Matemáticas.
La sarta de ejercicios que debía realizar estaba en un nivel avanzado al mío.
Le di vueltas y vueltas al asunto.
Mi hermana es calculadora y muy sagaz, la posible explicación a que sus notas en matemáticas son mejores que las mías.
<< Aún así no pudo engañar a Tyler >>
Sacudo la cabeza para zanjar ese otro asunto, debo dejarlo en el olvido por ahora.
Aunque, siempre había dado por sentado que Tyler podía reconocer a Ashley ¿será porque Ashley no tiene el don?
Muerdo la goma del lápiz sintiendo curiosidad por todos los misterios que enmarañan el reconocimiento de los guardianes por el don de Midas. Sé de algunas cosas, pero...
Bajo nuevamente la mirada a mi libro. Ashley ya se había negado a ayudarme, aunque le ofrecí mil cosas a cambio. Quizá necesitaba otro tipo de negociación.
Salgo del estudio de papá y la busco por toda la casa. Voy hasta el dormitorio y la sorprendo barnizando sus uñas de las manos.
— Ash
— Te he dicho que no.
— Debo entregarlo mañana.
Se levanta y sale al pasillo, la persigo casi que pisándole los talones.
— Me interesa una mierda lo que hiciste para que te castigaran.
Agradezco internamente su desinterés en el causante.
— Usaré el toque en cualquier objeto que me pidas.
Está rotundamente prohibido usar mi poder en cosas triviales pero con gusto lo haré. Quizá y puedo convencer a los Mayores que solo fue un simple accidente.
Ashley se gira con brusquedad y me estrello con ella.
Se ha puesto un poco pálida:— ¡¿Crees que soy tonta como tú?! si los Mayores se enteran soy a quién le impondrán el castigo —Habla casi en un susurro. Acomoda el escote de su blusa roja para que el bulto de sus pechos quede más expuesto— Jamie viene por mí, así que... —se encoge de hombros y luego chasquea su lengua.
Resuena un claxon a la entrada y Ashley desaparece escaleras abajo.
Quedo con un amargo sabor en la boca cuando paso saliva. Ante la mención de poder, mis manos comienzan a hormiguear.
Resoplo frustrada. Me resigno a hacer el trabajo como mejor pueda y que pase lo que tenga que pasar. Presentar algo, al menos demostraría mi compromiso con la escuela.
—Si papá estuviera aquí... —me lamento por su ausencia.
¿Cuántos días tardaría esta vez en regresar? Porque regresaría como las veces anteriores. Jamás era una posibilidad de que el peligro al que se exponía lo atrapara.
Regreso al estudio y cierro la puerta para tener menos distracciones. Abro nuevamente el libro y me lleno más de frustración, garabateo cualquier cosa y en pocos minutos las lágrimas empiezan a picar en mis lagrimales, tal vez por pensar en papá o quizá porque todo lo que me ha venido pasando comienza a golpearme.
— ¡Mira quién llegó! —me sorprende mi madre asomando la cabeza al abrir la puerta, y se hace camino dentro del estudio. Tyler entra y de inmediato busca mi mirada.
— Adelante Tyler estás en tu casa— aprieta los labios ocultando una sonrisa y se apresura a salir cerrando la puerta tras de sí.
El corazón me golpea con fuerza en el pecho mientras sigo con la mirada los movimientos de Tyler.
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TOUCH
DragosteTouch es el primer libro de una serie de mi autoría llamada Los hijos del Rey Midas, escrito desde el punto de vista de distintos personajes. Cuenta la historia de una chica favorecida con un fantástico don, guardianes y cazadores a su paso, intriga...