Me encontraba en mi cuarto, tirado en el suelo, con un paquete de ositos de gomitas en la mano que Noel me había regalado.
Mi hermano, últimamente, había estado más cariñoso conmigo, algo que siempre había deseado pero nunca creí posible. Cuando vino del supermercado y me trajo ese paquete de gomitas, del que no pude evitar sonreír.
Mientras masticaba lentamente, delante de mí, estaba mi diario yacía abierto. Con un lápiz, trazaba las líneas de una orquídea negra, esa misma flor que siempre aparecía en mis sueños, enredada alrededor del cuello de Damon.
Damon era un chico extraño y sombrío, pero para mí, era más que un amigo. Era una presencia constante en mis pensamientos y sueños.
Me preguntaba una y otra vez sobre el significado de esos sueños que tenía, y de la flor que Damon llevaba consigo.
¿Por qué una orquídea negra?
¿Qué representaba?
Mientras mi lápiz se deslizaba por el papel, un ruido conocido llegó a mis oídos, un "croar" sutil pero inconfundible.
Dejé el lápiz a un lado y gateé por el suelo, dirigiéndome hacia la cama.
El ruido se hizo más fuerte, y antes de que pudiera asomarme, un sapito bebé saltó de debajo de la cama, directo a mi cara.
Me asusté, pero la sorpresa pronto se transformó en una risa contagiosa, de lo chistosa que había sido esa sorpresa.
Agarré al sapito que no paraba de saltar, y lo observé de cerca con una sonrisa cerrada.
Sus pequeños ojos brillaban, y aunque chillaba con fuerza, me resultaba sumamente adorable.
Lo dejé libre en el suelo, y fuí en busca de mi caja de juguetes. Saqué varios autos y los coloqué en el suelo, creando una especie de carretera.
Encontré al sapito de nuevo, ahora saltando contra la pared, lo cual era tonto, ya que claramente no podía saltarla.
Lo agarré y lo coloqué dentro de una pequeña casita de juguete, donde finalmente se quedó quieto, haciendo sus ruidos de sapo.
Mientras jugaba con el sapito a que se siba en los autos, empecé a escuchar más ruidos húmedos, más saltos...
Me detuve, y con un leve temor, caminé y miré hacia debajo de mi cama, levantando con miedo la sábana que rozaba el suelo.
De repente, una manada de sapitos bebés, aproximadamente unos veinte, comenzaron a salir a saltar en todas direcciones.
Me quedé boquiabierto, pero la sorpresa pronto se convirtió en entusiasmo.
¡Me encantaban los sapos, y ahora tenía una multitud con la que jugar!
--¡Sapitos lindos!-- dije animado.
Intenté atrapar a cada uno, riendo y rodando por el suelo.
El caos era maravilloso, un paraíso...
Esto era un reino de anfibios.
La felicidad me envolvía, hasta que escuché a Noel golpear la puerta.
--¿Liam, qué estás haciendo? ¿Qué es ese ruido?-- preguntó Noel desde el otro lado.
--¡Nada!-- grité sin dejar de reír, tratando de mantener a los pequeños anfibios en mis brazos.
La puerta se abrió y Noel entró, su expresión pasó de la curiosidad a la total, consternación al ver la escena.
Sapitos por todos lados, saltando y croando, algunos escapando hacia el pasillo.
Noel se quedó helado por un segundo, y luego dió un paso atrás cuando varios sapitos comenzaron a saltar sobre sus pies.
--¿¡Liam!? ¿¡Qué es todo esto?!-- gritó, visiblemente asustado, lo cual se me hizo divertido.
--¡Son sapos! ¡Son mis amigos!-- respondí entre risas, tratando de capturar a uno que intentaba escabullirse de la puerta.
El ruido pronto atrajo a toda la familia.
Mi madre y Paul llegaron corriendo, y sus reacciones no fueron muy diferentes a la de Noel.Mi madre gritó, y mi hermano Paul trató de mantener la calma, aunque claramente estaba desbordado por la situación.
--¡Tenemos que sacar a todos estos sapos de aquí!-- dijo mi mamá, tomando la iniciativa.
Comenzó la operación de rescate de sapitos.
Entre todos, intentamos atraparlos y llevarlos fuera de la casa. Bueno, todos menos Noel, que se quedó viendo sin hacer nada, ya que le daba cosita tocar un sapo, yo me reí por ello.
Cada vez que capturaba uno, me aseguraba de despedirme de él dándole un nombre, susurrándole un adiós y agradeciéndole por la diversión.
--¡Adiós, Enrique!-- le dije al último sapito antes de liberarlo cuidadosamente fuera de la casa.
Cuando todo finalmente quedó libre de sapos, me senté en el suelo de la sala de estar, exhausto pero feliz.
Mi familia también parecía aliviada, aunque todavía aturdida por lo que acababa de suceder.
--¿De dónde salieron todos esos sapos, Liam?-- preguntó Noel, agachándose a mi lado.
--No lo sé...-- dije inocente.
Noel me miró, sin comprender del todo, y me siguió insistiendo de donde los saqué, pero yo seguí respondiendo que no sabía nada.
Damon, siempre en mis sueños, siempre con la orquídea negra en el cuello... Sentí que, de alguna manera, él había estado detrás de esta sorprendente visita de los sapitos.
Esto era un regalo para mí.
No tenía sentido lógico, pero nada relacionado con Damon lo tenía.
Y en mi corazón, lo agradecía por esa linda sorpresa...
➳❥•
ESTÁS LEYENDO
J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•
Fanfiction❥•Cuando te limpias las lágrimas... ›➳ » ❥•¿Las limpias sólo para mí? ›➳ _________________________________________ ⋰𝑱𝒖𝒔𝒕 𝑭𝒐𝒓 𝑴𝒆⋱ ✪-»› Iniciada el "20/12/21" ✪-»› Terminada el "31/7/24" (Modificada) ⸔﹒"Capítulos cortos y largos"﹒⸕ ❛ ⠸Remaste...