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Ahora Damon leerá todas las páginas enfermizas en donde le escribí con mis fantasias más retorcidas, junto a mis vergonzosos dibujos.

Leerá las hojas en donde digo que fantaseo sentarme en sus piernas para llenarlo de besos.

Leerá las hojas en donde escribí mis sueños más extraños, y profundos, que tuve sobre él.

Sabrá todas las fechas y meses en donde lo he espiado durante todo este tiempo...

Oh, quiero morir...

Verá las fotos que le he capturado desde su ventana semi desnudo.

¡Estoy absolutamente frito!

¡Este es mi absoluto fin!

Tenía ganas de llorar incontrolablemente... pero no pude soltar ni una lágrima...

Mi cuerpo se inició a invadir de puros nervios, mis manos temblaban, mientras sentía la garganta estrecha y seca.

La única forma de calmarme será que me vaya a dormir, y rezar que Damon no leerá ninguna de mis páginas, o que no se haya percatado de mi diario dejado en su sofá.

Mi alma se agrietaba, seguro va a sentir repudio hacia mí.

Cómo todos lo hicieron conmigo.

Él y yo siempre seremos eternamente amigos, podemos quedarnos solos para siempre...

Pero...

Pensar que en algún momento se alejará de mí, me pone deprimido.

Oh, me siento tan triste de tan sólo pensar que podríamos llegar a separarnos...

Abrí mi boca largando un bostezo, y me envolví en mis sábanas.

--Ven aquí almohada...-- dije estirando mi brazo para agarrarla y abrazarla con miedo.

Acabando después, dormido profundamente.

...

Mi sueño...

Estaba junto con Damon en el césped, mirando un cielo... Moribundo.

...

Mi alrededor se sentía sin... Vida...

Hasta yo me sentía sin vida, mi piel estaba enfermamente pálida, y mi ropa se veía pantanosa, sin color casi.

...

Pero Damon...

Pero Damon en cambio, estaba tal cuál.

Tenía su hermoso cabello rubio de siempre, sus ojos cerrados, y la punta de su nariz... estaba tan puntiaguda, que se veía como si estuviera alcanzando el cielo.

Por cierto, sus delgadas manos estaban entrelazadas sobre su pecho, como una oración piadosa.

Ambos cruzamos miradas, él finalmente abrió los ojos. Sus ojos turquesas reflejaban perfectamente mi rostro que no tenía vida.

J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora