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Cuando salimos a la calle alrededor de las once para comenzar el camino a casa. El estrés de la semana se hizo sentir en mis hombros, sintiéndome más pesado con la brisa empapada de lluvia.

Pero se disipó cuando mi hogar lentamente fue apareciendo a la vista, a través de una mañana brumosa.

Al cruzar la puerta, le conté a mi madre, que estaba sentada en la mesa de la cocina, que había conseguido mi primer amigo.

Ella se emocionó y me sugirió que deseaba verlo algún día.

--Se llama Damon... ¡Es muy amable y me trata súper bien! Vive en unas calles cerca de aquí-- le comenté con entusiasmo, mientras tomaba asiento delante de ella.

Mi madre se mostro contenta por la noticia.

--Que bueno, Liam, ¿Por qué no lo invitas a casa algún día? Me encantaría que me lo presentes para conocerlo mejor...-- dijo con una sonrisa amigable

Mi madre después de haber hablado, ví a Noel ingresar para ir a tomar una taza de té.

Fruncí los labios y pensé:

--¿Ustedes no lo vieron? Estaba a mi lado cuando Noel me abrió la puerta...--

Ella y mi hermano se miraron entre sí, y me respondieron con un "No" muy honesto.

Noel arqueó las cejas, y tomó tranquilamente la tetera de metal para empezar a hervirla en la cocina.

Fruncí el ceño al oír sus respuestas.

--Que raro, de seguro se tuvo que ir rápido a su hogar...-- comenté junto a una mueca.

Mi hermano caminó detrás de mí, y me dió un diminuto golpe en la cabeza con su dedo.

Una vez más me encontré reprimiendo el deseo de darle un buen empujón a Noel. 

A mí mamá no pareció importarle demasiado lo que había pasado, e irrumpió la escena una vez que me puse de pie para irme:

--¿Tomaste tu medicamento de esta mañana?--

Le negué con la cabeza tímidamente, y dí un paso atrás.

--No... No, mamá, me olvidé... Perdón--

Mis ojos titilaron al ver como de su bolso, dejaba sobre la mesa, unas nueva caja de pastillas de color morado, y un frasco de vidrio marrón relleno de medicamentos.

Noel, quien continuaba ahí con nosotros, ayudó a mi mamá para abrir la tapa del frasco oscuro.

--Ahora debes tomarte una píldora antes de irte a dormir todas las noches, después de la cena...-- me mencionó mamá, buscando en los bolsillos de su cartera, los papeles de mi médico. --Esto es para tu comportamiento compulsivo, ansiedad, y trastorno del habla...--

Ella me hizo un gesto de que me acercara, teniendo en la mano dos pastillas distintas.

Metí las cápsulas en mi boca, tragué, y me largué de la cocina a mi habitación sin decir nada.

¿Cómo puede ser que me dieran una dosis más alta?

Aquél médico es un tonto, mis últimas sesiones con él me fueron bien.

¿Qué problema tengo yo para que me sigan drogando con estas absurdas cápsulas que no sirven?

Yo quiero a mi mamá, la amo y obedezco en todo lo que me pide, pero esta porquería que ella me da...

No me gusta en lo absoluto.

Me niego a volver a consumir pastillas otra vez, me ponen triste con tan sólo verlas.

Ojalá pudiera tener el frasco del medicamento, para vaciarla y cambiarlas por mentas en su lugar.

Lástima que mi mamá ya perdió confianza en mí, y no me permite guardar las pastillas en mi disposición...

No comprendo a mi psiquiatra, él cree que estoy loco, que me ve algún defecto o algo así. Sólo soy un simple adolescente enamorado... ¡Nada fuera de lo normal!

Solté una bocanada de aire luego de frustrarme.

Desde mi niñez mi familia me ha mandado al psiquiatra por una razón que todavía desconozco.

Tal vez es porque tengo la evasión y aislamiento de interactuar con otros, por mis problemas de memoria, concentración y atención, por mis pensamientos con su manera de pensar ilógica, o porque simplemente vivo en mi mundo de fantasía.

Eran cosas de las que yo era consciente, aunque había algo más que desconozco.

El mundo...

El mundo se vuelve amenazante para mí, y no me gusta pensar que toda mi vida viviré con miedo, todo gracias a lo que tengo...

Yo lo vivo de forma angustiosa. Es por ello, que le comencé a darle significados a los sucesos de mi entorno...

Cuando realmente...

Soy yo el que está cambiando.

A segundos de dejarme caer en la cama, me pongo a considerar que permanecer allí durante todo el fin de semana no sería mala idea.

Mi mente sólo estaba nublada por pensamientos de papas fritas, el rostro de Damon, y una sensación general de fatiga...

--Cálmate, Liam. Mañana verás a Damon y todo estará bien...-- me dije a mí mismo en voz baja,. tomando entre mis abrazos a Puki, antes de apagar la luz de mi lámpara.

Tomé un respiro, y cerré mis ojos para profundizarme en uno de mis sueños.

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