Capítulo 2: ¿Tienes una pistola?

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Dylan

—Malas noticias. Es linda, pero... ¡no suelta el teléfono para nada! ¿Quiere tomar fotografías de todo, ¡hasta de la cuenta! De la propina que dejé sobre el ticket... no puedo con alguien así. —le cuento a mi hermana por teléfono y se escucha la risa que le provoco.

Acabo de tener una cita con la chica más superficial del mundo. Bueno, tal vez no superficial, o sí, no lo sé, pero según ella es influencer en Instagram y debe tomar foto de todo para que sus seguidores no se pierdan de ningún detalle.

—Dylan, ¡Al final valdrá la pena! ¿Qué importa si es una loca? —dice al otro lado de la línea y se nota su tono de diversión. 

—¡No!, tiene que ser con alguien que al menos me agrade.

—Entonces sigue postergándolo.

Suspiro. ¿Qué no hay una mujer normal en este mundo?

—Te veo mañana. Cuídate, Julia.

—También tú, hermanito.

Corto la llamada y camino por la acera para ir a mi auto, pero una pareja de... novios o lo que sea, está peleando a 5 metros de mí. Me recargo en la pared fingiendo que estoy viendo mi celular porque la pelea entre ellos se ve violenta y podría intervenir si es necesario. No debería de importarme, pero ella está llorando y golpeándolo con sus manos y él tratando de detenerla, pero ella se ve que no parará.

Agudizo mi oído para poder escuchar, aunque el ruido de la ciudad me deja oír muy poco.

Solo escucho lo que ella dice, algo como que "regrésame mi dinero" "eres un imbécil" "confíe en ti" algo sobre una pastelería, un "qué voy a hacer ahora", menciona a la policía y me quedo atónito cuando ella dice que quiere de vuelta sus 20mil dólares.

¿Él le robó "20 mil benditos dólares"?

Él logra librarse de los golpes de la mujer y hace una cara como de disculpa y se va corriendo. Ella se tapa el rostro llorando y se pone de cuclillas en el suelo.

Me quedó observándola un rato más. Se destapa el rostro y se queda mirando hacia un punto fijo, hacia el frente y sigue sollozando. La gente que pasa junto a ella se le queda mirando raro, o algunas personas se ríen y la critican.

Se pone de pie y comienza a caminar, pero no se fija por donde va, algunas personas chocan sus hombros con ella y le gritan que tenga cuidado. La sigo de cerca porque comienza a preocuparme la manera en la que se ve. Podría pasarle algo mal...

¡Diablos!, va a cruzar y el semáforo de peatones está en rojo. Corro y llego hacia ella justo a tiempo antes de que se atraviese frente a un camión que transporta cocacola que va a toda velocidad.

La agarro de su blusa y la jalo hacia atrás. Su espalda choca con mi pecho y casi me caigo hacia atrás junto con ella.

Algunas personas se asustaron porque de verdad casi la atropellan.

— ¿Estás bien? —digo, preocupado. 

—¿Por qué lo hiciste? —me empuja fuerte y me mira enojada.

—¡Iban a atropellarte! ¿Qué debería haber hecho?

—¡Dejar que lo hicieran! —grita todavía llorando y comienza a caminar al lado contrario al que iba.

—¿Dejar que te atropellen? —voy detrás de ella. ¿Por qué? No debería meterme en su vida, claramente no está bien de la cabeza. No tengo porque buscarme problemas. Pero diablos, ¿quiere morirse?

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora