Capítulo 37

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Estaba muerta de miedo por cada palabra que Kyle pronunciaba. Su mirada era calculadora, fría y amenazante.

— Pierdes tu tiempo. Dile a nuestro padre que voy a matar a quien se atreva a ponerle una mano encima. A QUIEN SEA. Ahora, dame las llaves de tu coche y no nos sigas  —Sin quitar la mirada de su hermano me habló—. Lys recoge tus cosas, nos vamos.

Llegamos a recepción y John habló con el encargado, lo vi entregarle 100 dólares y me hizo seña para que pasara del otro lado del mostrador, nos condujo por un pasillo y caminamos unos 20 metros abriéndonos una puerta por la que fuimos a dar a la calle. Comenzamos a caminar rápidamente ocultándonos en las sombras.

— ¿Por qué le pediste las llaves a Kyle si no íbamos a usar su auto.

— Lys, el coche de Kyle tiene GPS nos encontraría en solo unos minutos. Le quité la llave para retrasarlo.

Seguimos caminando sigilosamente cruzando varias veces, las calles estaban solitarias y oscuras, solo uno que otro letrero en neón anunciando algunos bares de mala muerte.

Dimos vuelta en una calle y nos encontrarnos con un tipo que salía de su carro, no tenía buena pinta, su cabeza estaba rapada a los lados y solo tenía una línea de cabello en el centro teñido de verde, al vernos sonrió y le hizo seña a otro tipo que estaba dentro del carro. Éste salió del lado opuesto al conductor, tenía el cabello largo hasta los hombros y lo llevaba todo suelto.

— ¿¡Qué tenemos aquí!? —se limpió la nariz con la palma de la mano mientras sorbía— , ¡mira este bombón!.

John se detuvo y apretó mi mano, estábamos a unos pocos pasos del tipo. El que había salido del lado del copiloto segundos antes silbó

—¡¡Fuiiiiit Fiuuuuuuu!!, está como me gustan. Amigo podemos compartirla —No era una pregunta. La sangre se me heló. Caminaron hacia nosotros con sus macabras sonrisas dibujadas en su cara.

— Mantente un paso detrás de mí — John me habló por lo bajo.

El tipo de la cabeza rapada sacó una navaja y mis piernas temblaron en respuesta. Hizo un movimiento amenazante hacia John, y él rápidamente le golpeó la muñeca con fuerza haciendo que la navaja saliera volando de su mano, cuando asestó otro golpe rápido en la nariz el tipo, el mismo ya no sabía hacía dónde mirar, se llevó las manos a la cara y John terminó en un giro para patearlo en el pecho haciéndolo volar contra el pavimento.

¡John parecía haber salido de una película de Jet Li!

Cabello largo no hizo más que mirar a su compinche en el suelo, sangrando casi noqueado, levantó las manos en señal de rendición y pasamos por su lado con cautela, John me llevó a la puerta de copiloto del carro de los tipos y me hizo entrar.

— Tomaremos prestado tu coche —le dijo subiéndose al lado del conductor.

—¡C-como digas amigo!

No podía creerlo ¡habíamos robado un carro! Estaba anonadada y lo único que hacía era mirar a John que condujo como piloto de nascar. Era como estar en una película de acción.

No sé por cuánto tiempo condujo hasta que llegamos a una zona de parqueaderos, dejamos el carro "robado" abandonado en la calle y fuimos hasta una bodega donde tenía cubierta con lona una SUV negra con vidrios tintados.

¿No podría haber sido un taxi el que tuviera guardado? Podíamos pasar más desapercibidos.

Fui hasta la puerta del copiloto para subirme y John me agarró por mi brazo derecho haciéndome girar, quedando pegada a su pecho. Mi mirada conectó con la suya y sin mediar palabras me besó. Su mano derecha sostuvo mi nuca manteniendo mi boca pegada a la suya, era un beso ardiente, cargado de desesperación.

John temía por mí destino ... su silencio después del encuentro con su hermano me lo decía y su beso me lo confirmaba.

Separó su boca lentamente después de unos minutos, aflojando su agarre de mí y dejó su frente pegada a la mía.

— Lys, voy a llevarte a un sitio cerca a las montañas. Estuve allí haciendo senderismo un par de veces y tengo la extraña sensación de que Frigia está cerca. Si algo llega a pasar quiero que te internes en el bosque y te escondas, llamas a tu padre y pides ayuda.

Una lágrima rodó por mi mejilla, no me di cuenta que mis ojos se habían llenado de lágrimas sin que yo se los ordenara. Las palabras de John parecían una despedida anticipada y yo no quería eso, no quería estar lejos de él.

— No voy a dejarte, pase lo que pase, haremos esto juntos. ¡Lo juraste John, juraste protegerme! —dije entre lágrimas, mis palabras eran un amargo reclamo, ya no podía contenerme.

— Lo estoy haciendo, amor entiéndeme. Junto a mí en este momento corres peligro.

— ¡No! John por favor —tomé su rostro entre mis manos mientras luchaba por sacar mi voz— no me pidas que nos separemos porque no lo voy a hacer, te amo, te amo, te amo, ¿cuantas veces te lo repito para que lo entiendas?.

— Hey, tranquila ¿sí? Yo también te amo —me beso suavemente y su calidez me calmó un poco, él sabía que sus besos tenían un efecto poderoso en mi—. Tenemos que irnos.

Subimos y nos pusimos en marcha. Me pegué al asiento de John y descansé mi cabeza en su hombro aspirando su fragancia embriagadora.

Ahora tenía miedo no de los Ór-hunters, tenía el peor miedo de todos... el miedo de perder a John.

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