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• °35° •

Había sido invitado a la casa de Damon por la tarde, estaba emocionado por pasar tiempo con él.

Al llegar, Damon me enseñó por primera vez su habitación, un espacio acogedor y personal que siempre me hacía sentir bienvenido.

Sus paredes eran del color del café con leche, tenía una ventana con cortinas venecianas, de esas que estaban separadas y que las jalas para abrirla o cerrarla.

Su cuarto también era un tanto sombrío, su única iluminación era su lámpara cálida de escritorio, ya que la luz del techo se había roto y nunca la arreglaron.

Él tenía decorado todo el lugar con algunos pósters de sus bandas favoritas, y lo que abundaba por toda su habitación eran libros de biología de todo tipo, y libros que Damon, no me dejó tocar. Finalizando, con que coleccionaba recipientes de cristal, cajas, y algunos materiales de laboratorio.

Después de un rato de charla que tuvimos en la cama, yo decidí aprovechar la ocasión y cantarle la canción que había escrito especialmente para él.

Con voz suave y algo temblorosa, entoné cada palabra con el corazón, transmitiendo todo el cariño y la admiración que sentía por Damon.

Su boca dibujó una sonrisa tierna cuando finalicé de cantar la última palabra de mi melodía. 

Damon todavía sonriente, me agradeció con sinceridad:

--¡William, me encanta! De verdad disfruto mucho ser tu amigo, sé que han pasado tan sólo tres meses, pero siento como si te conociera de toda la vida...-- dijo, sus ojos brillaban con una calidez que me llenó de felicidad.

Por fin pude subirle el ánimo con la canción que había escrito, y que tanto soñaba con mostrárselo. 

A Damon le gustó demasiado que hasta me preguntó si podría quedarse con el papel para leerla todas las mañanas. 

Claramente le dije que sí con todo gusto.

Damon sonrió ante mi tono entusiasta, incluso a esta hora tan tardía. Él agarró la hoja con la letra de mi canción y la guardó entre las páginas de un libro de su cuarto.

Luego ambos nos sentamos en el frío suelo de madera, y yo, tímidamente, dí un indicio de querer inclinarme hacia Damon para darle un abrazo.

Damon se percató de esto, y pronto me lo permitió, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, en un gesto que era tanto reconfortante como emocionante.

Al soltarnos, Damon me tomó del brazo sin previo aviso...

Giró mi brazo un poco y estiró la tela del suéter que llevaba para ver mi pálida piel.

El ambiente se volvió lúgubre de repente, pero yo no entendía por qué, aunque no le dí importancia.

Damon, con una expresión inexpresiva, tocó con delicadeza la parte interna de mi brazo.

--¿Tú sabías que lo único que hago todo el día... es pensar en tí, William?-- susurró sin desviar su mirada en mis venas azules que comenzaban a marcarse.

Yo le respondí sintiendo un aura desolador.

--N-no, Damon... Yo no sabía eso...--

Mientras lo veía todavía analizando mi brazo con seriedad, ví que su cabello rubio estaba desordenado, por lo que parecía gracioso, y eso me hizo sonreír.

Damon dejó escapar un suspiro de cansancio, que hizo provocarme una mezcla de preocupación y ternura.

--Pasan cosas buenas cuando estamos juntos... ¿Verdad, William?-- preguntó, intentando mantener una expresión neutral.