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Me desperté esa mañana con una sensación de incomodidad, una nube oscura que siempre parecía acompañarme desde que había conocido a Damon.

No podía sacudirme la sensación de que algo no estaba bien...

Pero Damon siempre sabía cómo hacerme sentir seguro, aunque de una manera extraña y sombría.

Esa tarde, fuí al parque, el lugar que solía visitar antes de que Damon me comenzara a llevar al campo, lejos de la gente.

Con mi mochila al hombro, caminé hacia el parque.

Recordaba con cariño los días en que solía atrapar sapitos, mis animales favoritos, y pasaba horas observándolos y jugando graciosamente con ellos.

Pero hacía mucho que no lo hacía, y la idea de encontrar sapitos de nuevo, me emocionaba.

El parque parecía diferente, más lleno de vida y actividad.

Sin embargo, cuando inicié a buscar entre los arbustos húmedos, y todos los lugares secretos que yo sabía donde se escondían, no encontré ni un solo sapo.

Busqué y busqué, pero nada.

Esto me parecía muy raro. La tristeza comenzó a apoderarme de mí, pensando que tal vez el cambio de temporada había ahuyentado a los sapos.

Caminé triste y me senté en un banco, desanimado, mirando al suelo. La decepción se transformó en una sensación de inutilidad, una pesadez en mi pecho que conocía demasiado bien.

Decidí irme a casa, sintiendo que el parque ya no me ofrecía consuelo.

Sin embargo, cuando me dí la vuelta, me asusté al ver cómo el lugar estaba repleto de gente.

¿En qué momento este parque comenzó a ser tan habitado?

Traté de caminar rápido entre la multitud, deseando desaparecer.

Mientras intentaba encontrar una salida del parque, accidentalmente choqué con un grupo de chicos de mi edad que estaban de espaldas.

Uno de ellos, molesto, me preguntó cuál era mi problema.

Yo me quedé temblando, los recuerdos de mi antigua escuela volvían a mi mente como una marea oscura.

De repente, uno de los chicos se asomó a mí y me reconoció.

--¿Gallagher? ¿Eres tú?--

Me quedo inmóvil, estaba abrumado.

Este chico que me reconoció, era Robbie, el mismo que me maltrataba con sus hirientes palabras en la escuela.

En un momento, Robbie me empujó diciéndole que reaccionara.

Los malos recuerdos se revolvían en mi mente, una tormenta de dolor y miedo.

En un ataque de pánico, comencé a correr asustado. Giré mi cabeza para ver el parque, y me tranquilizo al ver que los chicos no me estaban siguiendo.

Corrí hasta llegar a mi casa.

Al entrar, ví a mi familia limpiando la casa, una imagen que normalmente me calmaría, pero no hoy.

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación, buscando refugio en la oscuridad.

Quería dormir, así que me tiré a la cama y traté de relajarme, pero no podía. La ansiedad y el temor eran demasiado fuertes.

J͙u͙s͙t͙ F͙o͙r͙ M͙e͙❧ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora