—Se ve bien. —mi sonrisa no ha desaparecido desde que llegamos.
—A ver que tal el sabor. —Dylan toma su tenedor y lo mete en la pasta para enrollar un poco en él.
Yo también comienzo a hacerlo y al mismo tiempo la probamos. —Nada mal. —digo cuando me trago el primer bocado.
—Soy experto en pastas. Es prácticamente todo lo que he comido desde que te mudaste. —admite riendo.
Comemos y platicamos un poco de lo hicimos durante los últimos seis meses. Yo estuve trabajando en la pastelería, en la decoración y en los permisos necesarios para abrir. Compré una casa después de ver un montón y sufrí en la larga espera para la aprobación de la adopción de Amy.
Ah, y lloré cada noche cuando cerraba los ojos y veía la cara de decepción, enojo y tristeza de Dylan cuando le dije que no éramos nada aquella noche.
Él ha estado muy ocupado en el hospital, rechazando las invitaciones de Nick y Julia para ir a beber. Visitando a Amy cada vez que podía, viendo recetas en youtube y tiktok y haciendo algunos cursos de actualización.
—Y aquí estamos ahora. —dice.
—Aquí estamos ahora. Y no podría estar más feliz. —digo yo.
Dylan asiente. Alcanza mi mano por encima de la mesa, y enreda sus dedos con los míos. Nos miramos por unos segundos eternos. Sin decir nada con palabras, pero si nos decimos mucho solo con la vista.
Se inclina y besa mi mano. Luego, de repente, me suelta y se pone de pie para recoger nuestros platos. —¿Sabes? Tu no cumpliste una promesa que me hiciste.
—¿Yo? ¿Qué promesa? —no recuerdo haberle hecho promesas. —también me pongo de pie y le ayudo a recoger las cosas que hay en la mesa y las llevamos a la cocina.
—Cuando me hiciste bajar de esa montaña nevada, en esas vacaciones que hicimos, dijiste que me harías y me enseñarías a hacer pancakes con forma de Mickey mouse.
—Es cierto. —ya me había olvidado de eso. —Pero no fue que no quisiera hacerlo. Estábamos muy ocupados todo el tiempo. —me excuso.
Dylan asiente. —¿Qué tal si cumples tu promesa ahora? Serán el postre.
—Hagámoslos.
Primero, lavamos los platos que ya usamos y recogemos todo para que haya espacio en la cocina para los pancakes. No es que no haya lugar, pero es mejor que no haya nada estorbando de la cena.
Cuando todo esta despejado, le digo como preparar la harina, y que tanto subirle al quemador para que los pancakes salgan de un color bonito y no quemados y tampoco tan pálidos.
—¿Ves esas... burbujas? —señalo los pancakes que pusimos en la plancha antihaderente. —Es momento de voltearlos. ¿Puedes hacerlo?
—Soy cirujano, claro que puedo. —pone una cara de presumido que me hace reír.
Le paso una espátula y al momento de voltear el primer pancake, lo suelta encima del otro. Arruinándolo.
Aprieta sus labios y se queda viendo lo que hizo y no voltea a verme porque sabe que voy a estar viéndolo con una mirada de "¿enserio?".
—Espero que operes mejor que esto. —tomo la espátula de su mano y trato de salvar estos dos pancakes. Quedaron feos pero son comestibles. —otra vez, pero lo haré primero yo.
Vuelvo a poner la cantidad para dos pancakes. Espero a que salgan las burbujas y luego le enseño como voltear uno. —Despacio. No lo avientes.
—Ok, ok. Va de nuevo. —toma otra espátula del cajón y voltea el otro con cuidado. Sonríe cuando el pancake está volteado. —genial.
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Dame un año (TERMINADA)
RomanceMackenzie perdió todo cuando su exnovio apostó sus ahorros en un juego de póker. Dylan está a un año de ser el director del hospital más importante de Nueva York y el heredero oficial de su abuelo fallecido. Si ambos deciden hacer un contrato un tan...