Capítulo 12: Te quiero, princesa.

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Mackenzie

Antes de que Dante me robara, antes de conocer a Dylan, y antes de firmar ese contrato yo ya tenía planes. Había dos grandes razones por la que necesitaba abrir mi pastelería. Uno: mi sueño de niña de tener una pastelería tan bonita que todos en la ciudad quisieran visitar y dos: Amy.

—Te tengo una noticia —le digo a mi pequeña amiga de 6 años en un tono que hace que me ponga mucha atención y su carita luzca emocionada. —voy a casarme.

La pequeña abre su boca con sorpresa y luego sonríe, mostrándome las dos ventanitas en su boca por los dientes que se le cayeron.

—¿Con Dante? —dice esto frunciendo su frente.

—No... —espero que no se ponga triste con mi respuesta y vaya que no lo hace.

—Uff. —hace como si se secara el sudor de la frente, como si sintiera alivio. —¿Entonces?

—Alguien que conocí hace poco. Se llama Dylan, es buena persona, no te preocupes.

Amy asiente y sigue sonriendo. —¿Cuándo lo conoceré?

No tengo una respuesta a esa pregunta, en realidad.

—Pronto —no creo que este siendo sincera con ella cuando digo esto. Espero que el tener que esperar un año para tener mi pastelería no afecte en mis planes con Amy.

¿Quién es Amy? Es una pequeña de 6 años que vive en el orfanato en el que pasé los primeros 18 años de mi vida.

Sip. Soy huérfana.

Nunca fui adoptada, cuando cumplí 16 años,  por las tardes me dejaron tener un trabajo en la pastelería que estaba a dos cuadras del orfanato y así yo podía tener dinero para comprarme cosas. Pero lo que hacía era guardar todo muy bien en un lugar escondido que encontré dentro de la institución.

A los 18 años, cuando ya tenía la mayoría de edad, dejé el orfanato, siempre nos dan opciones al llegar a esta edad. Podemos quedarnos y trabajar en el orfanato o podemos irnos. Mi decisión y la de Dante fue irnos. Por cierto, Dante también es huérfano, ahí es donde lo conocí y donde nos hicimos inseparables y después novios.

Dante también había conseguido un trabajo como mesero en un restaurante e hizo amigos que lo llevaron por el camino de la música... y supongo que de las apuestas. Los dos teníamos ingresos y habíamos ahorrado algo de dinero para poder irnos juntos.

Después comenzó lo difícil, cambiamos de trabajo muchas veces, nos discriminaron, intentaron aprovecharse de mí, incluso. La vida no era como creíamos que sería al salir, pero ya no podíamos regresar.

Seguimos trabajando, yo seguí ahorrando y después de muchísimo tiempo de espera y muchos intentos logré trabajar en una de las pastelerías más conocidas en Nueva York. A los 23 años comencé a ir al orfanato a visitar a los niños y hacerlos pasar un buen rato. A veces les llevaba pequeños regalos o pasteles que hacía para ellos.

Luego conocí a Amy, ella tan solo tenía 4 años de edad cuando la dejaron ahí. Es mucho más doloroso que cuando te abandonan recién nacida como a mí, si eres más grande conoces a tu familia, sabes que tienes dos padres que no te quisieron y te dejaron sin sentir remordimientos.

Ella estaba todo el tiempo triste, lloraba porque sentía que nadie la quería, cuando llegaban personas que querían adoptarla ella nunca quiso y no sé, de pronto sentí muchísimo cariño por ella. Así que, sin decirle a Dante, pregunté que es lo que debía hacer para poder adoptarla.

Reunía todos los requisitos, excepto el económico. Me pagaban bien, tenía un trabajo de tiempo completo y además hacía pedidos de pasteles, pero no era suficiente. Así que tuve que empezar a planear abrir mi pastelería. Hasta hace poco tenía todo para hacerlo, pero, ya saben, el idiota de Dante lo arruinó y arruinó mis planes de adoptar a Amy.

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora