Capítulo 26: Pareces un vibrador.

606 40 0
                                    

MARATOOOOON!! 

2/5 

Mackenzie

No entiendo como el conductor puede manejar si no se ve absolutamente nada, pero llegamos sanos y salvos después de como 40 minutos de trayecto.

En este momento no puedo decir como es la cabaña porque en realidad no se ve nada más que la luz de la entrada. Solo puedo decir que a un lado hay otra cabaña que está iluminada porque seguramente hay alguien hospedado ahí. Solo que esa cabaña se ve un poco más pequeña -creo­- que la que tenemos nosotros.

Johnny nos ayuda a bajar las maletas y meter todo a la cabaña. El parece que ya está acostumbrado al frio a diferencia de nosotros que estamos congelándonos.

Dice que no es necesario que encendamos la chimenea porque hay calefacción y se despide diciendo que vendrá por nosotros mañana.

Dylan busca el termostato para encender la calefacción porque ni siquiera esta encendida. Yo voy detrás de él para que se presione y se apure porque estoy a punto de congelarme.

—¿Qué no deberían de tener la cabaña lista para cuando lleguen los huéspedes? —dice la novia de Julia.

—Se supone que así debía ser. Me dio la clave para entrar y dijo que todo estaría listo para cuando llegáramos. Ni siquiera estaban las luces encendidas —dice Julia enojada. —No volveré a hacerle caso a tu amigo. —le dice a Dylan.

—Yo no sabía que habías hablado con Nick. Creí que tu estabas haciendo todo sola. —se defiende Dylan.

Y Julia resopla.

—Concentrémonos en encontrar el termostato. ¿Qué no debería estar en la entrada? —mis palabras suenan ya un poco desesperadas.

No he podido bajar la bufanda para destapar mi boca porque me da miedo respirar el aire helado.

Me separo de Dylan para buscar en otra parte de la cabaña. Mía y Julia están desdoblando algunas mantas para echárselas encima.

—¡Lo encontré! —grita Dylan desde una habitación.

Voy hacia donde está, es un pequeño cuarto. Como una bodega, hay trapeadores, escobas y limpiadores.

—¿Por qué está tan escondido? —mis dientes titiritean.

—No tengo idea —Dylan enciende la calefacción y pone una temperatura de 25°C. —va a tardar un poco en calentarse todo, mejor vamos a abrigarnos con una manta.

Volvemos a la sala en donde esta Julia y Mía. Ellas ya están muy cómodas en un sillón envueltas en una manta, juntas.

Dylan toma una y la extiende para mí. La tomo y entonces Julia habla.

—Cúbranse juntos, entrarán en calor más rápido. No es momento de ponerse delicados.

La miro con los ojos entrecerrados. Sé lo que quiere hacer.

—Tiene razón —Dylan me mira y espera mi respuesta.

—Como sea...me estoy muriendo de frío, ¡solo quiero taparme! —todo mi cuerpo está temblando de frío.

Dylan vuelve a agarrar la manta que me dio y se pone junto a mí. La pasa por detrás de nosotros y nos sentamos en el mismo sillón donde está Julia. Me pongo justo a un lado de ella para estar todos juntos y calentarnos más rápido. Está Mía en un extremo del sillón, luego Julia, luego yo y en el otro extremo Dylan.

Doblo mis piernas y las pego a mi cuerpo para que estén dentro de la manta también.

—Mierda, Mack. Pareces un vibrador. —Julia se burla, pero es que no puedo dejar de temblar.

Mía y Dylan se ríen.

—Abrázala, hermano... o algo. Va a darle una hipotermia.

—¿En serio tienes tanto frío? —me mira Dylan.

—S...i

Lo siguiente que hace es pasar su brazo por detrás de mis hombros y estrecharme hacia él.

Tengo un problema con el frío, a pesar de que los inviernos en Nueva York son helados, siempre he sido muy friolenta. Tengo que traer capas y capas de ropa para no estar temblando como ahora o para que no me duelan todos los huesos.

—¿Y si encendemos la chimenea? —pregunta Mía después de unos minutos de silencio —¿Alguien sabe cómo hacerlo? Ahí está todo, madera, periódico y encendedor —ella asiente hacia la chimenea, no señala porque sus manos las tiene metidas dentro de la cobija.

Aún no se siente la calefacción, si exhalas por la boca puedes ver el vapor que sale porque sigue helado aquí adentro.

—Yo sé cómo hacerlo, pero apenas estoy entrando en calor, Mía —Dylan se inclina un poco hacia adelante para poder ver a Mía en el extremo contrario a su sillón.

La casa de Dylan tiene una chimenea, alguna vez fue una de leña, pero actualmente se enciende con un botón, la adaptó para que funcione con gas. Como una estufa.

—Tu esposa de mentiras está muriendo de frío. Y tu hermana del alma y yo también.

Me río porque ella está empezando a desesperarse también.

Dylan rueda los ojos y suspira. Se levanta lentamente de mi lado y me cubre bien con la cobija.

Acomoda la madera dentro de la chimenea y hace algunas bolas con el periódico y también lo acomoda.

Hay un cajón debajo de la chimenea, lo abre y toma un periódico enrollado para encenderlo con fuego y meterlo al cajón. Espera ahí hasta que las bolas de periódico que están arriba comienzan a prenderse con el fuego y luego poco a poco la madera se enciende también, después cierra el cajón.

—¡Y tenemos fuego! —

—¡Gracias Hefesto! —le dice Mía a Dylan dramatizando.

Todos la miramos con cara de "¿Qué?"

—Hefesto es el dios del fuego —nos mira como si fuéramos tontos.

—¿Qué no es del metal? —pregunta Julia riendo.

—¡También! Del fuego y del metal, ¿con qué crees que forjan el metal?

—Si tú lo dices. —Julia le da un beso en los labios a Mía.

Yo me levanto del sillón y me siento en el suelo con la cobija cerca de la chimenea, a una distancia segura.

Después Mía, Julia y Dylan hacen lo mismo.

La cabaña comienza a calentarse, tal vez debido a la chimenea, o tal vez porque la calefacción al fin está calentando. Ya no necesitamos estar cubiertos por las mantas para entrar en calor.

Rato después, llega Nick con su acompañante, que, si no me falla la memoria, es una mujer diferente a la de la boda... y a la del club cuando fuimos a bailar.

Estoy segura de que Nick ha salido con la mitad de las mujeres de Nueva York.

Él trae consigo comida caliente, sodas, papitas y galletas. Lo amo por un minuto cuando le doy la primera mordida a mi Subway y me sabe a gloria, pero luego recuerdo que es un mujeriego y ya no me cae tan bien.

Nos repartimos las habitaciones. Hay 4 en total. En una dormirá Mía con Julia, en la otra Nick con Daniela su acompañante, en otra Dylan y en otra yo.

Todas las habitaciones están en un mismo pasillo. Dos frente a las otras dos.

Pongo mi maleta dentro del armario, hay ganchos, cajones y repisas. Solo desempaco mis sudaderas y chamarras para tenerlas a la mano.

Me quito mis botas afelpadas por dentro y preparo la cama para dormirme. 

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora