Capítulo 28

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— Ella no habla el idioma, bebé. Y no saludan de mano, acabas de insultarla — Pasó por el lado de Kyle y me guio hasta el asiento del copiloto, luego rodeo de nuevo el carro y se puso frente a él—.  Tú también estás muy bueno, me apeteces. Llámame y salimos por allí— se hincó para estamparle un beso en la boca y él la retuvo un segundo cuando ella iba a apartarse.

— ¿Esta noche?

— Llámame y quedamos —ella le guiñó y después entró al carro, metiendo la llave rápidamente en el encendido—. Nos vemos después, Kyle —arrancó el motor y salimos del parqueadero.

— ¿Qué fue eso? —pregunté casi atónita.

— ¿El beso? ¿El coqueteo? Distracción querida, tenía que alejar su atención de tí. Algo se trae.

—Gracias por tu "Sacrificio" entonces.

Nos miramos a la cara y no aguantamos la risa.

Helena me contó cosas sobre ella y Kyle camino al apartamento, nunca habían sido novios pero en más de una ocasión habían salido y tenido sexo. No lograba comprender como se les hacía tan fácil hacerlo y decirlo,  como si no fuese algo tan íntimo.

— ¡Noooo!.

— ¡Siiiiii! Créeme él es muuuuy bueno y está bien dotado—me miró unos segundos adivinando que me incomodaba que fuera tan explícita y volteó al frente nuevamente— Hablando de sexo ¿tú y Johnny... ?

— John y yo nada —respondí rápidamente recordando el momento en que me acaloré mientras él y yo nos besabamos y noté que me deseaba.

— ¿Nada de nada? —insistió.

— Nada de nada.

Resopló.

— Dime que no eres de esas chicas que quieren llegar vírgenes al matrimonio. He de pegarme un tiro si mi mejor amiga es mi cara opuesta de la moneda.

— No he pensado en el matrimonio pero... no es mala idea. Y no sabía que tenías un arma, ni que sabías disparar.

Lena puso los ojos en blanco ante mi sarcasmo.

— ¡Oh venga, Lys, por favor! Johnny ya debe tener una larga trayectoria en el tema del sexo a estas alturas ¿Cuánto crees que podrá soportar el pobre? ¡Le causarás un dolor de huevos!

—¡Lena! —le di un golpecito en el hombro, sintiéndome abochornada— ¡No digas esas cosas!

No pensaba en las experiencias que John había tenido porque sería echarle sal a mis ojos.

— No te hagas la santurrona.  Que te aguantes las ganas no quiere decir que se te quitarán para siempre.

— Simplemente no estoy lista ¿ok?.

— ¡Dah! Qué se supone que significa "Estar lista" —rodé mis ojos.

— Ya deja el tema.

Llegamos al parqueadero del edificio. Cuando buscamos el lugar de Lena para parquear vi a John aparcado al lado. Estaba apoyado de espaldas a su camioneta, vestía unos Jeans y camiseta negros, con unas deportivas Nike rojas ; su cabello estaba modelado hacia arriba.

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