Capítulo #24

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Rubí

- ¿Un regalo anónimo? - bajé mi cámara.

- ¿Dijistes un regalo para mi ? - no sé dónde salió Annabelle pero no sé despegó de nosotras hasta escuchar todo.

- Si, pequeña. Un regalo - respondió sonriente la empleada joven.

- ¿No vistes quién lo pudo haber traído? - pregunté.

- No, Señorita. Solo tocaron el timbre y cuando fui a abrir lo único que encontré fue un regalo. Tal vez los guardias de seguridad de la entrada sepan algo.

- Está bien, Gracias. Te puedes ir.

- Con permiso.

- Bueno, que estamos esperando. ¡Vamos! - Annabelle me jalo un brazo ansiosa - seguro es una sorpresa de papá - sonreí insegura. Dejé mi cámara en la mesa.

No muy convencida del todo la acompañe hasta la entrada. Como lo había mencionado la empleada había un regalo cerca de la fuente.

Un hueco de inseguridad es lo que me provocó ver esa caja grande de color rosa suave con un lazo rojo. Miré entre la oscuridad y la claridad de la luz que había afuera de la casa hacia todos rincones buscando a alguna persona escondida para ver la reacción de mi hermana pero parece que esas no eran sus intenciones.

Las luces del sitio lejano donde estaban los guardias de seguridad aún estaban encendidas y eso me indicó que por lo menos nadie pasó hasta aquí sin su autorización.

- ¡Wow! Es un regalo grande - dijo Annabelle desde la puerta porque yo la tenía agarrada de un hombro - voy a ver qué hay dentro - se soltó de mi.

El temor me embargo nuevamente cuando observé que se iba alejando y una parte de mi ser sentía que la estaba perdiendo en mi propia cara y que ese regalo anónimo no podría contener nada bueno. No soporte más y saqué mi angustia.

- ¡¡Annabelle regresa acá!! - grité desde mi lugar. Di un paso para ir atrás de ella pero alguien más ágil que yo rozó mi hombro corriendo.

Un estallido fuerte se concentró en mis oídos y el suelo que pisaba de pronto vibró. Es inexplicable el viento fugaz que pasó justo en ese instante de vida. Mi estabilidad emocionalmente estaba al borde de un ataque.

Busqué protección con mi propio cuerpo con ayuda de mis manos y espalda. No sabía de quién se trataba pero esta persona cubrió mi cuerpo con una prenda mientras yo estaba en el suelo. Mi pulso estaba acelerarado y mis manos temblaban sin parar.

- Annabelle - susurré para mí. Arrebate la prenda bruscamente y lo único que quería ver era a mi hermana viva.

Sorprendentemente Paula la tenía abrazada y agachada contra su cuerpo como una cubierta. Mi hermana tenía los ojos apretados y se aferraba a su guardaespalda con mucha fuerza.

- Señorita Rubí, ¿Se encuentra bien? - me levanté para llevarme a mi hermana a salvó - Señorita, ¿Está bien? - miré a Emilio y asentí tontamente.

Creo que todos conocemos el cariño familiar y lo que cada miembro de su familia te puede demostrar y ella con solo un abrazo me transmitió todos los sentimientos más puros que una persona podría tener en el corazón.

- Annabelle - me agaché y la rodeé con mis brazos. Ella estaba muy asustada y acaricié su pelo. Mis manos temblaban pero igual quise darle calma. Miré detrás de ella y pude apreciar entre la tiniebla del humo elevado el fuego que se consumía a un objeto ya no identificado y también los pedazos de la fuente que quedó destruida. La agua que provenía de la fuente se disperso por el suelo y parecía sosegar las llamas. Debido a la explosión las ventanas de un auto desconocido quedaron en mal estado - ¿Estás bien? - le miré aunque ella no me quiso dar la cara. Asintió con la cabeza y la abracé de nuevo. Escuché unos pasos hacia nosotras y abrí los ojos. Las palabras no me salían sentía agradecimiento y vergüenza por lo que había pasado hace unas horas. Pedirle que deje en paz a mi hermana fue la peor estupidez pude hacer - Gracias Paula - me levanté y miré sus ojos verdes preciosos.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora