevamente.

Comencé por poner mis palmas en el tercio superior de su esternón y con mucha firmeza le administré compresiones en su pecho para después darle respiración boca a boca. Su vida se me iba de las manos al ver que continuaba haciendo el mismo procedimiento una y otra vez sin ninguna efectividad, lo cual me hacía sentir incapaz de hacerla volver conmigo.

- ¡Ojos de otoño, por favor! ¡No me hagas esto! - dije entre dientes dándole más compresiones con un nudo en la garganta - Regresa y toma mi mano de nuevo - le supliqué, aunque no me escuchara.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora