Capítulo #14: La mansión

201 36 47
                                    

Después de la corta conversación entre padre e hija el despacho volvió a quedar sin ninguna presencia femenina. Nunca me imaginé que esa chica de ojos mieles como las hojas de otoño pudiese ser familiar del señor y menos llegar a ser su hija.

Físicamente no se parecen mucho, excepto por su color de piel, las cejas pobladas y algunos rasgos faciales notorios. Sólo de saber que ella es un pilar muy fuerte en esta casa hace que aumente mi tensión, ya que temo que ponga en riesgo mi trabajo y por supuesto el de mi amigo.

- Tenía planeado presentarlos formalmente ante todos en la cena de esta noche, pero ya ven como salieron las cosas - sonrió y abrió la puerta. Todos salimos dejando el despacho vacío y en silencio.

- Señor Riera, cuéntenos acerca de su familia. Sabrá que para nosotros es muy valiosa esa información - dije.

El señor caminaba con gran seguridad delante de nosotros. Miré disimuladamente que su dedo anular estaba ocupado por un anillo de oro costoso, lo cual me daba a entender que es casado o tal vez lo fue.

- Si lo tengo entendido, señor Gianluca - se giró de pronto dándonos la cara - Vamos a corregir algunos puntos - ahora nos encontrábamos en la sala casi cerca de la chimenea rústica hecha de ladrillos. Todos estábamos atentos a lo que iba a comentar - Primero - levantó su dedo índice - Quiero que cuando se dirijan a mí. Me llamen señor Leonardo, no señor Riera - alzó una ceja gris muy concurrida - Segundo, quiero que toda la información que yo les revele sea absolutamente reservada. ¿Entendido? - preguntó serio. Todos asentimos.

Parte de nuestro reglamento es mantener toda información importante asegurada, así que por mi parte no había ningún dilema.

- Como ya se habrán dado cuenta está es la sala. Mi hija "la menor" pasa la mayor parte de su tiempo aquí. Se preguntarán el porqué, si está sala parece ser más aburrida que nuestras vidas juntas - río un poco.

Nosotros seguíamos con nuestra postura discreta. El señor se acercó a una pared cercana y aplastó un botón negro. Sin esperar mucho tiempo vi como en una pared se hacía un agujero grande, pero en forma rectangular. Se podía escuchar un sonido de desplazamiento en esa zona.

Me tomó por sorpresa observar cómo se instaló un televisor enorme en aquel agujero. Creo que mi rostro de estupefacción era propio para hacer un meme.

- El televisor familiar – presentó. Comenzó a encenderlo, pero con su celular. La pantalla era casi igual a la de un cine.

Seguro ha de ser de última tecnología - pensé.

- Mi hija después de realizar sus tareas escolares se pone a ver películas o cualquier otro tipo de entretenimiento, incluso juega videojuegos -mostró las palancas de diferentes colores, pero del mismo modelo - No permito que mi hija tenga dispositivos en su habitación, pues para evitar que se envicie. Tiene un horario establecido y debe cumplirlo - para ser un hombre que trabaja demasiado. Se preocupa mucho por sus hijos - ¿Quieren jugar? Veo que aún son jóvenes y saben más de esto que yo - preguntó con una sonrisa.

Nos puso a prueba, su confianza hacia nosotros era confusa para mí. No sabía si lo hacía con buenas intenciones o, todo lo contrario. Además, hace tiempo que no he tocado una palanca de videojuegos ni para jugar con mis hermanos así que he perdido la táctica y prefiero ahorrarme la vergüenza. Todos nosotros nos quedamos viendo dudosos en responder.

- No, gracias. Hemos venido a trabajar no a entretenernos con sus bienes - Josep habló de una manera sutil.

- Bien – el señor Leonardo parecía satisfecho. Apagó el televisor negro de pantalla nítida - Señor Emilio, por favor oprima el botón negro correspondiente.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora