Helena asoma del clóset con un vestido en cada mano, poniéndolos frente a ella.
— ¿El rojo o el azul? —pregunta.
Hace dos meses que ella y John tratan de hacer que lleve una "vida normal" pero me niego a salir del apartamento por miedo a quienes me buscan para hacerme daño.
— Hmmm el rojo me parece lindo —y en ella se verá estupendo— Creo que te hace ver más...
— ¿Sexy? —dice antes que termine la frase.
Sonrío.
— Si, señorita sexy.
— Eso es lo que importa. Buena elección chica, además, el color rojo despierta la pasión y -suelta una risa y hace una pose con el vestido rojo en sus manos-, mi cita con el chico que conocí en la gasolinera está para pasar a segunda base.
La miro con horror. Esta chica y sus amoríos express me escandalizan.
— ¿En la gasolinera? ¿Eso fue ayer? ¡Lena! ¿¡Cómo puedes pensar siquiera en hacer... eso!?
Helena esta loca, es un chico cualquiera, puede tener oscuras intenciones con ella, ser un asesino.
— Yo no pienso mi querida amiga, ¡yo siento, vivo, yo actúo! —dice en forma dramática y me hace un guiño. Pongo mis ojos en blanco—. Deberías animarte a salir ¡Mírate! Esos ojos dorados que ni en mis sueños lo había visto, tu cabello rubio y todas esas cuuuurvas, ¡woala! Con un chasquido tendrías a cualquier chico. Puedo enseñarte un par de secretitos para que los hagas babear. Salimos de rumba con un par de amigos ... ¡Ya te lo he dicho! ¿Quién va a buscarte en una party?
¿Babear? ¿En serio?
— Estás loca.
— ¡Bah! Muy seguramente me dices eso porque ya tienes atrapado a Johnny. Me imagino que no han perdido el tiempo.
— ¿Qué? ¡Noo!—chillo— entre John y yo no pasa nada, somos amigos.
— ¡¡¡y se gustan!!! No lo niegues. ¡Maldito cierre! —Lena lucha con la cremallera que lleva su vestido en la espalda— ¿me ayudas a subirlo?
— Lena, John y yo SOMOS AMIGOS —recalco en lo que ya he dicho antes, mientras le subo la cremallera.
— Chica ...¡les he visto cómo se comen con la mirada! Y pasan agarrados de manos todo el tiempo ¿qué significa entonces, eh? ¡Parecen novios! —hace una mueca de desagrado— ¡Wakala! Ésa palabra me da náuseas y escalofríos.
Nos carcajeamos al tiempo y suena el timbre del citófono.
— ¡Ese idiota es jodidamente puntual! —se queja confirmando la hora en su celular— puedes hacerme el favor de decirle al conserje que ya voy bajando ¿sí?
— Está bien, apresúrate —doy el recado y me quedo en la sala de estar hasta que Helena sale trastabillando mientras se coloca los tacones de 15 cm—. Tienes que probarte el vestido azul. ¡Ah! Y no me esperes para dormir —sale cerrando la puerta tras suyo.
— Vestido azul —digo en voz baja para mí misma.
Niego con la cabeza y voy a la cocina por un tarro de helado del refrigerador. Meto una cucharada grande en mi boca y me dejo caer en el sofá con él control de la televisión en mi mano. Hago zapping buscando una película que llame mi atención pero no me decido por ninguna, entre ver tv, comer un litro de helado y la vocecita de Helena pidiendo que me mida el vestido azul que se encuentra tendido en el colchón de su cama, no logro tener paz.
<<Azúl>> Sacudo la cabeza ante la repentina imagen que me acecha. Creo que es mi color favorito o mi color acosador.
— ¡¡Okey Lena!! ¡Tú ganas! —levanto mi voz como si ella pudiese escucharme.
Llevo el resto de mi helado de vuelta al refri, para más tarde terminarlo y voy al dormitorio de Helena.
A veces pienso seriamente en que esa terrible mujercita es bruja, hechicera o algo por el estilo, porque cuando me lanza una sugerencia parece más bien un hechizo, no logro conseguir paz hasta que obedezca.
Cuando volteo para verme al espejo me quedo estupefacta, mi piel realmente luce hermosa con ese tono de azul y el dorado profundo de mis ojos se vuelve más brillante. Doy la vuelta y me sonrojo al notar que este vestido me hace lucir bien, enmarca cada curva y se levanta en las zonas abultadas. No me había probado un vestido así.
Doy un respingo al escuchar que alguien golpea en la puerta y salgo corriendo a abrir sin calzarme siquiera unas sandalias.
Aunque se que el conserje solo deja subir a John sin anunciarse, me asomó por la mirilla y constato que así sea.
— ¡Hola John! —saludo al abrir y encontrarlo esperando al pie de la puerta.
Él no se mueve, escanea todo mi cuerpo desde la punta de los pies descalzos hasta detenerse en mi rostro, con la boca entreabierta.
No deja de mirarme, y el sonrojo no tarda en aparecer en mi cara. Me siento incómodamente observada por él, no es algo cotidiano.
Me aclaro la garganta, cortando el silencio.
— Ho-hola —tartamudea y sacude su cabeza para aclararse— ¿Vas a algún lado?
Recuerdo el vestido y bajo mi mirada para descifrar lo que él ve, lo mismo que yo he visto en el espejo.
Siento un poco de vergüenza. John siempre me encuentra vestida de sudadera o pijamas de pantalón.
— ¡Oh no! no voy a salir. Por favor entra, sólo estaba ...olvídalo, espera un par de minutos y me cambio a una sudadera— entramos y me dirijo a mi dormitorio.
— ¡Lys! —me giro atendiendo su llamado—, venía ...vengo a invitarte a cenar fuera y creo que ese vestido es perfecto.
Mi cerebro se funde y quedo como estatua.
¿Cenar? ¿Salir del apartamento?
Entonces lo miro a detalle:
John viste formal. Lleva una camisa negra de manga larga semiajustada un poco recogida en sus antebrazos, pantalón de lino gris y zapatos negros. El conjunto le hace lucir como los galanes hollywoodenses que Helena me hace ver en las revistas de farándula.
— Podemos ir sólo si tú estás bien con ello —añade al notar mi silencio. Su sonrisa ladeada hace que mi pulso se acelere—. No dejaré que nada malo te pase si aceptas venir.
— y si me encuentro a...
— Te juro que no va a pasarte nada malo. El sitio es seguro. La comida es exquisita. Y ya es hora que enfrentes el miedo y dejes el encierro, no te traje a una prisión.
Las piernas me tiemblan y el corazón me late rápido. Me adapté al encierro y a la seguridad que representa pero a la vez sé que no es sano.
— Dame un momento —me dirijo rápidamente a mi dormitorio, me calzo un par de tacones altos que Lena me regaló y que afortunadamente salen a juego con el vestido, me peino el cabello y me maquillo solo un poco, como he aprendido con Helena, cojo una cartera de mano y salgo disparada a la sala.
— ¿Lista? —pregunta y yo asiento—. Ya verás, estaremos de vuelta sin inconvenientes.
Eso espero, pues no tendría tiempo para arrepentirme...
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TOUCH
Любовные романыTouch es el primer libro de una serie de mi autoría llamada Los hijos del Rey Midas, escrito desde el punto de vista de distintos personajes. Cuenta la historia de una chica favorecida con un fantástico don, guardianes y cazadores a su paso, intriga...