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Sentado en mi cama, hojeaba mi diario, tratando de encontrar algo de paz en medio del caos que era mi mente.

Dibujaba a Harrison, mi pollito que siempre fue imaginario, con detalle. Su pequeño cuerpo esponjoso, sus patas diminutas y su mirada curiosa eran un ancla en medio de mis tormentas internas.

Harrison era el único amigo constante que había tenido, y aunque sabía que no era real, su presencia en mis dibujos me daba una sensación de compañía.

Cerré el diario y lo dejé a un lado, abriendo mi mochila para sacar la estatuilla de madera que Damon me había hecho.

Era una figura intrincada de un sapo, tallada con cuidado y dedicación. La coloqué en mi mesita de noche y suspiré.

Todo parecía tan confuso últimamente, entre sueños y pesadillas que se mezclaban con la realidad.

La línea entre lo real y lo imaginario se desdibujaba cada vez más.

Unos golpes suaves en la puerta de mi habitación interrumpieron mis pensamientos. Era Noel, con mis medicamentos en la mano.

--Liam, mamá dice que es hora de tus pastillas-- comentó, extendiéndome el vaso y las píldoras.

--Gracias, Noel...-- respondí, tomando las pastillas y tragándolas con un sorbo de agua.

Le devolví el vaso vacío y cerré la puerta tras él, volviendo a sumergirme en mis pensamientos.

Volví a abrir mi diario y miré la página donde había pegado el envoltorio del primer dulce que Damon me había dado.

Era un pequeño chocolate, y aunque el envoltorio estaba arrugado y descolorido, lo había guardado como un tesoro.

También estaba allí una curita con una mancha de sangre que había pegado tras una herida menor de él.

Cada pequeño detalle me recordaba la profunda conexión que sentía con Damon.

Quise recordar más, profundizar en los primeros indicios de mi obsesión con él.

Busqué entre las cajas que guardaba debajo de mi cama, y saqué mi primer diario, uno con la tapa desgastada y las páginas llenas de los primeros recuerdos.

Al abrirlo, la nostalgia me golpeó con fuerza.

Había tantas veces escrito el nombre de Damon en todas las páginas, junto a fotografías que le había tomado en diferentes momentos.

Amaba a Damon, más de lo que podía expresar con palabras, pero siempre había un velo de misterio sobre él.

Nunca entendí por qué me ocultaba tantas cosas, ni aquel sueño donde me dijo que debía amarlo de la manera más pura posible.

¿Qué otra manera había para amar?

Me perdía en esos pensamientos, buscando respuestas que parecían siempre fuera de mi alcance.

Necesitaba un escape, algo que me distrajera de la maraña de emociones y recuerdos que me consumían.

Bajé las escaleras y encontré a mi mamá en la cocina.

--Mamá, ¿Puedes poner una película romántica de los sesentas? Necesito despejarme un poco...--

Ella me miró con una mezcla de preocupación y ternura.

--Claro, cariño. Vamos a ver qué encontramos--

Se dirigió al salón y empezó a buscar entre los cassettes.

Finalmente, eligió una película clásica y la puso en el reproductor con ese característico sonido.

Me senté en el sofá, esperando que la película me transportara a un tiempo más simple, donde las historias de amor eran directas y sin complicaciones.

A medida que la película avanzaba, me dejé llevar por la trama, por los personajes que se enamoraban de una manera que parecía tan pura y sin reservas.

Pero mis pensamientos seguían regresando a Damon.

¿Por qué tenía que ser todo tan complicado con él?

¿Por qué no podía simplemente decirme lo que sentía y lo que quería?

La película terminaba, y aunque había disfrutado del escape temporal, la sensación de vacío persistía.

Decidí volver a mi habitación y continuar con mis diarios.

Había algo en revivir esos momentos que me hacía sentir más conectado a Damon, a pesar de la confusión.

Me senté en el suelo, rodeado de mis dos diarios, y comencé a leer, página tras página, tratando de entender más sobre mis sentimientos y mi conexión con él.

Mientras leía, las palabras de Damon en mis sueños resonaban en mi mente:

"Debes amarme de la manera más pura posible"

¿Qué significaba eso?

¿Qué esperaba él de mí?

No tenía respuestas, solo más preguntas.

El tiempo pasó y me encontré perdido en mis recuerdos, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza.

Sabía que el camino para entender mis emociones y mi relación con Damon sería largo y difícil, pero no estaba dispuesto a rendirme.

Las sombras seguían acechando, pero con cada página que leía, sentía que me acercaba un poco más a la verdad.

Cerré el último diario y me recosté en la cama, mirando el techo.

Harrison, la estatuilla de madera, los recuerdos, todo formaba parte de un mosaico complejo que era mi vida.

A pesar de todo, había una certeza...

No estaba solo en esta lucha.

Damon, de alguna manera, siempre estaría conmigo, guiándome, incluso si no siempre podía entender sus intenciones.

Y con ese pensamiento, dejé que el cansancio me venciera, esperando que los sueños de esa noche fueran más amables, más claros.

Sabía que aún había un largo camino por recorrer, pero por primera vez en mucho tiempo, sentí una chispa de esperanza en mi corazón.

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J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora