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Me senté absorto en la cocina, y en la mesa que tenía delante a mío, había un plato con gelatina de naranja que su madre había hecho para él, en un intento de arrancarle una sonrisa que parecía haberse desvanecido hace meses.

Mientras tomaba una cucharada de gelatina, la luz tenue del atardecer estaba filtrándose por las cortinas.

El frío de la gelatina contrastaba con la tristeza de mi rostro. Cada cucharada parecía una distracción momentánea de la tormenta que rugía en mi mente.

Mientras saboreaba con lentitud, Noel pasó por detrás de mí, presencié su mirada era fría y penetrante.

--¿Por qué me miras así?-- pregunté sin levantar la vista, junto a un tono que intentaba sonar indiferente, pero que no lograba ocultar del todo mi incomodidad.

Noel se detuvo y, por un momento, el silencio llenó la cocina.

Suspiró, tomándose un momento antes de responder.

--Mamá me contó sobre las... autolesiones en tus brazos...-- dijo finalmente, su voz era más suave de lo habitual, esto no es común. --No puedo simplemente ignorarlo, Liam...--

Dejé caer la cuchara en el plato.

Las palabras de Noel resonaron en mis oídos, haciendo eco en el vacío que sentía dentro.

Bajé la mirada, la tristeza estaba envolviéndome. Noel se acercó y se sentó a mi lado.

--Noel...-- comencé, pero las palabras se me quedaron atrapadas en la garganta.

Él se acercó y, con una voz llena de remordimiento, continuó:

--Sé que no soy el mejor hermano. Siempre te he tratado mal, pero esto...-- hizo un gesto hacia mis brazos. --No puedo permitir que te hagas este tipo de daño a tí mismo...--

Las palabras flotaban en el aire, pesadas y cargadas de un dolor mudo.

Yo aparto la mirada hacia mi comida.

No respondí, tenía un escudo contra sus palabras.

No quería la compasión de Noel, ni el abrazo que ahora me estaba ofreciendo.

Me sentía extraño, casi irreal, recibir cariño y apoyo de alguien que siempre había sido una fuente de dolor para mí.

--No importan tus palabras, déjame comer sólo, por favor...-- murmuré, retomando su gelatina, tratando de ignorar la preocupación en los ojos de mi hermano.

Después de unos minutos de incomodidad, Noel se dió por vencido y se levantó.

--Sólo... cuídate, ¿Sí?... Prometo ya no hacerte más daño...--

Él suspiró, derrotado, y salió de la cocina, dejándome solo con sus pensamientos.

Seguí comiendo en silencio.

Después de terminar mi gelatina, subí las escaleras para cepillarme los dientes.

Mientras me acercaba al baño, escuché voces provenientes de la habitación de mi madre.

Esto me detuvo un momento, mi curiosidad fue despertada. Oía murmullos.

Intrigado, me acerco sigilosamente a la puerta de ella, y apoco mi oído contra la puerta.

--Los dibujos que ha hecho de Damon son una señal de alerta...-- decía la voz del pediatra desde el altavoz.

Yo hice una mueca al oír eso.

J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora