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Nosotros seguíamos conversando con la música
de The Smiths de fondo, creando una atmósfera casi mágica.

Después de un rato, Damon me preguntó:

--William, ¿Sabes tocar algún instrumento?--

Yo negué con la cabeza, un poco avergonzado.

--No, nunca aprendí. Siempre me ha gustado la
música, pero nunca tuve la oportunidad de aprender a tocar algo...--

Damon sonrió, ví una chispa de emoción en sus ojos.

--¿Te gustaría verme tocar el piano?--

Yo me quedé sorprendido.

--¿¡En serio tienes un piano!?--

--¡Sí, claro!-- Damon se levantó y buscó en el bolsillo de su pantalón, abrió con llave la
puerta de la habitación. --Ven, te daré una demostración...--

Me levanté de la cama y Damon me tomó de la mano.

Bajamos las escaleras en silencio, la mano de
Damon era firme y cálida junto con la mía.

Llegamos al primer piso, donde Damon me llevó a un rincón cerca de la cocina, un área que no había explorado antes.

Allí, en una esquina, había un piano antiguo y hermoso de colores café.

Damon se sentó en la banqueta, sus dedos comenzaron a rozar las teclas con una familiaridad evidente.

Luego de pensar, comenzó a tocar, las notas fluyendo suavemente bajo sus dedos.

Yo lo observaba, maravillado, reconociendo la melodía casi de inmediato.

Damon movía un poco la cabeza, tocando la canción con tranquilidad, y mirándome de vez en cuando, como si buscara la aprobación mía.

El sonido resonaba por la sala, y yo cada vez lo amaba cada vez más.

Cuando Damon terminó la pieza musical, yo le aplaudí entusiasmado.

--¿Esa era Yellow Submarine?-- pregunté sorprendido.

Damon asintió, con una leve sonrisa en su rostro.

--Sí, es una de mis favoritas--

--¡Tocas increíblemente bien!-- lo felicité impresionado.

Damon agradeció el cumplido, pero su expresión se tornó melancólica.

--Gracias. Mi padre me obligó a aprender cuando
era niño. Odiaba cada lección, pero al final valió la
pena, supongo...--

Un silencio tenebroso se asentó entre nosotros nuevamente, sólo interrumpido por la suave respiración de los dos.

Damon, repentinamente animado, sonrió y propuso:

--¿Quieres ver la habitación de invitados?--

Sentí un nudo de miedo en su estómago, pero aún así le dije:

J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora