Capítulo 20: Eres un hacker.

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Dylan

Después de... el incidente, nos llevan ahora al jacuzzi con hidromasaje. La señorita vuelve a darnos indicaciones, solo que esta vez no nos da un tiempo para que estemos ahí, dice que esto lo podemos disfrutar tanto como queramos. Ah, y guiña un ojo.

La cara que pone Mack de desagrado no pasa desapercibida por mí.

—ya sé, ya sé. Me volteo hasta que entres en el jacuzzi —digo antes de que ella comience a darme órdenes y le doy la espalda.

No vamos a entrar desnudos, obviamente, pero sé que Mack no querrá que la vea en poca ropa después de lo que pasó.

Luego me indica cuando yo puedo entrar.

La toalla que traía en la mano, la dejo a un lado del jacuzzi y entro a este.

El agua está calientita y un par de minutos después siento como mis músculos se relajan.

Cierro mis ojos para descansar un poco, pero van como 5 veces que Mackenzie suspira y eso no me deja estar tranquilo

Abro mis ojos y la miro. Ella está justo a mi lado porque el jacuzzi no es enorme. Apenas cabemos los dos.

—Mack... tienes que relajarte. Es el punto del hidromasaje.

—No puedo... —me mira con ganas de asesinarme.

Trato de no reírme, es que su cara es graciosa así enojada.

—Por favor, deja de pensar en lo que pasó hace rato. Te prometo...

—"Te prometo" tiene menos valor que "te juro"

—Ok, ok. Te juro —comienzo otra vez —que no vi nada y no estaba pensando en nada que no fuera en ayudarte a que no te cayeras. En serio, no hay nada en mi cabeza sobre... tu cuerpo.

—Es que... ¡ah!

—¡Mack! Ya lo juré. Y si sigues pensando en eso entonces... todo se volverá raro entre tú y yo, ¿eso quieres? —hago una pausa para que responda ella. Solo niega con su cabeza— hasta ahora no la hemos pasado tan mal en estos días. Tratemos de que siga todo igual para que este año se vaya rápido y... cada quién obtenga lo que quiere.

—¿Seguro que no viste nada? —vuelve a preguntar.

—Segurísimo.

Ella asiente y sacude sus hombros. Apoya su espalda bien en la pared del jacuzzi e inclina su cabeza hacia atrás poniéndola sobre la hendidura que hay específicamente para eso, para descansar.

Yo hago lo mismo y cierro los ojos.

Lo siguiente después del hidromasaje, fue manicure y pedicure para ambos. No sé porque nunca lo había hecho. Siempre se ha tenido la creencia que eso es, la mayoría de las veces, para mujeres. Los hombres podemos también tener pies y manos bonitas.

En fin, después de todo eso, volvemos al penthouse. Mack lo primero que hace es ir por algo de lo que guardó del desayuno. Y yo la acompaño porque también tengo hambre.

Nos terminamos los pancakes y el resto del jugo de naranja. Todavía hay mucho café ella no bebió nada.

Comienzo a sospechar que cuando me dijo que no le gustaba el café, y luego dijo que estaba bromeando, qué si le gustaba, era todo mentira. Ahora que recuerdo, ese día, todo el consultorio tenía aroma a café...

—Dime que hiciste con el café que te di el día que comenzaste a trabajar en el consultorio.

Ella primero arruga su frente como si no supiera de qué le hablo. Luego arquea sus cejas sabiendo perfectamente, y luego vuelve a arrugar su frente. —¿Qué café? —finge.

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora