Capítulo # 58: Aceptación

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Gianluca

La ley de vida es que todo cuerpo vuelve a hacer polvo al morir y la ausencia será la única compañía como lo fue físicamente su carne y habrá situaciones que apenas se puedan recordar sin resistirse a llorar. Aplasto césped donde el camino solo está lleno de ello, el aire y el clima gris hace ver todo tan deprimente y casi da la sensación que algo malo vaya a pasar. Siento que todo ese dolor cuando falleció mi nana está volviendo a mí al estar rodeado de centenares de lápidas.

- ¿Sorprendido? - detuvo su caminata y se aprecia gente algo lejos de nosotros visitando los suyos.

- Puede ser que sí. Cuando me dijo que quería que lo acompañe a un lugar importante, no imaginaba que se refería a un cementerio - miro alrededor calentando mis manos en mis bolsillos.

- ¿Aquí no hay nada importante, dices? - pregunta con una sonrisa leve.

- Eso no es lo que quise decir, señor Leonardo. Digo, pensaba en otro tipo de lugar como para hacer negocios.

- Nada mal, pero no es así en esta ocasión - cambia de lado las flores blancas que tiene en su brazo izquierdo. Son tan blancas, delicadas y puras que traen más paz de solo mirarlas - Este lugar es realmente importante para mí más que un lugar de negocios o la empresa - observa a su contorno respirando aire fresco - Y más si la boda de mi hija es en dos semanas, así que pienso que está visita la tenía que realizar antes porque es también de su conveniencia saber lo que va a pasar con la vida de su hija - frunzo el ceño severamente. ¿Qué? - Tengo que contarle muchas cosas que han pasado en nuestras vidas - él actúa normal y según no dice incoherencias. ¿Acaso me perdí de alguna parte? - Te voy a presentar a alguien y sé que vas a ser muy discreto junto con tus colegas sobre este secreto guardado por años.

- ¿De qué está hablando? - estoy preocupado. Pasa a lado de mí y volteo con incertidumbre.

- Te presento a Rubí Báez, mi primera esposa y la verdadera madre de Rubí.

Hipnotizado observo una foto de Rubí en una lápida negra con bordes dorados y entro en un estado de no saber si estoy despierto. De manera rápida empiezo a leer en mi mente lo que está escrito. Me urge entender lo que está pasando. La lápida pertenece a: Rubí Báez Livox, con su fecha de nacimiento y su fecha de fallecimiento de la cual quedo helado: + 17 de Julio. La fecha escogida para la boda. A lo último un mensaje:

"Te amaremos por siempre tu esposo e hija" "Descansa en paz"

Un dolor fuerte en mi cabeza que empieza a extenderse no impide que vuelva a releer y es que cierro mis ojos para luego aclararlos y sigue estando ahí esa lápida con el nombre de Rubí Báez Livox y lo que más causa consternación es ver que la mujer de la foto es idéntica a ojos de otoño. La forma de sus ojos, el color del cabello y ojos y la sonrisa de ángel es una copia de genes. Un temblor desenfrenado recorre mi sistema y aprieto mis manos sudadas.

- Sé que estás sorprendido y lo entiendo - dice arrodillado dándome la espalda. Termina de separar y arreglar las rosas en dos floreros transparentes con agua que están en cada esquina de la losa - Amor, conoce a Gianluca Holmberg, el hombre que protege a tu hija y que le salvo la vida una vez. Por lo que ambos estamos agradecidos contigo - trago saliva - Te he traído estas, tus preferidas. Espero que el viento sea tu mano para que puedas tocar y oler su frescura - susurra como una melodía - ¿Estás bien? - pregunta cuando se levanta siendo el primer espectador de mi estado de conmoción.

- ¡¿Qué...qué es esto?! - digo y tiemblo, pero ahora de la ira.

- Esto es la verdad, Gianluca - eleva sus cejas seguro - Y que, si de algo sirve, será para alejar tus pensamientos de que ese canalla de Sonrat quiere a mi hija - dice seco y endurezco mi mirada.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora