Capítulo 4: Dame un año

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Mackenzie

Al siguiente día, Dylan me recoge a las 10am en mi departamento y no tenemos que usar auto para ir al restaurante. Vamos caminando y en menos de 10 minutos llegamos a Katz's Delicatessen, o como todos lo llaman, Katz's.

Nos sentamos en un lugar vacío y él ordena por ambos como si la comida no importara, o sea ni siquiera me pregunta que quiero, y cuando el mesero ya toma la orden se retira.

—¿Arreglaste tu auto? —Pregunta Dylan de repente. Como si no supiera de que manera romper el silencio.

—Sip. Me lo entregaron ayer a las 7pm.

—¡Que bien! —dice. 

Desde que llegamos no me ha volteado a ver a la cara. Algo raro está pasando. 

—Oye... eh... ¿Vas a despedirme? —pregunto abruptamente y parece que la pregunta lo sorprende.

—No, para nada. —ríe. —¿Por qué crees eso?

—Porque... es raro que me hayas invitado. Siento que quieres hacer mi despido más agradable.

—No, no te voy a despedir. —ríe. —Haz hecho muy buen trabajo en el consultorio.

—Entonces, ¿por qué la invitación a almorzar? —no me invitó solo porque sí. Algo pasa.

—No es nada malo...no te preocupes por eso. Es que tengo una propuesta para ti.

—¿Propuesta? ¿Qué tipo de propuesta? —si se atreve a proponer algo indecente, tomaré mis cosas y me iré. Ni siquiera me importará que pierda el trabajo.

—O por dios! Nunca te haría una propuesta... así. —dice rápido al darse cuenta que el hecho de "hacerme una propuesta" suena algo raro. —Mira, escúchame y si no te interesa puedes negarte y no pasará nada... podrás seguir trabajando en el consultorio sin ningún problema y todo seguirá normal.

—Ok... te escucho.

—Bueno... ayer mencionaste que perdiste todos tus ahorros por culpa de tu ex, ahorros que querías para abrir una pastelería.

Asiento sin hablar...

—Yo... puedo ayudarte a que tengas tu pastelería. Solo dame un año y ayúdame con algo.

Me enderezo en mi asiento atenta. ¿Qué puede necesitar de mí? ¿Y por qué me ayudaría a abrirla?

—¿Qué necesitas?

—Aquí viene la parte... difícil, tal vez. ¡O muy fácil! Porque no es... nada malo —muerde su labio notablemente nervioso antes de soltar lo que va a decir. —necesito que... —ríe nervioso. —te cases conmigo y seas mi esposa por un año.

¿Escuché bien? Lo miro esperando que comience a reírse y diga que es una broma, pero no lo hace.

—Di algo. —dice sonriendo apenado.

—¿Estás loco? —le pregunto.

—Lo sé, suena como una locura. ¿Por qué te pido esto si acabo de conocerte? Pero es que he tenido miles de citas con mujeres para... hacerles esta propuesta, pero todas están un poco locas y tu pareces... normal.

—¿Locas? ¡El loco eres tú! —no puedo evitar reírme. —¿Cómo puedes pedirle a una desconocida que se case contigo?

—Lo sé, lo sé. Pero... escucha. ¿Recuerdas que te dije que trabajo en el Hospital NewYork—Presbyterian? Soy heredero del 55 por ciento de las acciones, mi abuelo murió y eso puso en su testamento, pero el único requisito para que esas acciones sean realmente mías es que... debo estar casado por un año. Si eso no se cumple, las acciones que me corresponden van a pasar a manos de mi primo y mi primo es un idiota y hará que el hospital quiebre. Él no quiere que gente de bajos recursos sea atendida ahí, pero para eso el gobierno debe quitar la ayuda al hospital y créeme, eso hará que el hospital desaparezca y que miles de personas no tengan a donde ir a atenderse. Hay mucho que perder si mi primo queda a cargo. No puedo permitirlo.

—Pues... busca una novia y cásate como la gente normal.

—No tengo tiempo, Mackenzie. Por favor, solo un año. Te ayudaré a poner la mejor pastelería de Nueva York y me encargaré de los papeles de divorcio en cuanto me nombren accionista y... no tendrás que preocuparte de nada. Pero ayúdame. No tienes nada que perder.

Bueno, en eso tiene razón. No tengo absolutamente nada que perder, al contrario, si dice la verdad entonces tendría mi pastelería dentro de un año.

—Dame un año —insiste nuevamente.

UN AÑO dice él. Tendría que ahorrar por más de 5 años para tener de nuevo la cantidad de dinero que necesito.

Suspiro. —Quiero un contrato con ciertas condiciones estipuladas firmado por ti, por mí, un abogado y tenemos un trato.

—Hecho. ¡Será como tú me lo pidas! —extiende su mano hacia mí y yo la estrecho para cerrar nuestro trato. Después continúa hablando —Mi hermana es abogada, ella hará el contrato. Prometo que no habrá letras pequeñas. Será todo claro. Pero necesito que nadie sepa sobre esto, ¿si? O sea... que nadie sepa que el matrimonio es falso.

—Bi...en. 

—Genial. ¡Gracias! —sonríe.

Y no deja de sonreír mientras almorzamos. Aún sigo creyendo que está loco, pero es solo un año. He tenido que sacrificarme en peores ocasiones.

Él me ayuda, yo lo ayudo y todos ganamos. Me siento esperanzada de nuevo. Mis planes podrían hacerse realidad. 

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora