Capítulo #5 - Casa de Leonor

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Leonor

- Niños, ¿Dónde están? - vaya por fin a llegado mamá a casa. Me coloqué las zapatillas y bajé emocionada las escaleras y fui en busca de ella.

Mamá se encontraba en la cocina guardando unas frutas que seguramente compró en su tienda preferida que quedaba cerca de su lugar de trabajo.

- ¡Hola, mamá! - la abracé por detrás. Ella inmediatamente soltó una risa dudosa - ¿Cómo te fue hoy? - la miré contenta.

- ¿A qué se debe tanto afecto el día de hoy? - preguntó.

Cerró la puerta del refrigerador para después verme. Su atuendo era el mismo de todos los días, pantalón de tela negro o gris con una blusa blanca mangas largas.

Cuando hacía frío utilizaba su chaqueta negra entre otros colores pasteles más sus zapatos color negro. Su cabello café oscuro lo tenía recogido dejando admirar sus ojos marrones oscuros igual que sus cejas. El labial rojo que llevaba en sus labios voluminosos le hacía resaltar su piel.

- Por nada, mamá. Bueno sí - cambié de pensar. Agarré su mano derecha y la llevé conmigo hacia la mesa del comedor y nos sentamos. Me miró curiosa.

- Leonor, tengo que preparar algo de comida para nosotros. ¿Qué sucede? ¿Qué hicieron? - se sintió aliviada cuando se sacó sus zapatos quedando en medias.

- Mamá, Gianluca está aquí. Hoy vino a vernos - relaté contenta. Mi mamá sonrió y se levantó a servirse un vaso con agua helada.

- No hagas bromas como esas, Leonor. Tú sabes muy bien las ganas que tengo de ver a tu hermano y no es bueno jugar con mis sentimientos - dijo volviendo a la silla con el vaso - Además, él nos hubiera avisado que vendría - bebió su vaso con agua muy relajada.

- Mamá, no estoy bromeando. No es nada de eso - contesté algo ofendida - Él no le aviso a nadie para que fuese una sorpresa y hasta nos llevó en su auto a comer pizza. Nos contó acerca de su vida, su trabajo...- me detuvo.

- Leonor, ¿Te estás dando cuenta de lo que me estás diciendo? - cambio de humor - Me dices que mientras tu papá y yo no estábamos en casa se subieron al auto de un perfecto desconocido y se fueron a comer pizza - alzó la voz y sentí miedo. Mamá siempre nos ha dicho que con personas extrañas no debemos hablar, ni aceptar nada.

- No era un desconocido. Era mi hermano Gianluca - sentí mis mejillas sonrojarse del enojo - ¡Lo juro! Créeme - dije desesperada para que me escuchará.

- ¿Dónde está Matías? - preguntó - No me digas que se fue a dar una vuelta en el auto de su "hermano" - hizo unas comillas con sus dedos. Se levantó molesta y fue hacia el cuarto de él. Decidí seguirla.

Subió las escaleras apresurada que ni si quiera notó que iba en medias. Abrió con velocidad la puerta de la habitación de mi hermano que por lo general siempre está desordenada.

Matías estaba sentado en su puf de espalda jugando videojuegos y tenía puesto sus audífonos por lo que no escucho nuestros pasos. Ella se acercó a mi hermano y le quitó el aparato de los oídos y le apago la pantalla. Mi hermano se sorprendió y volteó a vernos.

- ¿Es cierto lo que dice tu hermana? Que se subieron al auto de un desconocido. No se suponía que la llevarías al parque - dijo enojada. Colocó los brazos en su cadera esperando una respuesta válida de mi hermano.

- ¡Hola, ma! ¡Que lindas medias! - mi hermano estaba muy nervioso que trataba de disimularlo - Ah, respecto a eso del auto. Lo que dice Leonor es cierto y el desconocido era Gianluca. Nuestro hermano - me miró - Y sé muy bien que no debemos hablar con extraños y que también debo proteger a mi hermana, pero de nuestro propio hermano no creo que sea necesario - se justificó rápido. Las palabras de Matías fueron totalmente sinceras que mi mamá comenzó a dudar.

- ¿Cómo estás seguro de que era Gianluca? - preguntó un poco más relajada - Mejor dicho, ¿Cómo están tan seguros de que era él? - nos observó y se cruzó de brazos. Me senté a lado de mi hermano en su puf color café.

- Cuando abrazó a Leonor observé su cicatriz en su brazo izquierdo, la que se hizo cuando era más pequeño por culpa mía - dijo honestamente. Mi mamá dejo de verlo para mirarme a mí.

- Por sus ojos - dije tímida - Físicamente ha cambiado mucho, pero la mirada de sus ojos era la misma. Eso no lo cambia ni el tiempo. Prometió que vendría de nuevo para vernos a todos - admití alegre.

Ella tragó saliva y se puso una mano en la frente. Hubo un silencio por unos segundos. Después nos miró de nuevo para ver si no estábamos mintiendo.

- Les voy a dar un voto de confianza por ahora, pero tengo que verlo con mis propios ojos - se sereno por completo - Si ustedes dicen que era su hermano y prometió regresar así será - nos acarició nuestras mejillas - Y sigue en pie lo que les he dicho acerca de los extraños. Ahora, voy a hacer algo de comer - abrió la puerta y salió.

Matías abrió de nuevo la puerta para ver que no haya nadie, lo cual me pareció raro.

- Si te llega a preguntar más sobre el tema. Ni se te ocurra contarle que vimos un revolver en el auto porque hay si nos masacra y no nos dejará salir por un largo tiempo. ¿Entendido? - me apuntó con un dedo.

- ¡Por supuesto que no! No soy boba - lo miré mal - Espero que regresé sino quedaremos como unos mentirosos - suspiré - ¿Puedo jugar contigo? - mi hermano encendió su videojuego.

- No, gracias - voltee los ojos - No necesito compañía y cuando salgas. Cierra la puerta, por favor hermanita - fingió dulzura. No le respondí solo salí cerrando la puerta con fuerza.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora