Capítulo #3: La propuesta

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- Discúlpeme jefe, pero...- me hizo una señal con la mano para que me detenga. Se volteó y se sirvió una copa de vino añadiéndole hielo.

- No quiero escuchar sus explicaciones, Gianluca. Además, llega unos minutos tarde - me observó con sus ojos grises mientras movía su vaso haciendo que los hielos choquen con el vidrio - Tengo una noticia para ustedes.

Lo observé detenidamente. Llevaba puesto su traje formal color negro ajustado a su cuerpo. Era alto, moreno y sus canas ya se estaban haciendo presente al igual que algunas arrugas acompañadas de una barba no muy poblada. Caminó hacia la mesa donde estaba mi compañero, tomó asiento en una de las sillas y me invitó a que haga la misma acción.

-¿De qué se trata? - preguntó Emilio interesado.

- El empresario Leonardo Riera se ha puesto en contacto con nuestra agencia de seguridad y ha charlado personalmente conmigo - hizo una pausa para beber su copa de vino - Me estuvo comentando que requiere de nuestro servicio como escoltas - finalizó.

Esta noticia no me la esperaba ya que se supone que estamos en descanso. Mi compañero me observó esperando a que diga algo, pero no lo hice. Preferí seguir escuchando hasta el final.

- Se supone que este es nuestro mes de descanso, jefe - Emilio se impulsó un poco en el asiento. Su expresión era seria. Al parecer sus planes se veían en peligro al igual que los míos.

- ¿Qué le hace pensar que usted va a ser parte de esto? - Alzó un poco la voz y bebió más vino para continuar.

Mi compañero lo observó con el ceño fruncido volviendo al asiento. La situación se estaba poniendo tensa. Nuestro jefe suele ser irritable en algunas ocasiones. Aun así, él es el único que nos conoce más que nadie dentro de la agencia

- ¿Usted no va a opinar nada? - se dirigió a mí.

- Prefiero esperar hasta que terminé de detallar - dije sereno. Él asintió.

- Continuando con el tema. Es por eso por lo que envié a otros guardaespaldas con mucha más experiencia que la de su rango - observó a mi amigo - Pero fueron devueltos el mismo día debido a que el señor Riera exige que sean jóvenes, así como ustedes - nos señaló. La mirada dudosa de mi compañero se encontró con la mía.

- Este empresario Riera si tiene claro que servicio brindamos nosotros. ¿Cierto? - disparo rápido Emilio. De mi boca casi se escapa una carcajada. No entiendo como Emilio podía pasar de enojado a ocurrente.

- Este es un trabajo netamente profesional y las personas que nos buscan son gente seria y eso usted lo sabe bien - se levantó molesto mientras a mi amigo se le estaba formando una sonrisa.

El jefe se dispuso a servirse más vino dándonos la espalda.

- ¿Cómo se te ocurre decir eso? - susurré con una sonrisa también.

- Eso suele suceder, aunque vos no lo creas - dijo rápido en voz baja - Y lo digo por experiencia propia.

Lo miré bien y no estaba bromeando. Sólo de imaginarme la escena me causaba risa. Le iba a decir algo más cuando el jefe se giró y nos miró a ambos.

- Requiere a cuatro hombres. Como sabrán son contados los que tenemos libres en su rango, así que ustedes dos cuentan también - recalcó dejando claro que Emilio participaría. Se metió la mano derecha en unos de sus bolsillos y no dio tiempo de protestar - El señor Riera se encuentra en esta ciudad. Esto lo hace más sencillo para ustedes - sonrió.

- ¡No pues que afortunados! Porque no le asigna otros escoltas que no seamos nosotros y listo - interrumpió mi amigo. El cólera volvió en él. He llegado a pensar que es bipolar porque fácilmente cambia de estado de ánimo.

- Él mismo va a escoger a los hombres que necesite personalmente y no sé cuáles sean sus motivos para hacerlo de esa manera, pero como les comento es una persona seria, así que enviaré a sus otros compañeros a aquella empresa, que por cierto se llama " Cloabbi Rubíera" - continuó sin tomar en cuenta la opinión de mi amigo - Tendrán una entrevista mañana a las 8:30 am en aquella empresa. Ser puntual - alzó una ceja viéndome y entendí su mirada - Sé que es su mes de descanso muchachos, pero es importante para nuestra agencia el reconocimiento de personas importantes en este medio - bebió su copa de vino - Les dejare información acerca del señor Riera y sus empresas por si tienen dudas - colocó unos folletos en la mesa - Ustedes dos son los mejores de su rango y confió plenamente en vosotros.

Emilio se limitó a beber su vaso con agua hasta el fondo como si fuera licor mientras que yo cogí los folletos para visualizar un poco. Nadie dijo nada hasta que mi amigo se levantó rendido.

- De acuerdo. Ahí estaremos - le estrechó la mano al jefe consiguiendo un apretón de mano y dando por hecho nuestra asistencia.

- No se preocupen. Serán bien recompensados – le dio una palmada en la espalda a Emilio. Me levanté del asiento y el jefe hizo el mismo gesto conmigo.

- Estaré puntual - dije. El jefe me brindó una sonrisa, debido a que sabe que suelo ser impuntual en algunas ocasiones.

Se dispuso a tomarse toda su copa de vino y se marchó avisándonos que estará por aquí muy pronto. Una vez que cerró la puerta, Emilio agarró los folletos y los estrelló contra el suelo totalmente frustrado para después tirarse al mueble.

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