Capítulo #93: Amor 2

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Gian

- ¿Ahí la tienen? - pregunta Emilio y roban el lápiz táctil de mi mano.

- No hay ningún acantilado a treinta minutos de este lugar. Es más, no hay ninguno - arrastra en el mapa el oficial. Es verdad - Yo creo que este puede ser un lugar donde operan, pero en mi experiencia no creo que él la tenga aquí o la haya tenido aquí - dice concentrado aún en el mapa.

- Ella habló de sótanos, subterráneos, puede que esté en lo profundo de este lugar. Usted sabe oficial que es mejor para ellos que nada sea visto por los demás.

- Lo sé - presta oído, pero no se pierde en la navegación. Sigue utilizando el lápiz - Pero te repito, es un pueblo pequeño con mucha gente a los alrededores. Alguien la puede ver o ella puede hablar con cualquiera para pedir ayuda. Muchos ojos y con gente que no pertenecen a su organización, no es de fiar para estos criminales

- Tiene razón. Donde yo estaba era un contenedor resguardado solo por fuera. Supongo que ese lugar era aislado de todo el mundo - hago memoria - La tuvieron que mover a otro sitio desolado, igual.

- ¡Lo más desolado sería un desierto! - toma asiento el rubio exhausto de la situación - ¿Se te ocurre algo, Carlos?

- No.

- Jerónimo - llama a uno de sus hombres que tiene su uniforme e insignias - Inicia un operativo reforzado en este pueblo llamado "Solidaridad", ¡pero ya! - dictamina agarrando su celular.

- Sí, señor - asiente firme y se marcha con los demás oficiales presentes.

- ¿Pero dijo que ahí no estaba ella? - interfiero preocupado.

- Así es, pero no cabe duda de que este es uno de los lugares donde opera esta mafia y otras más. Podemos obtener información si empezamos a buscar desde este punto hasta descubrir más - nos dice con cautela - Es un sitio perfecto para esconder sus porquerías, ¿un asilo? ¡JA! - exclama sin poder creerlo - ¡Quién iría a investigar a un lugar donde viven unos pobres ancianos! ¡Bien pensado! - dice para él.

- ¿Y ella? ¡¿Dónde está ella?! - le aprieto uno de sus brazos cuando lo veo con intenciones de abandonar la sala.

- Tendremos que esperar información del operativo, ya que estoy segurísimo de que esto nos llevará a ella.

- ¡¡Esa no es una respuesta!! - engancho con fuerza mis manos a su buzo policial.

- ¡Gian! - se aproxima mi mejor amigo tratando de dormir mis demonios y hace que lo suelte.

Reconozco que, por un instante, lo repudié. Creí ver a un enemigo.

- Tranquilos, muchachos. Es la desesperación que lo lleva a actuar así, es totalmente comprensible - habla sereno para ellos como si yo fuese un lunático que no intuye lo que dice - Además, si supiéramos donde está la señorita, no podríamos actuar de inmediato porque no hemos ejecutado un plan para socorrerla de una manera segura. No podemos armar un despliegue de operativo en cualquier sitio, necesitamos pistas certeras y este asilo nos lo dará - contesta desde su posición de autoridad casi como si no fuese un ser humano y con lo que dice, nuevamente hace que me hunda en la zozobra - ¿A dónde vas a ir después de salir de aquí? - frunzo el ceño.

- ¿Por qué la pregunta?

- Saldrás con resguardo y el lugar donde te quedes tendrá policías en la puerta y sus alrededores.

- No es... - me corta.

- Es necesario. Eres un testimonio clave y lo sabes - levanta sus cejas tupidas - Tranquilo, todo estará bien - se compadece de mí dejando de lado lo que sabe que hice mal. Suena su celular de pronto.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora