Capítulo 10: Mackenzie es de la familia ahora

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Dylan

Hoy fue algo como una locura en el consultorio ya que Mackenzie no estuvo para ayudarme con las citas de los pacientes.

Traté de que todo estuviera tranquilo, pero no había quien pusiera videos para los niños que esperaban en el consultorio. Había legos y cubos de construcción por todo el piso, que por cierto casi me parto la cara con uno porque casi resbalo.

Termino a las 4. No programamos más citas para la tarde porque quedé de ver a un amigo que no veo hace medio año, Nick. Nos conocemos desde siempre, éramos vecinos y fuimos a la misma universidad. Nick también es doctor, bueno, él es cirujano plástico.

Me encuentro con él en un restaurante bar que está en el centro. Ya apartó una mesa para ambos cuando yo llego.

Se levanta y nos damos un abrazo para saludarnos.  Dejamos de vernos porque los dos nos pusimos muy ocupados con nuestros trabajos, pero siempre hemos sido buenos amigos, nos mandábamos mensajes de vez en cuando solo para saludarnos.

—Dime que es mentira lo que andan diciendo por ahí. —se acomoda de nuevo en su silla y yo me siento frente a él. —¿Enserio vas a casarte?

—¿Cómo...? ¿En dónde lo escuchaste?

—Tu madre llamó a la mía para invitarla a la despedida de soltera de tu futura esposa. Y mi madre le dijo a algunas personas más. Casi todos nuestros conocidos lo saben ahora. 

—Debí suponerlo. —¿A quién más invitaría? Espero que no se le ocurra hacer algo tan grande, no quiero que Mackenzie se sienta abrumada con tanta gente. —Me caso el sábado. Estás cordialmente invitado. —le doy una de las invitaciones que me dio Julia para invitar a quien yo quisiera. ¡Julia tiene todo listo! Es buena organizándose.

—Ni siquiera sabía que ya tenías novia. ¿Cuándo la conociste?

—Es una larga historia... —digo.

—Hay tiempo. Necesito saber todo sobre esta mujer que logró atraparte.

Me río. Ni siquiera se imagina. —¿Aún puedo confiar ciegamente en ti?

—Sabes que sí. —nos traen un cubo de metal con hielos y cerveza en el. Nick toma una y le da un trago.

—¿Oíste que mi abuelo murió?

—Si, lo siento mucho.

—Gracias. Bueno, mi abuelo me dejó gran parte de su herencia, el 55% de las acciones del Hospital NewYork—Presbyterian, seré el director del hospital, pero con la condición de que esté casado. Después de un año, esas acciones serán mías.

—Woow. Entonces... necesitabas una esposa. Necesitas. —se corrige. —y la encontraste. Me alegro.

—La encontré. —concuerdo. —pero ni ella ni yo, estamos... ya sabes, enamorados o esa mierda.

Mi amigo sonríe y se endereza en su silla. Recarga sus antebrazos en la mesa y me observa con atención.

—¿Qué quieres decir?

—Hicimos un contrato. Ella tiene que fingir ser mi esposa por un año y yo voy a... pagarle.

—Mierda... mierda, mierda. —dice y parece que no puede creerlo. —¿Quién diría que el correcto Dylan haría algo así para obtener una herencia?

—Lo hago por el bien de muchas personas, amigo. No es por interés propio nada más. ¿Recuerdas a Lance?

—¿Qué con él?

—Si yo no me caso ya, las acciones van a pasar a sus asquerosas manos y lo único que hará es acabar con el hospital. Sabes como se maneja ese hospital y sabes que además de gente con mucho dinero, también son atendidas personas con bajos recursos. Es el único hospital que los atiende aquí en NY. Lance siempre ha estado en contra de eso y si él hace que dejen de ser atendidos, el gobierno ya no ayudará al hospital e irá a la quiebra.

Dame un año (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora