Capítulo 28: Hagámoslo otra vez.

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MARATÓOOON

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Mack

—¿Está mirando? —pregunto a Dylan.

Dylan mira sobre mi hombro y mueve su cabeza. —No. Está señalando hacia la montaña. Creo que está dándole indicaciones a la chica...

—Vámonos... —no quiero que el tipo nos escuche así que estoy susurrando ahora.

—¿Qué? ¿A dónde? —arruga su frente confundido.

—¡Abajo!

—No... está parte de la montaña está bien. Bajaremos más tarde en el teleférico.

—No quiero pasar un segundo más soportando a este tonto. Si vuelve a hablarme voy a ser grosera y no quiero serlo porque es nuestro estúpido guía.

—Pero no podemos bajar, apenas estamos aprendiendo. —él mira hacia abajo como si estuviera comprobando que tan inclinada está la bajada y luego me mira de nuevo a mí.

—No va a pasarnos nada, por favor, Dylan. Ayúdame con esto. Me debes muchas.

—Diablos, Mack. Acabo de descubrir que... esto me da un poco de miedo y tú quieres que baje sin siquiera saber lo que estoy haciendo.

—Pero... no hay curvas. Es todo recto, solo tenemos que mantener los esquíes alineados. —miro hacia atrás, esperando que Johnny siga ocupado con la chica. Sip, todavía siguen hablando. —Si yo no tengo miedo... tu tampoco debes.

—Mack... —muerde su labio y se queda pensativo, luego mira hacia atrás de mi hombro de nuevo... —Espera... creo que se están despidiendo.

—Por favor. Te prepararé pancakes con forma de Mickey Mouse. Te enseñaré a hacerlos.

Mi oferta lo hace sonreír un poco. Mira hacia el cielo como si estuviera pidiéndole ayuda a Dios.

—¡OK! ¡Mierda! —se pone a mi lado y bajamos nuestros lentes para proteger nuestros ojos del aire helado. —a la cuenta de tres empezamos a empujarnos.

—Cuenta rápido. —lo apresuro.

—Uno... dos... tres...

Al mismo tiempo nos empujamos con los bastones y al mismo tiempo empezamos a gritar como locos. La gente debe estar burlándose de nosotros.

Parece que Dylan empujo más fuerte porque se adelanta un poco. —¡No, no, no! ¡Empuja más! —me grita.

Yo estoy gritando y riendo al mismo tiempo y también obedezco su orden de empujarme más fuerte, pero él ya va algunos metros más adelante que yo.

—¡Espérame! —le grito, aunque sé que no hay forma en que me pueda esperar, porque a la velocidad que va, si intenta frenar tal vez se vaya de cara hacia la nieve por la falta de experiencia.

El viento se siente genial en el rostro, espero que Dylan lo esté disfrutando tanto como yo. No sabía que esquiar se sintiera tan... desestresante.

Empujo un poco más con los bastones y creo que estoy a punto de alcanzar a Dylan.

O no. Más bien creo que está frenando, estamos a punto de llegar a la parte plana, él ya no va tan rápido, pero yo sí.

Mierda.

—¡Quítate! —le grito cuando él ya llegó abajo, se detuvo y ahora está volteando hacia mí. Creo que no voy a poder frenar. Espero que nadie se atraviese.

Se quita los lentes y está mirándome.

—¡Frena!

—¡No!

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora