Capítulo #6: Cloabbi Rubíera

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- ¡Puedes dejar de hacer eso! - dije enojado a Emilio. El sonido que causaba sus zapatos era irritante para mis oídos.

- Sabes que no me gusta esto de esperar - me observó.

Nos encontrábamos sentados en unas de las salas de espera de la empresa "Cloabbi Rubíera". La secretaria personal del empresario Riera nos informó que en unos minutos su jefe nos iba a recibir y antes de retirarse por completo nos dejó unos cafés con galletas para que esperemos con paciencia. Al parecer hubo un cruce de miradas entre Emilio y ella. En ese momento, sentí que estorbaba, pero conociendo a mi amigo no creo que quiera algo serio.

- Gianluca, ¿No sé te hace raro que sólo nosotros estemos esperando? - sus cejas se juntaron en duda - ¿No deberían estar aquí los demás guardaespaldas? - preguntó.

- Debe haber un buen motivo respecto a eso - me acomodé en el sillón - Si nos escogen tendremos que convivir con otros compañeros, así que es muy bonito de tu parte que los extrañes desde ya - bromeé.

- No quisiera toparme con Ignacio lo detesto, aunque gracias a él aprendí que lo que no te mata te hace ser más fuerte - se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro. Ignacio, un compañero de la agencia.

- Ni yo tampoco - contesté.

Cuando comenzaron los entrenamientos en la agencia con armas, Emilio no era muy bueno apuntando y es por ese motivo que Ignacio se burlaba de él diciendo palabras hirientes que causaron que casi mi amigo tiré la toalla hasta que decidí enseñarle a mi manera. Claro, obviamente tenía miedo de que me dispare por error, pero no me gustaba ver a mi amigo bajoneado.

Al pasar de los días, Emilio fue mejorando su técnica consiguiendo dominar el armar. Emilio demostró ser tan bueno como Ignacio y es por eso por lo que le dedicó aquella frase.

- Disculpen, el señor Riera desea que pase a su oficina Perasi Emilio - se abrió la puerta dejando apreciar a la secretaria que había cambiado de peinado. Ahora, su cabello lacio negro estaba suelto.

- Sí, ese soy yo. Le gustaría darnos un momento, por favor - dijo Emilio.

- Claro. Está bien - sonrió y cerró la puerta.

- ¿Tengo bien puesta la corbata? - preguntó inquieto tocando su prenda. Asentí para después levantarme. Ambos llevábamos puesto trajes formales color negro que por lo habitual lo utilizamos la mayor parte del tiempo.

- Oye, esto lo hemos hecho en varias ocasiones. No es para que estés de esa manera - metí mis manos en mis bolsillos.

- Lo sé, pero no es por la entrevista es por la chica. Está bien chula. ¿No crees, Rubí? - sonrió pícaro. Otra vez ese sobrenombre. Si supiera porque lo detesto tanto dejaría de mencionarlo.

- Ya mejor lárgate y ojalá que te escojan para que pases un mes más de abstinencia - contesté con mi mejor sonrisa. Me miró con mala cara.

Se marchó con la secretaria que lo estaba esperando para guiarlo a hacia la oficina, solo espero que no se desvíen. Estuve esperando media hora en aquella sala mientras bebía un poco de café. La información que recibí de aquella empresa decía que producen su propia línea de ropa las cuales son muy exitosas en varios países y a la vez venden colecciones de marcas de ropa famosas como " Hayle Comd " o " Sallan" , que por cierto no me había fijado que tenía ropa de esas marcas supongo que es porque no me interesa estar a la moda.

Las ganancias se empiezan a notar desde que entras al edificio que consta de 35 pisos suficientes para tirar a Emilio cada vez que me moleste. En la parte de afuera en lo más alto del edificio se puede apreciar el logo de la empresa, el cual es muy atrayente. En la planta baja es donde se vende un poco de mercancía ya que tienen varias sucursales que hacen la misma labor.

Emilio y yo decidimos subir las escaleras hasta cierto punto para captar algo novedoso, pero por lo poco que pude visualizar hallé algunos departamentos funcionales con paredes blancas y decoraciones muy elegantes, gente trabajando en sus respectivos oficios, atendiendo llamadas, cambiando de ideas, discutiendo porque tipo de tela es la correcta, planos, diseños y colores de tela por donde sea. Después decidimos seguir nuestro camino por medio del ascensor hasta llegar al último piso y aquí me encuentro esperando a que me entrevisten.

- Esperé aquí, por favor - se abrió la puerta y entró Emilio tranquilo - Entonces, usted debe ser Holmberg Gianluca. ¿Cierto? - me sonrió y hasta pude notar que estaba un poco nerviosa.

- Sí - respondí. Emilio tomó asiento y comenzó a comer las galletas que había en la mesita de vidrio.

- El señor lo está esperando. ¿Me acompaña, por favor? - cada palabra que salía de su boca se escuchaba como provocativo. Sus ojos color marrones oscuros me devoraban con el pasar de los segundos.

- Por supuesto - dije sin mostrar ningún tipo de interés en ella.

- ¡Suerte! También quiero que tengas un mes más de abstinencia - alzó una de sus cejas junto con una sonrisa victoriosa. La secretaria sólo lo miro sorprendida para después clavar sus profundos ojos oscuros en mí.

- Vamos - abrí la puerta y deje que salga ella primero. Ya casi al cerrar le saqué el dedo medio a Emilio, lo cual le pareció gracioso. La oficina estaba cerca sólo caminamos recto por un pasillo y después giramos hacia la derecha. La secretaria abrió la puerta con rapidez. El señor Riera se encontraba firmando unos papeles sin darse cuenta de nuestra presencia.

Hola, lectores y lectores fantasmas gracias por el apoyo sinceramente. Los adoro.😙

Les quiero compartir una de mis frases favoritas:
" Si te cansas, aprende a descansar; no a renunciar".

Me la repito en mi mente cada vez que empiezo algo y espero poder seguir actualizando. Voten si les gusta la historia y si es mucho pedir comenten que tal les parece o cualquier cosa.🤣 Me gustaría charlar con ustedes.😂😁

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora