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Estaba sentado en el césped del parque, mi lugar especial alejado del centro, y en mi mochila había traído unos cuantos accesorios para mis amiguitos.

Eran las ocho de la mañana, y aprovechaba siempre este horario para pasar tiempo de calidad con mis animales favoritos.

Agarré un par de sapos, que en total eran cuatro, y los puse en frente mío.

Tengo tan dominado el arte de los sapos, que se quedan quietos una vez que los dejo en el suelo. Ellos se van saltando una vez que los devuelvo a sus huecos en donde se escondían.

Agarré uno, y lo puse en un auto de juguete, a otro le puse un gorrito de nomo que había hecho con papel, y al penúltimo sapo, le coloqué un sombrero de copa.

Así toditos se quedaron ahí, ¡Bien bonitos!

Yo teniendo en una mano el último sapo que me quedó, cambié mi posición sentada, y estiré las piernas para jugar más cómodo.

Agarré el sapo que tenía en el auto y con el que ya traía en mi disposición, los puse a bailar de a dos patitas en el césped.

Mientras miraba a mis amiguitos, me puse a pensar en varias cosas...

Pensar...

En mí...

¡No me gusta! ¡Casi siempre pienso cosas malas sobre de mí!

Principalmente, la dificultad que tengo para realizar interacciones humanas básicas, como hablar con gente.

Que por cierto... Mi última interacción antes de salir a la escuela fue un asco, no quiero que un desconocido me hable nunca más...

Me comencé a agitar una vez que terminé de jugar con los sapos, así que, de mi mochila saqué mi paquete de cigarros, junto a un encendedor.

El contraste entre el aire frío, y el humo del cigarrillo, me quemaba los pulmones. Me gustaba la sensación...

Suspiré una vez que expulsé el vapor...

¡Cómo quisiera que para la próxima Damon jugara a los sapos conmigo!

Y me trataba como siempre he soñado.

¿Por qué no puedo ver a Damon en los ojos y decir que le haré realidad su sueño sin importar lo qué deba hacer porque lo amo?

¡Seré suyo, y él será mío!

Parpadeo un par de veces, y me quedé viendo a uno de sapos con sombrero comiéndose los bichos que caminaban en el tronco de un árbol.

Después de tararear algunas canciones en voz baja, me aburrí y me dispuse a devolver a los sapitos en sus lugares.

Y una vez que guardé mis cosas, me coloqué la mochila, e inicié a tomar el camino hacia mi hogar.

Creo que este día no me sentía de humor...

Este día me siento como un fenómeno...

Siento que estoy aullando por dentro...

Me estoy volviendo delirante...

Y todo lo que quiero es estar con Damon otra vez...

Sólo para abrazarlo...

Siento que estoy perdiendo el control de mi corta vida.

...

Después de haberme puesto la mochila para irme del parque, sentí un balanceo que cayó sobre mí...

Sentí el deseo de dormir...

...

Estaba en el campo con rosas blancas de mis sueños, que estaba iluminado de un hermoso cielo color miel...

Yo estaba sentado enfrente de Damon, quien estaba de pie viéndome significativamente.

"William... Algo anda mal con tu cuello... Quiero decir... Te ves un poco... raro..."

Damon me entregó un espejo que sacó entre las flores, el cual agarré intrigado y con miedo.

Me levanté del suelo, y ví mi reflejo.

La parte derecha de mi cuello estaba roja, tenía una pequeña cavidad que sobresalía un poco de mi piel. Parecía ser una herida grave.

Pero, no me dolía en lo absoluto.

Y sin esperarmelo

El capullo de una caléndula naranjada, floreció por arte de magia de aquél hueco extraño.

Parpadeo repetidas veces, tomé aire por la boca, y observé a Damon, quien también tenía esa cosa peculiar en su cuello.

"¿Qué tiene de raro mi cuello? ¿No te gusta?"

Él de pronto negó con las manos. Llegué a apreciar su rostro ruborizado al acercarse más a mí.

"¡No, no! Todo lo contrario... Lo adoro..." Recalca con encanto, tocando con su dedo un poco de mi flor.

Aquello me generó un leve cosquilleo.

"Oh..."

Y de pronto, Damon que también tenía su cuello igual que yo, comenzó a brotar una flor.

Era una orquídea negra.

Esa flor era escalofriante... Es la única de su especie que tiene aquél color oscuro.

Yo no le dije nada, sólo sonreí un poco cuando Damon, agachó la mirada.

--Tus ojos son muy... Uhmm... Insólitos, William... Son muy...--

Él no terminó su frase, pero yo ya había entendido a lo que se estaba refiriendo...

Me ví en el espejo nuevamente, y noté que efectivamente, mis ojos eran un poco más grandes.

--Mis ojos son la parte más grande de mi rostro, y mi mayor problema con mi apariencia...-- contesté, dejando caer mis hombros en sus suspiro.

--Yo diría que es la parte más preciosa de tu rostro... Eres el chico más extraordinario, William--

Posterior a esta frase, él se dió la vuelta y comenzó a alejarse de mí.

Damon iba caminando, e hizo un gesto con su mano hacia atrás... de que yo le tomara la mano.

Yo corrí de inmediato, y junté nuestros dedos.

Él tomó el impulso de tomar mi otra mano, para darme una vuelta, y atraparme.

Damon había envuelto completamente sus brazos alrededor de mi cuerpo, en ese instante había renunciado a intentar alejarse de mí, y había apoyado su cabeza sobre mi hombro, sentí que estaba sonriendo.

Yo también lo estaba.

Aun que, de un momento al otro, sentí que el mundo se me caía encima nuevamente.

Todo a mi alrededor se volvió sombrío, y mis piernas se encontraban débiles. El paraíso de mis sueños se estaba corrompiendo, y ví como todas las rosas se estaban marchitando, hasta pudrirse.

El cielo de color miel, se transformó a un tono rojizo, el cual iba oscureciéndose más y más.

Damon se alarmó, y me sostuvo fuertemente de la espalda, y me sacudió un poco.

"¡Oye, William! ¿Te estás desmayando, o te estás despertando?"

"Damon..."

Tras esto, oí sus últimas palabras en aquel paraíso:

"Júrame amor eterno, William..."

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J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora