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Estaba en la sala de estar viendo una película romántica en la televisión.

Las escenas llenas de amor y ternura me hacían sonreír y suspirar, imaginando momentos similares con Damon.

En un momento de pausa, revisé el entorno para asegurarme de que ninguno de mi familia me estuviera viendo.

Con la casa tranquila, levanté la manga de mi blusa y miré la marca en mi piel, donde había escrito el nombre de Damon. Sonreí, recordando la sonrisa que Damon me había dado después de la ceremonia de sangre.

De repente, escuché unos golpeteos en la ventana.

Me volteo y veo a Damon saludándome, haciendo una seña para que saliera.

Yo corrí de la sala para avisar a mi madre que se iba al parque, una excusa para poder irme.

--¡Mamá, voy al parque!-- grité, y sin esperar respuesta, me dirigí a la puerta.

Al abrirla, encontré a Damon esperándome con su característico bolso.

--¿Quieres acompañarme al campo?-- preguntó Damon, con una expresión que mezclaba entusiasmo y urgencia.

--Sí, claro...-- respondí sin dudarlo.

Justo en ese momento, Damon me agarró fuertemente del brazo en donde lo tenía lastimado con su nombre.

Esto hizo que soltara un quejido de dolor.

--Perdón, no quise hacerte daño-- pronunció Damon preocupado, soltando un poco mi agarre.

--No pasa nada...-- contesto, tratando de no mostrar el dolor en mi rostro.

Me recuperé rápidamente y ambos comenzamos a caminar hacia el campo.

El día nublado y templado desapareció de la nada, por fin el fuerte cielo azul se reveló luego de semanas sin aparecer.

La iluminación del sol se reflejaba por la sombra de los árboles.

El trayecto estuvo lleno de charlas y risas, aunque notaba algo diferente en Damon...

Había una intensidad en sus ojos y en su manera de hablar que no había visto antes.

Lo veía muy de buen humor. Con tan sólo saber que Damon estaba feliz, me hacía acelerar los latidos de mi corazón y hacerme doler el pecho.

--¿Quieres que te lleve a nuestro lugar secreto, William?-- sus palabras fueron sugestivas, sonriendo de lado.

Por casualidad, Damon tenía la rara adicción a repetir mi nombre en la mayor parte de frases que pronunciaba.

--¡Por supuesto!-- contesté alegre, retomando mi postura.

Damon me miró dulcemente y comenzamos a correr por el campo. Él me guió en toda la trayectoria del camino tomándome de la mano.

Luego de cansarnos, llegamos a nuestro destino.

Suspiré agotado en medio del silencioso y cautivador campo que era rodeado de unos árboles bastantes altos. Quedé distraído, observando el parecido que tenía este lugar con mi sueño.

Caminando por el agadable césped verde. Ví que Damon había tomado asiento bajo la sombra de un árbol. Recreé su misma acción, me senté debajo de la sombra, pero tomando algo de distancia.

Al hacerlo me frunció el ceño.

--No estés tan lejos de mí... Ven a sentarte a mi lado, William...--

J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora