Capítulo #2: Hermanos Holmberg

360 61 26
                                    

- ¿Quién es usted? - se acercó alarmado - Suelte a mi hermana - alejó mis manos de ella con mucha fuerza. Se notaba que estaba exaltado. Sin embargo, me gustaba que la proteja de esa manera.

Me tuve que levantar para observarlo mejor. Su estatura aumentó, su voz se ha vuelto gruesa, su cabello se ha oscurecido un poco, pero seguía teniendo su cabello notablemente castaño claro. Sus ojos marrones oscuros le hacían juego con su piel también clara.

- Vaya que carácter has heredado, eso viene de mamá, estoy seguro - me miró con el ceño fruncido, lo cual me causo gracia. Leonor comenzó a reírse de pronto.

- ¿Qué te causa risa? - preguntó Matías confundido - ¿Sabes qué? Mejor entra a la casa ahora que yo veo que quiere este - le ordenó.

- No lo voy a hacer, tonto - dijo con cariño - Yo sólo le hago caso a mi hermano mayor - recalcó. Se acercó a mi emocionada y me regaló un fuerte abrazo. La tuve que levantar debido a la estatura.

Le acaricié sus rizos que tenía en una coleta que por cierto estaba muy suave. Mi palpitar estaba acelerado preciso para tantas emociones encontradas. Me había sacado un peso de encima al ver que por lo menos uno de ellos me reconoció.

Matías seguía examinando la escena expuesta ante sus ojos sin entender nada hasta que su mirada se encontró con mi cicatriz ubicada en mi antebrazo izquierdo.

- Gianluca, ¿De verdad eres tú? - lo único que hice fue estirar uno de mis brazos hacía él. Me miró pasmado y enseguida me abrazo.

Sentí el calor familiar en ese momento. Solté a mi hermana acomodándole el cabello que se le había despeinado un poco. Tener el cabello rizado es complicado siempre me lo decía cuando estaba más pequeña.

- Vaya no me lo esperaba. Sinceramente, pensé que eras un violador que se quería llevar a Leonor - dijo Matías aliviado y alegre a la vez.

Me reí un poco de su idea, aunque no había que descartarla porque son hechos que son muy reales en el mundo.

- ¿Cómo han estado diablillos? ¿Y mis papás? - les pregunté de inmediato ya que quería conversar con ellos también. Darles unos abrazos y besos a mi encantadora madre que me hizo demasiada falta en estos años.

- Pues verás sorprendidos por tu llegada. Papá no avisó que vendrías. Además, ambos se fueron a trabajar - respondió Matías - Mamá dejo hecho un delicioso desayuno para cuando nos dignáramos a levantarnos debido a que estamos de vacaciones - se rieron los dos. Seguramente se han vuelto inseparables.

- No le avisé a nadie, chicos. Quería que fuera una sorpresa y como ven lo he conseguido - sonreí - Cambiando de tema, ¿A dónde se dirigían? - pregunté. Mi hermana miró a Matías con diversión.

- Le prometí a Leonor que la llevaría al parque porque perdí una apuesta con ella, pero ya se nos ha hecho tarde, así que entremos a casa - se disponía a abrir la puerta. Pensé en entrar, pero al ver la carita triste de Leonor cambié de idea.

- ¿Qué tal si los llevo, pero a otro lugar en mi auto? - señale mi auto que estaba al frente - Y de paso les invito una pizza o helado. Lo que quieran ustedes – los dos comenzaron a acercarse al auto sin darme una respuesta, así que tuve que seguirlos.

- ¡Que increíble auto! Parece como si estuviera nuevo - dijo Leonor repasándolo con la mirada – ¡ok! Definitivamente tengo que subirme - saque las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta trasera, pero el único que subió fue mi hermano. Leonor seguía a lado mío.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué no subes? - pregunté.

- No seas ridícula. ¡Venga! - Matías la alentó para que suba rápido.

Algo pasa aquí.

- Quiero estar adelante. A lado tuyo, por favor - se dirigió a mí. Vi que Matías volteó los ojos hacia arriba y cerró la puerta trasera como que si supiera definitivamente que ella no iba subir.

Ya habrá tiempo para que me diga sus motivos del porqué no quiere ir atrás. Me dispuse a abrir la puerta del copiloto sacando el buzo y los papeles que reposaban ahí. Le di espacio para que subiera y lo hizo sin ningún problema.

Abro la guantera para meter lo que tenía en mis manos cuando veo que a dentro estaba mi revolver. Miré a mis hermanos que estaban asustados sobre todo Leonor que estaba más cerca del arma.

- No se preocupen. No está recargada - dije sereno. Tuve que mentir para que se queden tranquilos, pero por lo general mi arma tiene que estar siempre recargada para cualquier ocasión imprevista - Pónganse los cinturones de seguridad - les ordené y guardé las cosas en la guantera.

Mientras iba manejando conversamos acerca del colegio. Mi hermana recién empezaba la etapa del colegio mientras a Matías le faltaba dos años para graduarse. Leonor comentó que cuando me marché mi hermano se comportó como todo un rebelde y mis padres estaban muy preocupados por él.

Matías trataba de callarla diciendo que no era necesario contar eso hasta quiso taparle la boca, pero no se lo permití quería saber todo si era necesario. Mi hermana a pesar de ser la menor se expresaba muy bien para su edad. Espero que nadie destruya esa seguridad que ha conseguido.

Decidimos comer pizza así que me detuve en un centro comercial. Mientras hacia el pedido descubrí que a mi hermano ya no le gustaba la pizza de queso con pepperoni sino la napolitana.

¡Vaya! Como cambian los gustos con el tiempo.

Leonor y yo decidimos comer la pizza que mi hermano rechazó junto con unas bebidas, pero igual nos comimos unas rebanadas de la pizza de él. Ya me hacía falta compartir un momento con ellos, escuchar sus risas, sus bromas entre ellos, sus anécdotas hasta tuvieron tiempo de sobra para interrogarme mientras comían.

De pronto mi celular comenzó a vibrar avisándome que había recibido un mensaje.

Mensaje de Emilio.

"Cambio de horario. El jefe estará aquí a las 12:30 así que trae tu bello trasero acá antes de que me metas en problemas".

- ¡Rayos! - murmuré para mí, pero al parecer mis hermanos me alcanzaron a escuchar – ¡Chicos! Lo siento mucho, pero tengo que ir a otro lugar así que tenemos que irnos - me levanté y ellos hicieron lo mismo.

- Tengo que ir al baño - dijo Leonor mientras Matías se arreglaba el cordón de su zapato derecho.

No creo que se tarde mucho - pensé.

Ya que existe la teoría de que las mujeres se demoran una eternidad en el baño, pero Leonor es solo una niña y tenía razón porque la observé salir unos minutos después.

Me despedí de ellos asegurándoles que vendría de nuevo por mis papás. Mi hermana no quería que me fuera, pero era necesario por el momento. Observé el reloj que tenía en la mano izquierda y confirmé que estaba llegando a tiempo.

Una vez que abrí la puerta del departamento donde me hospedaba con mi amigo, lo primero que hice fue dirigirme a él. Lo encontré sentado tomando un vaso con agua.

- Tus jodidos cambios de hora me fastidian la vida - dije enojado hasta el tope. Mi compañero lo único que hizo fue mirar detrás de mí.

- Así que le fastidia el cambio de hora - escuché a mis espaldas.

¡Mierda y mil veces mierda!

Sabía de quien se trataba, así que di la vuelta y lo miré.

- Temo decirle que el joven Emilio aquí presente - lo señaló - No tiene ninguna culpa de "mis jodidos cambios de hora" - enfatizó en esas palabras mirándome detenidamente.

Comenten si les gustó y dejen sus votos. Se los agradecería. 😊

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora