Capítulo #94: Amor 3

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Rubí

Me encuentro viendo sin interrupción aquella película romántica. La película romántica de Ismael y yo con momentos especiales que endulzaron mi corazón y mis oídos, me veía tan enamorada y protegida como él también lo era conmigo. Perfectas almas acomodadas sonriéndose y agradecidas de haberse conocido. Sin embargo, en un día común se limpiaron los parabrisas de mi interior y la repentina tinta roja en ellos, por alguna razón, no se quitó. Patética y estúpida me veo buscando en medio del charco rojo, una abertura que haga sangrar más mi interior, pero no hallo ninguna toma de ese par, que pueda señalar con seguridad como traición.

- ¿Estás bien? - pone una mano en mi vientre y vuelvo al presente.

- ¿En qué momento sospecharon Emilio y tú de eso? Porque yo no... - digo incrédula sin poder creerlo. Niego con mi cabeza.

- Fue un día en la empresa cuando Verónica dio muchos detalles personales de él. Ella sabía que Ismael es alérgico a la cafeína. Dijo que su pecho y su espalda se llenan de muchas ronchas, que ya había pasado antes y que lo ha tenido que ayudar - siento una especie de decepción. ¿Esos dos se reían en mi cara? - ¿Tú sabías de ese dato de la cafeína? - exhalo mirando la sábana blanca.

- Sí...- sueno molesta y acomodo mi cabello sin pensarlo - Es decir, claro que estaba al tanto que Ismael es alérgico a eso, pero nunca yo lo he visto así. Ni en la empresa le ha ocurrido ese tipo de accidente y nadie lo ha ayudado en eso - susurro imaginando encuentros nocturnos entre ellos y luego a la mañana venía a besarme como si nada.

- ¿Estás molesta?

- ¡Sí! - respondo sintiéndome estafada - Porque de ser así, si Ismael me era infiel, ¡¡cómo era posible que me reclame algo a MÍ! Si él estaba con Verónica.

- Con la diferencia que tú si terminaste con él primero para empezar algo conmigo - recalca y puedo decir que tengo la mente tranquila - Ya sabes lo que dicen, él que la hace tiene miedo a que se la hagan también, por eso vivía perseguido con eso. Sin embargo..., no es que quiero defenderlos, pero antes de lanzar un juicio y si quieres, claro, conversa con ella - sugiere y hace que me sienta doblemente traicionada.

- ¿Hablar con ella? - paso a verlo - ¡¿Para qué?!

- Estás enojada.

- ¡Me engañaron! - indignada toco mi pecho por sus comentarios y los finos tubos de la máquina se mueven violentamente - ¡Viví asustada todo este tiempo por culpa de Ismael cuando él vivía haciendo sus porquerías con la secretaria de mi papá!

- Verónica no dice eso.

- ¡Los defiendes! - refuto alejando mi mirada de sus ojos azules potentes que derriten mi alma.

- No los defiendo. Si te soy sincero, a mí lo que me preocupa es que Verónica pierda su trabajo por algo que quizás no sea así.

- ¿Tú le crees? - le cuestiono.

- Tienes que darle una oportunidad. Se ve bastante sincera - su mano derecha asciende llegando a mi nuca y masajea. Agradezco que haga eso, se siente bien después de todo - Y sí, Verónica si es coqueta y a veces subida de tono con los hombres, pero se ve que es buena gente. Habla con ella en algún momento, óyela - pide de manera pacífica consiguiendo que se adormezca el torbellino de cólera que tengo. No sé por qué lo hace, quizás sea por el bienestar de nuestro bebé y tengo que reconocer que funciona. Reflexiono un poco.

- Lo pensaré - quedo atascada entre sus brazos musculosos y acepto su beso dulce en mi frente - ¿Tú crees que alguien de la empresa haya conocido sobre esa relación?

- No creo. Emilio y yo lo sospechamos por un simple comentario, pero solo supimos la verdad cuando fuimos a enfrentarla.

- Gian, ruego que no te estés equivocando - musito recostada en su pecho caluroso.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora