Mackenzie
—Así que... eres de Filadelfia. Es una ciudad grande y con mucha historia, ¿qué te hizo venir a Nueva York? —Dylan habla después de eternos minutos incómodos.
—Todo el mundo quiere vivir en Nueva York. —me encojo de hombros. Es verdad, todo mundo quiere venir de visita al menos a esta ciudad. Nueva York es la ciudad en donde tus sueños se hacen realidad.
Bueno, la mayoría de las veces. Pero que la publicidad en las películas no los engañe. Es una ciudad grandiosa, bonita. Pero todo es muy costoso, además hay basura por todos lados y ratas. Ratas enormes.
—Cierto. ¿Tus padres eran de Filadelfia?
—Uh... —necesito inventarme una buena historia, una que no se me olvide y que recuerde decir lo mismo cada que me hagan preguntas sobre mi vida —No en realidad. Bueno, ni siquiera sé de dónde eran. Ellos murieron cuando era muy... pequeña. Viví con unas... tías... en Filadelfia.
—Oh.
Asiento.
—Si... todo estaba muy limitado para mí. Eran de clase baja. Terminé el bachillerato y tuve que trabajar desde entonces. —es una historia sencilla. Lo recordaré. Y no es del todo mentira.
—¿No aplicaste para alguna beca en la universidad? —pregunta.
—No podía... o sea, si podía y quizás me hubieran admitido en alguna universidad —probablemente así sería. Tenía buenas calificaciones en el orfanato. —Pero ¿cómo me mantendría? Mis tías no podían pagar todos mis gastos... apenas comía... solo agradecí lo que hicieron por mí y me vine a Nueva York.
No soy de Filadelfia. He vivido en Nueva York desde que nací.
—Que... difícil. Eh... y ¿Dante, se llama? ¿Cómo lo conociste?
—Él... era mi vecino... nos conocemos desde niños. Nos vinimos juntos a Nueva York. Es por eso que creí estúpidamente que nunca haría algo para dañarme y conocía mi contraseña de mi cuenta de banco. Era en quien más confiaba. Pero bueno... no podemos confiar ni siquiera en nuestra sombra.
Esto lo último lo digo para que él sepa que no confiaré ni siquiera en él ni en su hermana ciegamente. Todos tenemos prioridades y todos queremos que nos salgan las cosas como queremos, aún si tenemos que pasar por encima de las prioridades de otros.
—¿Por qué a los ricos les gusta tanto la sauna? —cambio de tema para dejar de hablar de mí.
Dylan ríe por mi pregunta.
—Trae muchos beneficios, para tu piel, para el corazón, para desestresarte, incluso hay quienes creen que ayuda a perder peso.
—¿Para perder peso?
—Bueno... es que no pierdes grasa. Pierdes líquidos por el sudor y las toxinas que estás eliminando. Podrías pesarte saliendo y vas a pesar menos, pero volverás a recuperar ese peso cuando tomes agua.
—Aaaah... —creo cada palabra que dice porque él es doctor —¿y no sé puede comer aquí?
—No —dice riendo —¿tienes hambre?
—Algo...
—Pero apenas desayunamos.
—¿Y? —entrecierro mis ojos mirándolo... con desprecio. Siempre es tiempo de comer algo.
—Tendrás que aguantar tu hambre porque todavía faltan algunas cosas por hacer aquí.
—Pues sí.
—¿Cómo es que no eres más... robusta si te gusta mucho comer? ¿Cuándo estás haciendo pasteles no metes mano para comer ahí también?
—No te burles —lo señalo con mi dedo —No como tanto... solo... poquito. Muchas veces al día. Eres doctor, debes saber que eso está bien.
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Dame un año (TERMINADA)
RomanceMackenzie perdió todo cuando su exnovio apostó sus ahorros en un juego de póker. Dylan está a un año de ser el director del hospital más importante de Nueva York y el heredero oficial de su abuelo fallecido. Si ambos deciden hacer un contrato un tan...