J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•

• °27° •

Nos encontrábamos acostados en el césped, a punto de fumar después de una extensa charla. El cielo estaba de un hermoso color acaramelado, y el viento se sentía cálido...

Damon sacó dos cigarrillos de mi cajetilla, me entregó uno y sacó un encendedor de sus jeans.

Arqueó la espalda, e intentó encender la punta con el fuego, pero durante mucho tiempo, lo único que pude oír fue su voz molesta al sólo sacar chispas.

--Oh, Dios...--

--¿Qué pasa? ¿No puedes sacar fuego?-- dije preocupado, sosteniendo mi cigarrillo en mis dedos.

Damon se tumbó en el césped con frustración.

--Tiene una pequeña llama...--

Damon continuó presionando y presionando sin darse por vencido, y la luz radiante del sol a las cuatro de la tarde se reflejaba a través de las hojas de los árboles, dejó rastros de luz en su cabello que lucía mucho más dorado.

Mis pensamientos se alejaron, como cuando Damon dió una soplada de humo.

Él luego de muchos intentos, exprimió lo último que le quedaba de las chipas.

La semana pasó por delante mío como una película aburrida y sin sentido, dónde todos jugaban un papel que él no conocía...

--Ya sabes...-- Damon comenzó, mordiéndose el labio y acariciando el césped distraídamente. --Estamos solos, William...--

--Sí-- dije mirando mis zapatos.

--Hay mucha tranquilidad ¿Cierto?... Sólo tú y yo contra el mundo. Sólo tú... y yo. Como siempre ha sido y será...-- dijo brevemente, poniendo su cigarrillo en la boca.

El campo se llenó de humo. Nos inclinábamos uno al lado del otro, charlando, y nos pateamos los pies de vez en cuando.

Él me llegó a contar como hace un tiempo, iba a lo de su tía después de la escuela, para cuidar de unos pájaros que se encontraban enfermos. Amaba todo acerca de la naturaleza, en lo especial, de las aves.

Me dijo que la raza de sus pajaritos que cuidaba eran periquitos, que cabían perfectamente en las palmas de sus manos. Damon tenía dos, un macho y una hembra, y que siempre estuvo ahí con el fin de darles buena vida.

Damon fue a criar unos animalitos después de la escuela por bondad, sin importar que tan malo fuera el día, él les daba de comer y estudiaba sobre su raza, anotando sus allanamientos en una libreta.

Es interesante...

¿Por qué Damon tiene un corazón tan bondadoso?

De pronto, él colocó su mano sobre mi muslo, subiendo sus dedos cada vez más, hacia mi abdomen...

Queriendo tocar mi piel debajo de mi ropa.

Cuando Damon volvió a mirarme con su peculiar tranquilidad, y yo me quedé helado sin saber cómo reaccionar.

Los ojos de Damon eran sombríos como el mismo abismo. De repente, su otra mano salió disparada a mi espalda, agarrando mi cara, e inclinándola.

--Damon...-- Estaba a punto de soltar más palabras, pero me detuve.

--¿Qué?--

Él todavía seguía sosteniendo mi cara, y metiendo su mano por mi prenda.

--Mmm, n-no nada, perdón...-- dudé de nuevo.

--William...-- dijo Damon, fingiendo estar enojado, para sacar sus manos sobre mi piel. --No hables a medias--