Capítulo 56: no más perros.

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Durante el camino al departamento de Mía, ninguno de los dos dice una sola palabra. Ninguno de los dos habla sobre el beso. Y ninguno de los dos se ha atrevido a mirar al otro a los ojos.

Antes de salir de su casa, revisó su teléfono y estuvo un momento viendo la pantalla con la frente fruncida.

Después de eso no volvió a mirarme.

Tal vez ya se dio cuenta de que lo que hicimos está mal. O sea, no es como si hubiéramos tenido sexo o... nos hubiéramos estado manoseando, pero... nos besamos.

Dos veces, técnicamente.

Y no se supone que debamos hacer eso si su familia no está presente.

Tal vez debimos haber puesto en el contrato que no debíamos besarnos si estábamos solos.

Julia dijo que pusiéramos una regla como de "no sexo", pero nunca dio la idea de "nada de besos a solas".

De verdad... muy en serio, eso no puede volver a pasar.

Minutos después, llegamos a casa de Mía. Ella nos presenta con sus padres como unos "amigos". Nunca menciona que estemos casados. No hay que fingir frente a ellos, entonces.

Comemos la comida que pidió Julia, hacemos un brindis por Mía, luego parten el pastel de chocolate que no hice yo y platican durante un rato.

Digo platican porque yo no he dicho una palabra en toda la tarde. Más que el "hola, mucho gusto" que les dije a los padres de Mía.

Ellos son geniales. Son bromistas y Mía no les oculta que es lesbiana y que Julia es su novia. Me parece que así es como debería ser una familia grandiosa.

La de Dylan es genial también, lo único malo es que no tienen la mente abierta y no les han brindado la suficiente confianza a sus hijos para que ellos sean honestos.

En fin. Cuando la familia de Mía se va, nosotros recogemos todo lo que utilizamos para comer, basura, platos, etc.

—El pastel estaba delicioso, me ofende que no lo hayas hecho tu Mackenzie, pero estaba bueno. —dice Mía. Me mira con los ojos entre cerrados pero luego sonríe.

—Lo siento mucho. Me descuidé un momento y cuando me di cuenta, los gatos estaban comiéndoselo. Te lo debo, ¿sí? —digo apenada.

—Está bien, no te preocupes. —dice sin darle mucha importancia al asunto y sigue recogiendo.

¿Nick les habrá contado que Dylan y yo nos estábamos besando?

No, Daniela ya estuviera dándome esas miradas suyas acusadoras y burlescas. Hasta ahora no lo ha hecho, pero sabe que algo está diferente porque la he visto mirándome como si estuviera preocupada.

También he visto como Nick mira a Dylan. Y como Dylan se ve fastidiado cuando se da cuenta.

Supongo que Nick le dio unas palabras de realidad en un mensaje de texto y por eso Dylan se quedó tan serio cuando salimos de su casa.

—¿Quién será el conductor designado de esta noche? —pregunta Julia cuando nos preparamos para irnos al club.

Yo ni siquiera quiero ir. Todo se ha vuelto incómodo.

—Yo. —dice Dylan.

—También yo, si llevamos otro coche. —me encojo de hombros.

—Solo no aceptes bebidas que te ofrezcan Julia o Mía. —dice Daniela burlona.

Yo niego con mi cabeza y pongo una sonrisa fingida. —Lo sé.

—Bueno, tu llevas mi coche. —Julia me da las llaves de su auto. Ella y Mía ya han bebido un poco.

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora