Capítulo 16: ¿Te abrazo?

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Dylan

No puedo no pensar en que mis papás se pasaron con este "regalo". Sé que lo disfrutaremos por estos dos días pero definitivamente lo disfrutaríamos más si fuera un matrimonio real.

Abro la puerta del cuarto y dejo que Mack entre primero, después entro yo.

Nos volteamos a ver al mismo tiempo y es como que ninguno de los dos puede creer que tenemos esto enfrente.

Es que ni siquiera en vacaciones con mi familia nos hospedábamos en un hotel tan costoso. Nunca imaginé que algún día iba a estar pasando dos días en el penthouse del Hotel Plaza.

Como que Mack y yo pensamos lo mismo porque los dos corremos a la cama y nos lanzamos de espalda.

Es la cama mas malditamente suave del mundo.

—Oh, ¡por Dios! —dice Mack y eso sonó casi como un ruido... Ya saben, sexual.

—Lo sé —me volteo quedando de lado mirándola. Ella tiene sus ojos cerrados y está sonriendo. —pero hay un problema. No podemos dormir los dos en ella.

Mackenzie abre los ojos y se acuesta de lado también mirándome. —Soy la dama aquí, está claro quién debe dormir en ella.

—No sé en qué siglo vives, pero se ha demostrado que el hombre es el sexo débil y no la mujer. -Bueno, esto no es cierto, o no lo sé. —Yo debo dormir en ella —sonrío.

—Dejémoslo a la suerte. ¿Tienes una moneda? —se sienta en la orilla de la cama, acomodando el abultado vestido para poder moverse ya que quedó hecho un remolino cuando se lanzó a la cama.

—No. Pero supongo que mi mamá empacó mi billetera —me levanto de la cama y voy a buscar en las maletas. Abro una de ellas, pero hay ropa de mujer así que esa debe ser la de Mack. Reviso la otra maleta y sip, ahí están mis cosas, incluyendo mi teléfono. Hay una pequeña bolsita de una farmacia, la abro para ver el contenido y... diablos, condones. Me río en voz baja, debe haber sido idea de mi papá.

Tomo mi billetera y hay una moneda. Regreso con Mack, que está de nuevo acostada pero cuando me escucha se sienta.

—¿Cara o cruz? —pregunto.

—Cruz. —responde.

Lanzo la moneda al aire y la atrapo. Abro mi mano y... —Cara. Lo siento, Mack.

—No... —hace un puchero como queriendo hacer berrinche.

—Tu querías dejarlo a la suerte... —me encojo de hombros.

Mira por encima de su hombro hacia la cama y luego se pone de pie.

—La cama es enorme. Caben como 5 personas aquí. Hay que compartirla. —me mira parpadeando muchas veces seguidas. —Por favor, no tendré otra oportunidad de dormir en una cama así.

Ahora yo miro el tamaño de la cama. Si es bastante amplia. —Por mí, está bien.

—¡Genial! ¿Hay pijamas en las maletas? Aprovechemos esa cama todo el tiempo que podamos —me da la espalda y va hacia la estancia a donde están las maletas.

¿De verdad no se dio cuenta de que lo que dijo sonó de otra forma?

La sigo y le indico cuál es su maleta antes de que se le ocurra abrir la mía y vea esos condones que guardaron ahí.

Cada uno toma su maleta y volvemos al cuarto. Las subimos a la cama y las abrimos. Pongo la bolsa de farmacia en un compartimento que no voy a abrir durante estos dos días para que no aparezcan de repente.

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora