Capítulo # 27

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RUBÍ

Me encontraba en la cafetería de mi universidad llamada "STERD", anotando algunos datos que se me pasaron por alto en clase, así que para no olvidarme mejor los apunto en mi cuaderno. Para las próximas semanas tengo muchos trabajos que presentar que ya me estoy empezando a sentir muy estresada.

- Estoy de vuelta - Emma llegó a hacerme compañía en una de las mesas.

La verdad es que no tengo muchos amigos. Soy de las que prefieren la soledad rotundamente pero las amistades que he logrado conseguir son porque en verdad les importo, más no por mi apellido o por mi dinero. Al principio si me costo entender que no todas las personas somos iguales y que no todas tienen buenas intenciones y espero nunca volverme a encontrar con una de ellas.

- ¿Se pudo solucionar todo? - pregunté. Cerré mi cuaderno.

- Supongo que sí. A no ser que el maestro me quiera volver a ver enojada - contestó irritada. Colocó su cartera en otra silla y suspiró.

Mi amiga otra vez tuvo problemas con sus notas debido a que no aparecían en la base de calificaciones. Entonces, le tocó traer todos sus trabajos calificados y demostrar que si había presentado en los días correspondientes.

¡Cosas que solo le pasan a Emma!

- Genial pero para decir verdad yo creo que al profesor Saúl le atraes. Para que siempre tenga problemas con tus notas, da mucho que pensar - sonreí descaradamente mientras ella me volteó los ojos y negó con la cabeza avergonzada.

- Pues a mi no me atrae - me lo volvió a repetir como lo hizo hace unos meses atrás - el profesor es un hombre muy atractivo y todo lo que tú quieras pero a mi no me interesa. Además, se ve que es un mujeriego y a mi no me gustan los hombres así - se cruzó de brazos.

- Pero mi hermano fue uno de esos y aún así tuviste algo con él - sus ojos marrones oscuros me miraron fijamente. Intuyo que se molesto.

- Iré por un pastel de leche - sacó su billetera turquesa y me dejó sola.

¡La regué definitivamente!

De lejos la observé pedir su pastel de leche a la chica que estaba atendiendo en el mostrador. La cafetería de la universidad era espaciosa, tenía sus mesas por dentro y por fuera del local. Aparte hacían los mejores cafés del mundo y sus pasteles ni se digan. Lo mejor es que esta abierto hasta que las puertas de la universidad cierren.

- Lo siento - dije cuando regresó a la mesa. Me miró de pie y se sentó sin ninguna reacción.

- Se que lo dices de verdad pero si ya para mí es difícil tener una amistad con la hermana de mi ex y tenerlo que ver en varias ocasiones, hasta tal punto de tener que aguantarme sus insultos para no perder mi cordura. Entonces, imagínate que es lo que puedo sentir cada vez que me lo nombras. ¿No crees que ya es suficiente? - dijo afligida.

- Lo siento de todo corazón pero me parece increíble que los chicos que un día presente en esta misma cafetería ya no se vean con ese mismo brillo de amor que se tenían - me altere. Ese día supe que a Miguel le había simpatizado mi amiga y vi una oportunidad en ellos. Mi hermano no dejaba de hacerme preguntas acerca de Emma, a tal punto que cogió mi celular a escondida solo para saber su número y poder escribirle - a mí me hubiera gustado demasiado que fueras mi cuñada. Tú lo hacías ser mejor persona - sonreí un poco. Ella trago saliva y procedió a comerse su pastel de leche.

Tal vez el pastel haga pasar el nudo en su garganta y deje en el olvidó la evidencia del dolor que sintió cuando rompió con mi hermano pero aún el dolor seguirá ahí, bajo sus recuerdos hasta que venga otra persona con ganas de conquistarla y se lo haga recordar todo y se de cuenta que ya no es lo mismo.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora