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Algo que amo con todo mi ser es investigar los arbustos del parque por las tardes húmedas...

¿Saben por qué?

¡Por que siempre me encuentro con sapos y ranas!

¡Son mis animales que más me gustan!

Preferiblemente las ranas son mis favoritas, por tener una piel más lisa y colorida, no como los sapos que es escamosa y áspera. Aunque las ranitas son más bonitas que los sapos, me da sinceramente igual. Los dos son anfibios que adoro atrapar y acariciar.

Yo era amigo de las ranitas y sapitos.

No importa que sean bebés o grandes, o que aún no se hayan desarollado. Me encantaba descubrir sus nidos de huevos ocultos cerca de los lagos, y ver cómo los renacuajos nadaban en el agua cristalina,

Debajo de una roca especifica, había siempre un pequeñito pozo donde se encontraba muchas ranas pequeñas saltando.

Me gusta tenerlas en mis manos, con sus patitas húmedas y frías, saltando en el césped mojado con su peculiar ruido. Me hacían sonreír, eran tan tiernas e indefensas...

Las agarraba de mi palma, y les acariciaba la cabeza para ver cómo se les cerraban sus ojitos babosos.

Una vez, yo había tomado un sapo mediano, ni tan chico ni tan grande, que lo nombré Luka, y lo guardé en mis manos como una cueva para llevármelo a casa.

Aunque resultó en un caos total, ya que mi hermano me describió en el acto.

--¡Quiero tener al sapito en la casa!-- exclamé con los ojos llorosos teniendo en mano al pequeño animalito.

--¡Te dije que no! Deja esa cosa fea afuera del patio, y vete a tu habitación-- dijo Noel adelante mío, señalando las escaleras.

--Si no me dejas tenerlo, voy a empezar a llorar-- amenacé, retorciendo los dientes.

Él sólo se cruzó de brazos y achicó sus ojos.

--Ya lo estás haciendo...--

Yo continúe mirándolo con enfadado.

Era un día lluvioso, la puerta estaba detrás mío, y en cualquier momento, sabía que se vendría una pelea que no me llevaría a ningún lado. Terminaría perdiendo como siempre...

--¡Por favor, Noel!-- le supliqué una vez más, viendo como el abría el picaporte.

--Te dije que saques el sapo-- volvió a repetir, intentando empujar la puerta con mi estorbo.

Yo no me moví de mi lugar, obviamente ignoré las palabras de Noel. Sin embargo, él no iba a complacerme.

--No es no. Mamá no va a querer que tengas de mascota a un jodido sapo feo y asqueroso-- dijo, después de empujarme y alcanzar a abrir la puerta por completo.

La calle estaba muy mojada y la brisa hacía bastante frío.

--No es feo y asqueroso... ¡Es muy bonito y pegajoso!-- grité, aún cuidando a Luka en mis manos.

--Sí, lo es... y mucho--

Realmente no me importa lo que Noel me diga, yo no quería deshacerme de este amiguito.

--¡No lo voy a soltar!-- comenté en voz alta, y me puse de espaldas.

--Bueno, tú lo pediste...--

Noel se inclinó a mí y soltó una corriente de aire por la boca, antes de usar toda su fuerza en mí.

--¿¡Qué haces!?--

Él comenzó a tratar de abrir mis manos en donde escondía a Luka.

--¡Ya suéltalo!--

El sapito se mantuvo callado, hasta que Noel logró agarrarlo dentro de mis manos, y le apretó con fuerza la barriga para al fin, quitármelo, provocando que el sapo empezara a chillar y gritar agudamente.

Yo lo solté, para no seguir causándole dolor.

--¡Noel, no! ¡No hagas eso, le haces daño!--

A mi hermano pareció darle asco la textura del sapo, por lo cual, lo dejó caer al suelo, dejando que se escape.

Luka se había ido saltando con velocidad hacia la puerta...

--Le diré esto a mamá...-- dijo Noel fríamente, para luego, mirarse las palmas con disgusto. --Pero primero iré a lavarme las manos, ew...--

Alguna vez sienten tanta ira acumulada que les daban ganas de romper todo lo que sea que tengas cerca?

Bueno... Eso fue lo que sentí, pero lo único que llegué a romper cuando me encerré en mi cuarto, fue en un llanto silencioso.

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J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora