Capítulo # 29

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RUBÍ

- Buenos días, amor - Ismael se levantó del sofá e intentó besar mis labios pero lo detuve poniendo mis manos en su tonificado pecho.

Mi mano tocó su camisa azul con cuello y me detuve a observar su jeans negro que fue lo que más llamó mi atención. A él no le gusta mucho vestirse casual, siempre ha sido de un estilo más formal y elegante como de gente importante.

Realmente se paró delante de mí con otro look y sus zapatos eran de un color que no era de su agrado, lo mismo su abrigo. Tal vez está probando cosas nuevas.

Observé por una ventana que la lluvia comenzó a visitarnos y a querer dejarnos en cerrados en casa hasta que decida poner fin a su llanto.

- ¿Qué pasó, amor? - sus ojos celestes me buscaban preocupados mientras sus manos acariciaban unas mechas sueltas que tenía.

- ¿Por qué le comunicaste a la prensa sobre nuestro compromiso y la boda? - pregunté molesta - Yo misma te pedí que no lo hicieras - dije decepcionada y terminé por quitar su mano de mi cabello.

- Ya lo sé, amor pero en ese momento se me escapó la información de las manos y me olvidé de todo - trató de acercarse más pero retrocedi. Cuando alguien me ha hecho algo que no me ha gustado es muy difícil que vuelva a confiar en esa persona y no importaba si se trataba de mi novio - Mi felicidad era notoria en esa entrevista. ¿Imaginó que la viste? - preguntó con sus cejas caídas.

- Me tocó verla - me crucé de brazos - aún así no debiste hacerlo. Esto era algo nuestro, no de los demás - abrí mis brazos molesta.

- Vale, entiendo que he cometido un error pero no lo hice para lastimarte. Lo juro - esa parte la entendía perfectamente - ¿Es por eso que no has respondido mis mensajes? - preguntó para luego desviar sus ojos hacia las escaleras. Su mirada era muy intensa que me era llamativa.

Decidí acompañarlo con la mirada y volteé curiosa. Gianluca estaba subiendo las escaleras y no dejaba de vernos. Me incomode por su mirada penetrante que no sabía que hacer más que esperar a que desapareciera y dejará de parecer un modelo en una sesión de fotos en las escaleras.

¡Dios, por lo hace todo tan complicado!

Ismael y Gianluca se observaba detenidamente y eso me causaba nervios. Me sorprendí cuando sentí la mano derecha de mi novio agarrar una de mis manos y entrelazarlas con firmeza. Miré su agarré y lo miré pensativa.

Sus facciones estaban muy marcadas y su cuerpo tenso. Su mano apretaba la mía sin importancia que dolía. Nuestro anillo de compromiso lo tenía precisamente en esa mano.

- Creo que es mejor que conversemos en un lugar más privado - Ismael ahora me miraba de una manera silenciosa. Sus ojos celestes se volvieron más potentes con la aparición de Gianluca y su desaparición.

- El despacho está ocupado - me solté de su agarré y siguió observándome de una manera extraña.

- ¿Podemos ir a tu habitación? - me preguntó.

Me planteé varias veces esa pregunta en mi mente. Sabía que Ismael estaba molestó por alguna razón. Lo conozco muy bien para sacar aquella conclusión pero me preocupaba que se llegase a desquitar conmigo cuando yo no he hecho nada para merecer su furia.

Por otro lado, no quería que se divulgará nuestra conversación por toda la casa. Ni que supieran de nuestros problemas de novios. Como seguía dicidiendo esto algo de los dos y tenía que seguir manteniendo mi palabra.

- De acuerdo - contesté en un abrir y cerrar de ojos.

Subimos la escaleras y caminamos hacia mi cuarto encontrándonos con algunas empleadas y a mi nana que saludó a Ismael por cortesía. Antes de irse me dió una señal con sus ojos cafés oscuros y asentí.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora