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• °69° •

Me desperté al escuchar el rechinido de la puerta de mi habitación.

Parpadeé, tratando de aclarar la vista, y vi a Noel y Paul entrando con platitos y cubiertos en sus manos.

Detrás de ellos estaba mamá, sosteniendo el pastel que le había pedido, uno de duraznos, fresas y crema, con dos velas encendidas.

A pesar de mi debilidad, una chispa de felicidad me recorrió.

Me senté en la cama mientras todos me cantaban "Feliz cumpleaños" en voz baja.

Mamá se sentó a mi lado y colocó el pastel en mis piernas.

Les agradecí con una débil sonrisa.

--Muchas gracias...--

Justo cuando estaba inhalando para soplar las velas, mamá me detuvo.

--Espera, todavía no pusimos los números en el pastel-- dijo poniendo su mano en mi pecho.

Paul rompió un empaque azul, y le entregó a mamá los números.

Los miré con anticipación, esperando ver las velas con el número 17...

...

Sin embargo...

Mi corazón se detuvo cuando ella colocó el número 21 frente a mí...

Mi pecho comenzó a agitarse.

Mamá encendió el mechero para encender las velas de los números.

Recordé, con un pánico interno, el sueño en el que el pediatra me revelaba que no tenía 16 años, que ya era un adulto.

Sentí un golpe de realidad...

Mamá me dijo que pidiera un deseo.

...

No quería aceptar esta realidad.

Seguía siendo un chico, un chico aventurero e inocente.

Mi mente me había engañado todo este tiempo, haciéndome creer que era más joven.

Todo este tiempo, había sido un adulto.

...

Y de una vez, pedí mi deseo.

Deseé no tener este trastorno que me hizo creer que había perdido años de mi vida....

Miré las velas nervioso, y con un nudo en la garganta, las soplé.

El humo de las velas con el número 21 se elevó, sintiendo como si mi vida se desvaneciera.

Miré mis manos temblorosas, estas no eran manos de adolescente...

Esto no era un sueño.

Mi familia me aplaudió. Paul, con su cámara, pidió a mamá y Noel que posaran conmigo para la foto.

Sentí un flashback, viéndome como un niño cuando tomaban la foto...

Paul sacó la captura, y comenzó a agitar la fotografía en negro para revelar la imagen.

Mamá cortaba el pastel, mientras yo luchaba internamente por mantener la compostura y no gritar que no podía recordar en qué momento me convertí en adulto, mantenido y sedado.

Mamá me dió un beso en la cabeza, al cual no reaccioné, y me entregó el primer pedazo con un tenedor... Y clavado con el número 21.

Sostuve el pastel y el tenedor, pero no podía abrir la boca.