J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•

• °61° •

Me senté en mi escritorio, rodeado de papeles y recortes que solía clasificar con meticulosidad.

Eran recuerdos de tiempos más simples, cuando la vida parecía más clara y los problemas parecían menores.

Sin embargo, hoy, mi mente estaba plagada por la reciente visita a la casa de Damon y todo lo que había sucedido allí.

La confusión y el miedo se entrelazaban con una creciente desesperación. Mientras organizaba mis papeles, el ruido de un golpe suave en la puerta me hizo sobresaltarme.

--¿Liam?-- la voz de mi mamá era firme pero contenía un matiz de preocupación. --¿Puedo hablar contigo?--

Giré la cabeza, sorprendido por su repentina intrusión.

No era común que mi madre se dirigiera a mí en mi habitación, especialmente para algo serio.

--Sí, mamá, claro...-- respondí, tratando de sonar tranquilo a pesar del nudo en mi estómago.

Ella entró, su mirada recorriendo la habitación con una curiosidad casi palpable.

Se detuvo frente a mí, con una expresión que me hizo sentir incómodo.

--Liam, necesito que me prestes tu diario, será sólo para una revisión...--

Su petición me dejó perplejo.

Mi diario íntimo era un refugio de mis pensamientos más profundos y personales.

¿Por qué querría mi mamá algo tan íntimo?

Me quedé en silencio por un momento, intentando procesar la solicitud.

--Mamá, lo destruí hace tiempo...-- dije finalmente, con la esperanza de que aceptara mi respuesta.

Ella frunció el ceño, claramente insatisfecha.

--Entonces, préstame tu primer diario. Sé que lo tienes por aquí...--

Miré hacia el diario, arrojado descuidadamente al lado de mi cama. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

¿Por qué insistía tanto en esto?

--¿Por qué lo necesitas, mamá?-- pregunté, mientras me acercaba lentamente al diario, tratando de mantener la calma.

Ella suspiró, derrotada, y sus ojos se llenaron de una tristeza que nunca había visto antes.

--Liam, necesito presentarlo a tu pediatra y a un médium...--

Sus palabras me dejaron atónito.

¿Un médium?

El desconcierto se apoderó de mí.

¿Qué tenía que ver un médium con mi diario?

Mi mente trataba de encontrar una explicación lógica, pero no podía.

--No te voy a prestar mi diario, mamá, por nada del mundo...-- dije, mi voz temblando de rabia y miedo.