GIANLUCA
Yendo al jardín escuché las risas de los amigos de la pequeña Annabelle. El plan del día de ella fue invitar a sus amistades a divertirse en su casa con un par de juegos y entre ellos está el famoso twister, y quien dirige el tablero es nada menos que ojos de otoño.
- Ok, Annabelle, pie derecho azul – indicó alegremente ella sentada en el césped con un short jeans y una blusa blanca con los hombros descubiertos.
- ¡Pero no alcanzo! ¡Qué no ves! – se defendió. Disfruto del escenario colorido sentado en la mesa grande que tiene una sombrilla y que es al aire libre cerca de ellos.
- Sí alcanzas, Annabelle. Dale – dijo riendo una de las amigas llamada Ximena y los demás niños se mantenían en su lugar con dificultad.
- Es que me encantaría tener la elasticidad de Emilio – dijo la pequeña con sarcasmo. Me olvidé de decirles que Emilio volvió a tener 9 años. Es uno de los 4 jugadores.
- No, bonita. Conmigo no te metas. No es mi culpa que en tu academia de danza cara no te hayan enseñado lo que es elasticidad – habló él. Todos reímos incluso mi chica que últimamente pasa desanimada y callada.
- ¿Y a ti sí te enseñaron? – preguntó David, un niño de corte hongo en su cabello. Emilio se quedó pensando.
- ¿Has ido a una academia de danza, Emilio? – preguntó una niña de ojos pardos burlándose. Todos comenzaron a reírse sin importar que están en unas posiciones liosas.
- ¡Ok, ok! ¡Sigamos! – Rubí siguió animando con un poco de risa – Emilio, mano izquierda verde.
- Tendré cuidado de no aplastarte, bro – él se impulsó para no toparse tanto con David moviendo un poco a los demás. Sonreí - ¡Gian, en vez de estar ahí riéndote, únete al juego! – gritó y fui el punto de interés de todos. Observé que la sonrisa de la castaña se desvaneció, por lo que supongo que he deshecho su entretenimiento. ¡Ven! – detuve mis ojos en mi amigo y de nuevo la miré. Ella está incómoda con saber que estoy aquí, así que no quiero ganarme más su resentimiento - ¡Ven! ¡No seas aburrido como Paula! – su presencia aumenta más la tensión, pero no quiero prestarle ni un segundo de mi atención. La otra noche en mi cuarto le grité muy fuerte y me enojé al tope de sacarla rudamente de mi espacio.
- ¡Sí, ven! – me animó Annabelle – Podemos intentar de cinco.
- No – respondí - Aquí estoy bien. Me encuentro menos complicado que ustedes – grité sonriendo. Quería unirme, pero no quiero molestar a ojos de otoño.
Eso solo empeoraría nuestra situación.
- ¡Cobarde! – acepté el cumplido de mi lindo amigo.
- ¡Hermana sigue! – dijo la niña emocionada - ¡Rubí! ¡Llamando a mi hermanaaa! ¡Holaaa! – ojos de otoño se quedó perdida mirando el césped - ¡¡Rubí!!
- ¿Qué? - aterrizó - Lo siento – ella parpadeó nerviosa arreglando su cabello y procedió con el juego – David, mano derecha roja.
- Disculpen que los interrumpa – avisó Eu con su gentileza - Rubí, ya llegó Emma. Está en tu habitación.
- Ok, gracias – respondió y se retiró tranquila la nana – Tengo que dejarlos chicos – se levantó – Emilio, te sedo el puesto – señaló el tablero y él aceptó antes de aplastar a uno de esos niños – Sé que los divertirás – sonrió.
Pasó casi a lado mío sin verme, entonces, la seguí. Paula fue la única que puso cuidado a lo que pienso hacer y la fulminé con la mirada antes de irme. Ojos de otoño subió las escaleras de la casa creyendo que está sola. Creo que mi presencia la sintió porque retrocedió a ver insegura sus pasos.
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Solo quiero tu verdad
RomansaAl principio no me agradó mucho aquella noticia que hizo que mis planes se arruinaran en tan solo un día. Aquel hombre que me escogió para que sea su escolta era muy misterioso, no se parecía en nada con las otras personas con las que había trabajad...