Mackenzie
—¿Dónde carajos estás? ¡Te he mandado miles de mensajes y marcado mil veces! ¿Por qué mi cuenta está en ceros? ¿Qué hiciste, Dante? ¡LLÁMAME, MALDITA SEA!
Estoy muriéndome de la desesperación. ¡Todos los ahorros que tenía en mi cuenta no están! Todo por lo que he trabajado, por lo que me he sacrificado... no puedo creerlo. ¡Ese idiota...!
Vuelvo a marcarle a mi novio, más bien a mi ex novio. Y vuelve a ignorarme, y vuelvo a dejarle otro mensaje de voz y vuelvo a bombardearlo con mensajes de texto.
¡Ese dinero era para al fin poder abrir mi pastelería y lograr mis planes! No puedo creer que fui tan estúpida como para darle la contraseña de mi cuenta. Voy a morirme... voy a matarlo primero, maldita sea.
Dos horas después, estoy llorando en la sala de mi departamento... departamento que voy a tener que desalojar porque este maldito imbécil robó mi dinero. ¿Qué carajos voy a hacer?
Seco mis lágrimas y tomo mi bolso. Subo a mi coche para ir al departamento que Dante comparte con dos idiotas. Jamás voy ahí porque es un barrio peligroso y sus amigos realmente son unos idiotas drogadictos. Pero necesito respuestas y tengo que ir ahí a obtenerlas.
30 minutos después llego, apenas llego al pasillo de su departamento y ya huele a marihuana. No me sorprende que no los corran, el edificio es un asco.
Golpeo la puerta fuerte ya que dentro se escucha música y luego abren. Y el olor de marihuana se incrementa.
—¿Dónde está Dante? —entro al departamento y busco por todos lados. Puedo sentir las dos miradas de los dos idiotas recorriendo mi cuerpo, y puedo sentir las náuseas que eso me está provocando.
—Calma, princesa. Dante se fue.
—¿Cómo que se fue? ¿A dónde? ¿Dónde está mi dinero? ¿Qué le hizo ese pedazo de mierda? —estoy tan furiosa, desesperada. ¡Eran más de 20 mil dólares por Dios! ¡Años de ahorrar, años de horas extras de trabajo, de no gastar en nada más que en lo necesario!
—¿Tu qué crees? —dice el tipo moreno, fumando de su pipa, sentado en el suelo debajo de la ventana.
—¡Dime! —grito.
—Parece que no conocías a Dante. ¿Por qué le confiaste todo?
—¿Qué hizo con mi dinero? —vuelvo a preguntar.
—Lo perdió en apuestas. No pierdas tu tiempo buscándolo, no dejará que lo encuentres.
—No te creo... —las lágrimas comienzan a picar mis ojos, pero no pienso llorar enfrente de dos imbéciles y las contengo. —No pudo...
—Lo hizo. Hizo lo mismo con nosotros —señala todo su alrededor.
Cuando llegué, entré tan furiosa que no me di cuenta de que no hay muebles, no hay aparatos electrónicos. El tipo está sentado en el suelo porque ni siquiera los sillones que había están.
—Cuando lo vean, díganle que fui con la policía —salgo de ahí. Tomo mi teléfono para checar si Dante milagrosamente me contestó, pero no hay nada.
¿Qué voy a hacer? Renuncié a mi trabajo porque ya tenía todo listo para abrir la pastelería. Tengo 5 dólares en mi cartera y la próxima semana tengo que pagar la renta.
Subo a mi auto que también me costó muchísimo esfuerzo poder tenerlo y tapo mi boca con mis dos manos y grito para desahogarme y lloro. Porque es lo único que quiero hacer.
Cuando estoy un poco más calmada voy a la policía y me tienen ahí dos horas llenando papeles para hacer una denuncia en contra de Dante y después me regreso a mi departamento. Dejo el auto en el estacionamiento y salgo a caminar para poder pensar en algo.
Caminar siempre me ayuda.
Pero no puedo pensar en nada esta vez más que en llorar. No sé cuantas cuadras camino, ni cuánto tiempo, pero está anocheciendo. Entonces siento una mano rodear mi muñeca.
Es Dante.
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Dame un año (TERMINADA)
RomanceMackenzie perdió todo cuando su exnovio apostó sus ahorros en un juego de póker. Dylan está a un año de ser el director del hospital más importante de Nueva York y el heredero oficial de su abuelo fallecido. Si ambos deciden hacer un contrato un tan...